lunes, 31 de enero de 2011

Egipto, Túnez y ‘los mercados’ / Marco Schwartz *

En un informe sobre Túnez de septiembre de 2010, el Fondo Monetario Internacional destabaca el “nuevo ímpetu para las reformas estructurales” que exhibía el Gobierno. Tres meses después, un joven desempleado con estudios universitarios se inmoló porque la policía le había quitado su venta ambulante de verduras y estalló una revuelta popular de dimensiones desconocidas en el mundo árabe. 

En la web del FMI, al pie del informe elogioso sobre los avances macroeconómicos de Túnez, un tal Rob Prince escribió hace unos días el siguiente comentario: “Muy bien, pero cómo explican ustedes la actual revuelta en el país? Algo falta en su análisis”.

No. No faltaba nada. El análisis era técnicamente impecable. El régimen, además de aplastar las libertades civiles con la aquiesencia de Occidente y saquear las arcas del Estado, estaba apretando sin contemplaciones el cinturón a los ciudadanos para garantizar los pagos a los acredores internacionales. 

Y la sociedad terminó por estallar. El 14 de enero, el dictador Ben Alí huyó del país. Cinco días después, mientras la muchedumbre seguía exigiendo en las calles una vida libre y digna, la agencia Moody’s empeoró la calificación de la deuda tunecina, de Baa2 a Baa3, y su diagnóstico pasó de “estable” a “negativo”. ¿El motivo? La “incertidumbre”. 

El viernes pasado, otra agencia, Fitch, también bajó de “estable” a “negativo” el estatus de Egipto mientras cientos de miles de ciudadanos reclamaban en las calles libertad y dignidad.

Un día antes, el 27 de enero, la tercera gran agencia, Standard & Poor’s dictaminó que las “inquietud política” podría extenderse a Argelia, Jordania y Marruecos. La agencia no cree que vaya a producirse una “ola de inestabilidad regional”, pero advierte de que los ratings de deuda de esos países están sufriendo una presión a la baja por algo al parecer más grave: porque los gobiernos “están tratando de moderar o prevenir el descontento popular con medidas para tratar de estabilizar o bajar los precios de los alimentos y los combustibles”. 

O sea, se están desviando de las recetas del FMI para intentar apaciguar a los ciudadanos.

Los análisis de las agencias de calificación y las revueltas en Túnez y Egipto simbolizan la brecha extraordinaria que puede llegar a existir entre las expectativas de los mercados y las de los seres humanos.

(*) Periodista, ha sido corresponsal en Nueva York de El Heraldo y obtuvo en 1983 el premio de periodismo Simón Bolívar.

domingo, 30 de enero de 2011

Toda la información económica mundial, cada día en 'Economía Avanzada'

No creas en lo que ven tus ojos... / Juan Goytisolo *

"La plebe no debe recibir educación. Pues si sabe tanto como yo, me desobedecerá en la misma medida en la que ahora me obedece". Catalina la Grande, zarina de Rusia.

A fines de los setenta del pasado siglo mantenía una relación amistosa en París con un inmigrante magrebí a quien guié por el laberinto administrativo de la reunificación familiar con su segunda esposa y los hijos que tuvo de ella, objetivo alcanzado, si mal no recuerdo, en 1980. Sus tres vástagos de nacionalidad francesa son ahora: cuadro de una empresa multinacional (la hija mayor); otra licenciada en biología; y un joven estudiante de ingeniería industrial. Los dos hijos de la mujer de la que se divorció antes de emigrar siguen en Argelia pese a los esfuerzos de mi amigo por traerlos también a Francia. Ambos abandonaron sus estudios en la escuela pública. trataron de dar el salto a Europa pero fueron devueltos a su país y allí permanecen sin trabajo ni expectativas de cambio, como centenares de miles de hitistas (aguantaparedes) abandonados a su suerte.

Este caso resume de modo gráfico el resultado de las derivas sucesivas de un proyecto político que fue en sus orígenes laico y democrático hacia una dictadura militar y un régimen de partido único responsables del hundimiento de Argelia en la autocracia y el subdesarrollo. La eliminación cuidadosamente planeada de cuantos líderes sustentaban dicho plan en sus inicios abrió en efecto las puertas a una ideología retrógrada que desembocaría más tarde en el oscurantismo islamista y la guerra civil de los años 90.

