jueves, 23 de septiembre de 2010

Así, con esta política económica y social, vamos hacia atrás / Carlos Berzosa *

He tenido ocasión de plantear en otros artículos, y no me quiero repetir por lo que no insistiré en ello, los costes que las políticas de ajuste generan sin que quede probado que con ellas se consiga la recuperación. No son estas políticas, como algún que otro analista señala, una medicina amarga que hay que tomar para más adelante conseguir que la economía encuentre un sendero de crecimiento duradero y estable. Lo más probable es que la economía española se atasque y pierda oportunidades y posibilidades, algo que ya está pasando, de cara al futuro más inmediato.

La reforma laboral es otro desacierto más del gobierno en una cadena de despropósitos, que a lo único que puede conducir es a un declive de la economía y del partido en el gobierno, que puede terminar en un desastre electoral, con lo que perderemos todos los que aspiramos a una sociedad más progresista ya que lo que puede venir es sin lugar a dudas mucho peor. Los partidos de izquierda que hacen políticas tan descaradamente de derechas pierden parte de sus bases electorales, que les dan la espalda y con ello se abre paso al gobierno de los conservadores. Confiar en que al final la gente votará por el mal menor no siempre funciona, como ha quedado demostrado en elecciones en otros países y también en el nuestro.

Lo más grave de la reforma laboral aprobada en el Parlamento es lo que dicen sus propios partidarios, que desde luego la aplauden como necesaria, pero que al mismo tiempo, curándose en salud, reconocen que no asegura que se cree empleo. Entonces, ¿para qué se ha hecho si no se es capaz con esta reforma de combatir con un mínimo de eficacia el elevado desempleo, y encima supone un recorte de los derechos de los trabajadores? Esta es desde luego una de las muchas preguntas sin respuesta, seguramente porque no la tiene.
Todas las medidas que se han tomado sabemos que se han llevado a cabo, no tanto por convencimiento, sino por la presión de los mercados financieros y de los grandes intereses económicos, que desean el abaratamiento del despido y de los costes laborales. 

El presidente del gobierno, que ha resistido a esa presión durante dos años, al final se ha doblegado ante los grandes poderes. Hay que ser consciente desde luego de que no resulta sencillo enfrentarse a poderes tan fuertes, y menos en solitario, pero lo que no se puede hacer es de la necesidad virtud. Como tampoco se puede realizar un giro como el que se está haciendo sin ningún tipo de explicación, y además, querer que comulguemos los ciudadanos con ruedas de molino queriéndonos hacer ver que lo que se está haciendo es lo mejor para el país.

Ahora se va a afrontar la reforma de las pensiones para dar satisfacción a los mercados de bonos. La reforma de las pensiones que se preconiza no tiene nada que ver con la crisis actual, pero hay que llevarla a cabo con el fin de potenciar el sistema de pensiones privado ante la incertidumbre que se está creando acerca del futuro del sistema público. 

Además, aparte de lo que supone la reforma anunciada de recorte de derechos actuales, hay un hecho que me gustaría poner de relieve y del que apenas se hace mención, como es que de ponerse en marcha las medidas que se están anunciando un colectivo muy perjudicado será el de las mujeres, que tienen por lo general menos años de cotización y con cotizaciones más bajas. No resulta congruente con un gobierno que ha apostado por la igualdad de género, apuesta que puede quedar en meras palabras porque luego con hechos y prácticas economicistas se acaba generando una mayor desigualdad.

Así y todo, con ser grave la política de ajuste tal como se está articulando la reforma laboral y la anunciada de las pensiones, no dejan de ser también muy preocupantes los anunciados recortes en Investigación, Desarrollo e innovación. Esto supone dejar de apostar por el futuro en un país que encima sufre retraso con relación a otros países desarrollados, y que pronto será alcanzado por los nuevos países emergentes. 

Otro tanto sucede con las universidades, que están sufriendo dificultades económicas la mayor parte de ellas. La situación resulta muy preocupante y no se están tomando medidas para paliar las estrecheces económicas que sufren en un momento, además, de implantación del Espacio Europeo de Educación Superior. No se está apostando ni por la educación ni por la investigación, lo que no deja de ser desalentador.

Mientras se dan soluciones a los ayuntamientos permitiendo su endeudamiento, a las universidades se las deja desamparadas y el gobierno central pasa la pelota al plantear que las competencias de financiación de las universidades están en manos de las Comunidades Autónomas. Siendo esto cierto, el resultado que se deriva es el tratamiento dispar que reciben unas y otras. 

En aquellas comunidades en las que no hay interés por las universidades públicas, a pesar del prestigio con que cuentan algunas de ellas, no sólo se perjudica su presente sino que se están deshaciendo unos logros que han costado muchos años de trabajo en investigación y docencia, y que se han conseguido con menos recursos y menos incentivos que sus homólogas europeas.

Hay que apreciar el trabajo de científicos y enseñantes, y desde luego la sociedad lo hace. Según el estudio European Mindset de la Fundación BBVA, los ciudadanos europeos tienen una gran confianza en los maestros y científicos, que ocupan el segundo y tercer lugar tras los médicos. Las universidades son las instituciones que alcanzan en Europa un mayor nivel de confianza. 

Esto contrasta con el bajo nivel de confianza que otorgan a las instituciones públicas y a los políticos. En España, los maestros ocupan el primer lugar, seguidos por los médicos, y los científicos. En relación con las instituciones, las universidades en nuestro país aparecen en primer lugar y muy destacadas sobre el resto.

Los políticos, a los que tanto les gustan las encuestas, deberían tener en cuenta este trabajo para saber adónde hay que dirigir los principales recursos públicos. De esta manera a lo mejor mejoran su imagen, y de paso nos beneficiamos todos de un mayor conocimiento, una mejor salud y un desarrollo más equitativo y sostenible.

(*) Carlos Berzosa Alonso-Martínez es catedrático de Economía Aplicada e imparte la enseñanza fundamentalmente en las disciplinas de Estructura Económica Mundial y Desarrollo Económico. Rector de la Universidad Complutense de Madrid.

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