lunes, 25 de octubre de 2010

Sobrecualificación. PGE 11. ‘Fusiones’. Macedonia de frutas – y 2 / Santiago Niño Becerra *

Una ojeada al cuadro macroeconómico resumen que ha servido de base para elaborar los presupuestos del 2011 muestra, entiendo, cosas sorprendentes. De entrada el Gobierno considera que de crecer la economía española en el 2010 el -0,3% va a pasar a crecer el +1,3% el próximo año, saben lo que pienso al respecto: que eso no va ser así, pero dejando eso ahora a un lado lo que más sorprende es que en sus previsiones mantenga para el próximo año la tasa de desempleo casi como en el presente pero prevea un aumento del consumo privado del +1,8%, a la vez que la inversión crece el -1,5%. ¿El truco?: el crecimiento de las exportaciones: el 6,4%. Sinceramente, no lo veo. 

Rebobinemos. La reforma laboral se iba a hacer para reducir la temporalidad, va a servir para que los costes laborales se reduzcan, los presupuestos van a ser de austeridad, el mismo Gobierno prevé que el próximo año la tasa de desempleo permanezca prácticamente igual y, además, todo el crecimiento lo apuesta por el lado del consumo privado (el público aumentará el -1,6%), y los salarios medios, o congelados o a la baja. ¿Cómo demonios se va a crear empleo?. 

El principal partido de la oposición dice que estos Presupuestos suponen sacrificios para el ciudadano medio y, a la vez, dice que no son lo austeros que sería necesario. Lo mismo: ¿qué haría el principal partido de la oposición para reducir la temporalidad y para crear ocupación?.
El problema es que ya se ha llegado tarde: aquí y en todas partes: crecimiento y empleo han dejado de estar relacionados: ya no hace falta un número determinado de personas para generar una cantidad determinada de PIB: mis alumnos, los de segundo curso, lo entienden de maravilla: la competitividad se obtiene con mayor productividad, y eso supone menos factor trabajo. ¿Cómo va mejorar el empleo en España si el crecimiento (que ya no se obtiene) se ha logrado a base subsectores intensivos en mano de obra?. Un ejercicio: dense una vuelta por regiones con balanza fiscal positiva, ¿qué verán?, mucho empleo no-privado, metan ahí, también, lo municipal y lo regional; si el consumo público desciende, ¿qué sucederá?. Un crecimiento del 1,3% en el 2011: pienso que es un mero sueño. 

Un sueño: el crecimiento del PIB en el 2011 pienso que será negativo: cerca del -9,0%; la actividad económica caerá; los ingresos públicos no serán los previstos porque no se alcanzará la recaudación fiscal supuesta. Habrá que recortar muchos más gastos que los anunciados: en eso están: primero fue el ‘España va bien’, luego el agotamiento de lo que hacía posible que ‘España fuese bien’, después los intentos de volver al ‘España va bien’, más después la imposibilidad de seguir gastando lo que no se tenía para volver a donde era imposible volver, luego los hachazos para adaptarse a lo nuevo (el efecto: que álguienes hiciesen negocio): eliminación de deducciones fiscales, la reforma laboral: recorte de costes a las empresas, la reforma de las pensiones: reducción de pagos a personas jubiladas, la reforma de los salarios: lo próximo: disminución de remuneraciones salariales a fin de ganar competitividad (dirán). Un sueño, aumentar la ocupación: otro sueño: más formación, reparto del tiempo de trabajo. Lo único cierto: empobrecimiento. 

Fuera están en otras ondas: la tendencia hacia el oligopolio. El País Negocios publicó el 26.09.2010, en sus Págs. 4 y 5, un trabajo interesante: iba de eso. Mucha gente, cuando piensa en empresas, piensa en minúsculas actividades entrampadas hasta las pestañas, sin un duro en la caja y a quienes nadie presta ni un céntimo; esas empresas son norma, claro, pero también existen otras: aquellas corporacioens que han generado cashflow de forma masiva y lo han guardado, y ahora lo van a utilizar. Lo van a utilizar para ganar volumen, para reestructurar, para limpiar, para prepararse para lo que ya ha llegado. 

Macedonia de frutas: The Newest Labour Party?. “La era del Nuevo Laborismo ya ha pasado”: Ed Miliband, el pasado día 26 (El País 27.09.2010, Pág. 6). Pienso que es justo lo contrario: la misión de Tony Blair y su entorno fue cargarse el modelo Arthur Scargill, y lo consiguió. Aquello fue para ganar las elecciones, ya, pero las cosas no suceden porque sí, Ms. Thatcher se cargó a los sindicatos en el 84 y Mr. Blair el modelo sindical en el 95, y preparó a ‘la izquierda’ para la desizquierdización de la sociedad. Y le salió bien porque el Gobierno británico se apoyó en un aumento del PIB continuado durante una década. 

Ahora la economía británica crece muy poco, y menos va a crecer, pero la sociedad está preparada para los recortes que hagan falta: los diseñó e implementó un Gobierno ‘de izquierdas’ en unos momentos en los que podía haber contestación, y no la hubo, y Mr. Scargill ya no está agitando a nadie en ninguna parte. Las Trade-Unions pueden decir que Miliband es ‘su hombre’ y que ahora el Labour Party va a evolucionar hacia la izquierda, pero la realidad es la que es: no hay pasta pero aún hay algo de pasta, y para que ‘la izquierda’ evolucione hacia la izquierda, la ciudadanía tiene que sentir, o que hay pasta de sobra o que no hay nada en absoluto, y aún no hemos llegado a lo último (y hasta ahí, pienso, no llegaremos). 

Más macedonia de frutas: la normativa para controlar déficits excesivos, montones de deuda, que se cumplan recomendaciones y órdenes. Tras la precrisis y el crash, a cámara bastante rápida aunque a la chita callando se están instaurando en la UE (también en USA) una serie de instrumentos de ‘gobernanza’ que van a cambiar radicalmente el decorado de gestión macroeconómica mundial. 

Volveremos sobre ello, pero, de momento, quédense con una cosa: van a ser expertos quienes diseñen las líneas maestras de la administración de los recursos, expertos quienes fijen las directrices fundamentales de gastos, expertos quienes den los vistos buenos a lo que elaboren los Gobiernos, expertos quienes censuren las cuentas, expertos quienes avisen de que no se está haciendo lo que debe hacerse, expertos quienes den un garrotazo más o menos fuerte cuando no se siga o se incumplan las normas. Expertos, no políticos, ¿les suena?. ‘¿Seguiremos en democracia?’, pregunta el del fondo; claro, evidentemente, ¿por qué teníamos que cambiar de sistema político si el actual funciona?. 

(*) Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

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