Está a la vista de todos el despifarro ocasionado por la fallida política de industrialización a la soviética, la ruina de la rica agricultura legada por los franceses, la compra disparatada de armamento que acentúa la dependencia de Argel con respecto a las potencias que lo suministran y favorece la corrupción de la nomenklatura militar a expensas de una economía sostenible y de un programa coherente de inserción de la juventud en el proyecto de reconstrucción nacional. Pero lo más grave es sin duda el desmantelamiento del sistema educativo heredado del poder colonial -sistema laico que convenía preservar, una vez purgado de sus resabios eurocentristas? y en la manipulación ocultativa de la compleja identidad argelina (árabo-bereber-francesa) en nombre de un araboislamismo excluyente que desterró o acalló las voces críticas de los intelectuales laicos (Mohamed Harbi, Kateb Yacine, etcétera).

En su busca de una legitimidad que su golpismo le vedaba, Bumedián protagonizó, bajo un discurso progresista de fachada, una política de arabización forzada que, sin mejorar el nivel de conocimiento de la lengua clásica, arruinó la enseñanza del francés y, por obra de los profesores reclutados en Egipto y otros países de Oriente Próximo, sembró las semillas del radicalismo ideológico del Frente Islámico de Salvación y del Grupo Islámico Armado. La legitimidad que buscaba se inscribía en verdad en la vieja tradición del recurso a la religión por los gobiernos autocráticos, esto es, la cultura de la sumisión a la autoridad, la rehabilitación de creencias y costumbres patriarcales anacrónicas, el retorno a un dogmatismo que inmoviliza las energías creadoras y la capacidad reflexiva de quienes lo soportan.

Como en pasadas épocas de nuestra historia, la educación fue reemplazada por el adoctrinamiento, el pensamiento crítico por la memorización de los textos sagrados. Filosofía, ciencias, lenguas extranjeras decayeron en las escuelas públicas hasta crear un yermo propicio a todos los extravíos doctrinales. Paralelamente a tan vertiginoso salto atrás, los miembros de la clase dirigente responsables de él, enviaban a sus hijos a estudiar a Francia o Norteamérica en un ejemplar ejercicio de cinismo que revelaba el propósito de perpetuar las diferencias entre la población sumida en la ignorancia y una casta hábil en el manejo de las técnicas y conocimientos destinados a perpetuar su dominio.

Obviamente, dicha evocación del hundimiento del sistema educativo argelino no se limita ni mucho menos a éste sino que vale para el de casi todos los países árabes y musulmanes, independientemente de las particularidades y rasgos especificos que distinguen a unos de otros. En los años setenta y ochenta del pasado siglo la arabización e islamización de la enseñanza destinadas a frenar la "amenaza marxista" rebajaron dramáticamente el nivel de humanidades tanto en Marruecos como en Túnez. En otros Estados la situación es peor: el índice de escolaridad es mucho más bajo. Los ejemplos de tal regresión son contundentes: en la nómina de las 200 mejores universidades del mundo publicada en 2010 por el U.S. News & World Report no figura ninguna del ámbito árabe. El resultado es desolador y exige una severa autocrítica. Como dijo el muftí bosnio Mustafá Ceric, a quien entrevisté en Sarajevo durante el asedio: "Los musulmanes han usado y abusado del islam para ocultar sus errores".

Si de los maleficios del petróleo del Magreb pasamos a los de Oriente Próximo, comprobaremos que si bien Argelia dispone hoy de 155.000 millones de dólares de reservas de divisas y de 48.000 millones de euros del Fondo regulador de ingresos ?datos conocidos por los jóvenes que expresaban su cólera contra el desempleo y la falta de viviendas?, dichos maleficios son con todo muy inferiores a los que acumulan en sus arcas las teocracias del Golfo. Sus delirantes presupuestos militares ?Estados Unidos vendió a Arabia Saudí, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos aviones, misiles balísticos y escudos de defensa antiaérea por valor de 90.000 millones de euros a lo largo de 2010? muestran a las claras sus prioridades políticas: "cortar la cabeza a la serpiente" antes de que Irán se haga con el arma nuclear. El contraste entre los gastos armamentísticos y suntuarios de los monarcas y jeques del área y el mediocre nivel educativo de los jóvenes es más que chocante. Los estudiantes de segundo grado obtienen resultados muy bajos en ciencias y matemáticas sin contar con su ignorancia de unas humanidades proscritas de las escuelas y campus universitarios. Pese al elevadísimo producto nacional bruto procedente del petróleo y sus derivados energéticos, los Estados de la Península Arábiga no disponen de un número suficiente de jóvenes cualificados y deben recurrir a millares de inmigrantes de India, Malasia y Singapur.

Una incentiva comparación histórica entre los actuales descendientes de los beduinos adeptos del wahabismo y nuestros cristianos viejos, entre la España del siglo XVI y las petromonarquías de hoy no está fuera de lugar. Como observó sir Richard Burton en la magnífica evocación de su peregrinaje a La Meca y Medina los menestrales y comerciantes de las ciudades santas del islam eran forasteros y ningún hijo de aquellas, escribía, aceptaría por nada del mundo oficios tan despreciables y bajos. Sus palabras se ajustan como vitola al habano a los prejuicios de nuestros hidalgos respecto al comercio y los trabajos manuales propios de los judeoconversos y de los moriscos. El orgullo castizo del linaje y la sangre limpia de toda mezcla o mancha se corresponde también con el prejuicio ancestral que veda al beduino contraer matrimonio con la hija de un artesano. "Como los castellanos ?prosigue Burton, que desde luego no había leído a Américo Castro?, los beduinos consideran que el trabajo humilla a cualquiera fuera de los esclavos".

Si saltamos del siglo XIX a comienzos del XXI, la comparación ?aproximativa como todas las comparaciones? contiene numerosos puntos de contacto que inducen a la reflexión. Sustituyamos el oro de Indias por el petróleo y al hidalgo por el beduino enriquecido de hoy y veremos que si el metal amarillo transitaba por la Península para acabar en gran parte en Génova y los Países Bajos, los maleficios del oro negro se acumulan en los bancos americanos, suizos o británicos: cuando Sadam Husein invadió Kuwait para adueñarse de sus depósitos de "monedas fuertes" sólo el 13% de los mismos se hallaba en el emirato. Si el oro servía en España a la construcción de iglesias y palacios, las ganancias procuradas por los hidrocarburos se destinan a la financiación de madrazas y mezquitas, no sólo en el mundo islámico sino también en Europa, y a la edificación de residencias suntuosas para los jeques y emires petroleros en Londres, París, Marbella o Casablanca. Ni en un caso ni en otro, el maná surgido del suelo se utilizó ni se utiliza en responder a las apremiantes necesidades de los pueblos en materia de educación. El 47% de los árabes son analfabetos y la mezcla explosiva de ignorancia, frustración y conciencia de la injusticia de la que son víctimas es el caldo de cultivo del actual terrorismo yihadista.

Lo ocurrido en la pasada década desde el monstruoso atentado del 11-S abre un periodo de turbulencias inéditas en la historia reciente de los pueblos de Oriente Próximo. Si la respuesta a la política israelí en los Territorios Ocupados de Palestina, al genocidio de los musulmanes bosnios y al aplastamiento del pueblo checheno por las botas del Kremlin venía cantada, cuanto sucede hoy introduce un elemento nuevo y más nocivo en la barbarie que se extiende por la región. La multiplicación de atentados suicidas contra las comunidades chiíes de Irak y Pakistán y el acoso a los cristianos de Irak y Egipto establecidos allí antes de la llegada del islam revelan hasta qué punto el sectarismo doctrinal y la regresión de los valores cívicos y educativos en la mayoría de Estados arabomusulmanes se vuelve contra los principios religiosos que predican de puertas afuera y constituyen un poderoso obstáculo a la aceptación en su ámbito de la validez universal de la democracia y de los derechos humanos, incluidos en primer lugar los de la mujer.

El temor y pusilanimidad del núcleo identitario araboislámico y su anclaje en la evocación de un pasado glorioso le inducen a negar el valor de la diversidad, del interculturalismo y la ósmosis. La labor esclarecedora de los marroquíes Abdellah Laroui y Mohamed Ábed Yabrí, del egipcio Naser Abú Zaíd, del argelino Mohamed Arkoun o el tunecino Hichem Djait choca por desgracia con el muro de una tradición teológica ?en realidad de un discurso ideologizado? que ignora o rechaza los avances del pensamiento y las ciencias: "no creas en lo que ven tus ojos, cree en lo que te contamos". Los desastres acumulados a partir del inhumano régimen de apartheid israelí en Gaza y Cisjordanía y de la criminal destrucción de Irak sirven de coartada a un inmovilismo que perpetúa el estancamiento educativo y el desarrollo humano tanto en Oriente Próximo como en el Magreb.

La revuelta cívica tunecina que culminó en el derrocamiento de Ben Ali se ha convertido en el faro esperanzador que ilumina todo el espacio que se extiende del Atlántico al Golfo. Los pueblos han comprendido que pueden ser dueños de su destino gracias al modesto vendedor de frutas cuya inmolación galvaniza hoy las energías de millones de árabes que a través de Internet, teléfonos móviles y canales de televisión por satélite rompen su anterior aislamiento y expresan su cólera contra unas gerontocracias que les niegan la dignidad y el trabajo.

(*) Juan Goytisolo es escritor.

sábado, 29 de enero de 2011

28 E - III: Resumen / Santiago Niño Becerra *

“Más vale honra sin barcos que barcos sin honra” es una frase que pronunció Casto Méndez Núñez, Almirante de la Armada española en la Guerra del Pacífico en 1865; parece que no hay dudas respecto a su autor, aunque sí al formato de la frase, tanto es así que de la misma existen diversas versiones. La sentencia en cuestión me vino a le mente en cuanto leí otra frase que, pienso, también quedará para la Historia, pronunciada esta por el Presidente del Gobierno del reino: ‘Más vale reformas sin pacto que pacto sin reformas’; ya sé: no la expresó exactamente así, he mantenido el símil en la forma con la del Almirante Núñez a fin de resaltar lo verdaderamente importante: las reformas (ya que si ‘más vale’ será porque el pacto vale menos, ¿no?). 

Las reformas que en España se están adoptando en lo laboral, ¿para qué son?, ¿para qué han de servir?. Superada aquella primera andanada de que ‘la reforma laboral’ reduciría la tasa de temporalidad (los despidos de trabajadoras/es temporales, ¿acabarán computando a efectos estadísticos como reducciones en la temporalidad?), ¿qué queda?. Se argumenta que la batería de reformas laborales (no sólo ‘la laboral’) que ya se están adoptando va a servir para impulsar el crecimiento. El argumento es sencillo: 

La reducción de los costes laborales (congelaciones salariales, descuelgues de acuerdos colectivos, modalidades de contratos con menores costes de despido, futuras reducciones de cotizaciones sociales, …) y la precarización del status del trabajador (facilitación del despido, flexibilización de horarios y, con probabilidad, mañana, de jornadas, …), junto a la específica reforma de las pensiones materializada en una reducción de la pensión media y abriendo un escenario de dudas sobre su viabilidad, configura un escenario de empobrecimiento de la población y de paso acelerado hacia unos estándares de consumo de bienes de menor precio y tipología diferente a la usual -la anterior-: comercios de ‘todo a cien’ y ‘marcas distintas’. 

El objetivo buscado sería la tan argumentada -y, pienso, conceptualmente no cierta- ‘devaluación interna’ (en todo caso ‘desinflación interna’: se reducen costes laborales, es decir, tasas sobre el trabajo y salarios y, en consecuencia, precios) a fin de reducir costes y ganar un margen competitivo a fin de exportar, tanto el exceso de capacidad productiva existente en España, como los bienes que ya sin ‘desinflación interna’ no podían ser consumidos por la demanda española. El argumento tiene su lógica: si la población española se empobrece España podrá exportar; si las condiciones internas se mantienen (el empobrecimiento) el exterior demandará más por lo que la contratación de factor trabajo (precario) crecerá; y luego, cuando ‘España vuelva a ir bien’, ya veremos qué pasa con las condiciones del factor trabajo. El razonamiento tiene su lógica, decía, a no ser por dos cuestiones: ni España es Vietnam, ni el año 2011 es 1962.  

Lo que está suponiendo el modelo oficial diseñado por el Gobierno es que España puede basar su economía en exportar bienes y en vender servicios de medio y bajo valor manufacturados y elaborados a menor coste por personas precarizadas, personas que, no obstante, deberán pagar crecientes impuestos (indirectos, a fin de no tensionar el modelo) a fin de sostener un gasto público que, aunque recortado, continuará teniendo que sr financiado. Y no. 

Las empresas no financieras españolas tienen unas deudas que, a 30 de Septiembre del 2010, ascendía a más del 140% del PIB, y las entidades financieras otra que sumaba el 105%; además, la empresa típica española funcionó a base de financiar su circulante durante la época del ‘España va bien’; más además, los bienes que España fabrica y los servicios que España suministra son fundamentalmente consumidos por las personas que más están padeciendo la crisis sistémica que nos ocupa y que más la van a seguir padeciendo: la clase media, tanto de aquí como de allá. 

Es decir, se pone como objetivo indirecto de Gobierno el empobrecimiento de la población y se vende como algo necesario (inevitable, dentro de poco), y el principal partido de la oposición calla porque piensa que el camino no es otro y porque no desea que nadie se asuste ahora que está ganando en las encuestas: cree que las reformas deberían llegar mucho más allá. Y para compensar los menores ingresos por imposición directa que la propia reforma traerá, más imposición indirecta y directa sobre la mayoría de esa más empobrecida población. 

Nadie, ni el Gobierno ni en la oposición, plantea realizar un análisis del gasto: si lo que se gasta se gasta bien o se gasta mal: si lo que se gasta es procedente en un entorno de ‘España va mal’. Nadie, ni el Gobierno ni en la oposición, plantean perseguir con verdadero ahínco el fraude fiscal. Nadie, ni el Gobierno ni en la oposición, se plantearon hace tres años, cuando ya era evidente que España no iba bien, si las obras e infraestructuras que entonces se estaban realizando eran necesarias, procedentes, convenientes, productivas: ¡productivas!: nadie, ni el Gobierno ni en la oposición, se plantean qué hacer, como hacer para aumentar la productividad en España a pesar de que se sabe que contar con una elevada y creciente productividad es la única vía para tener una elevada competitividad. 

El Gobierno cree (al menos dice) -y la oposición calla- que empobreciendo a la población española y precarizando al factor trabajo residente en España van a poder eliminarse los más de 4,3 millones de desempleados que jalonan la geografía española; cree que empeorando las condiciones de quienes ahora tienen empleo va a aparecer una demanda de trabajo que va a empezar a contratar trabajadores como por ensalmo en una especie de mundo feliz en el que todo el factor trabajo tenga cabida; cree que la población activa no va a aumentar más; y no. 

Hoy, pienso, se va a dar un paso más en el proceso de huida hacia adelante en el que España lleva inmersa desde hace tres años y con el que se pretende salir del desastre en el que se metió hace doce, con la oposición de la oposición en clave de aceptación, con la contestación de unos sindicatos que tan sólo ejemplos como el de Nissan tienen para argumentar; una huida hacia adelante que pasa por un creciente empobrecimiento, un creciente empobrecimiento de la población a cambio, ¿de qué?, ¿del nuevo subsidio de 350 euros, el 17,8% menor que el anterior, por ejemplo?. 

Subsidio que seguirá siendo necesario: el mismo Presidente del Gobierno dijo el Miércoles que “no va a ser fácil reducir el paro” (El País 27.01.2011, Pág. 10); y habló de ‘paro estructural’: ¿se estaba refiriendo a ‘un paro estructural difícil de reducir’?. Y el líder del principal partido de la oposición culpando del desempleo juvenil a la “incompetencia del Gobierno” (misma fuente anterior). ¡Por favor!. 

Pero ‘Siempre nos quedará el fútbol’. (Casi ‘Casablanca’, Michael Curtiz, 1942). 

(No cambio de tema, ya verán. En Davos, España está de moda: se habla de ella; la mayoría de cosas que se están diciendo sobre el reino Uds. ya las han leído aquí: lo de que es irrescatable, por ejemplo, pero una idea nueva se ha filtrado en la Montaña Mágica: la de que España sí puede salvarse. Nada más leer eso me ha venido a la mente el método que usaba la Santa Inquisición para salvar a una persona: matar su cuerpo para que se salvara su alma. España es irrescatable al uso de Grecia o Irlanda, pero garantizándole un poco de deuda y empobreciendo al país: a su población, hasta límites hoy inimaginables a fin de generar un ahorro forzoso (¿cuánto hacía que no oían este concepto?), redistribuyendo el uso de los escasos recursos de que se dispongan, recortando hasta el tamaño de las tijeras, … pues tal vez sí, tal vez el alma de España pueda salvarse, pero el resto …). 


(*) Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

El gran juego de Barack Obama / José Luis Fiori *

El gran juego propuesto por el gobierno de Obama para el mundo post Irak y post Afganistán, apunta en la misma dirección de la década de 1970, sólo que con la señal cambiada. Ahora se trata de una propuesta de alianza estratégica con Rusia, que bloquearía la expansión china en Asia, aunque también involucrará algún tipo de apoyo o "convite" al desarrollo del capitalismo ruso, bloqueado por su excesivo sesgo "primario-exportador". El proyecto de Obama puede revolucionar la geopolítica mundial, pero también puede ser malogrado –entre otras cosas– por las elecciones presidenciales que se realizarán en los Estados Unidos y en Rusia en 2012.  
En los últimos meses de 2010, el presidente Barack Obama tomó decisiones y obtuvo victorias internacionales que podrán cambiar radicalmente la geopolítica mundial del siglo XXI. Gracias a la intervención directa del presidente norteamericano en la reunión de la OTAN, en Lisboa, en el mes de noviembre pasado, consiguió hacer aprobar un "Nuevo Concepto Estratégico" que define las directrices de la organización para los próximos diez años, con la previsión de retirar sus tropas de Afganistán en 2014, y con la decisión de instalar un nuevo sistema de defensa antimisiles de Europa y de Estados Unidos, con la posible inclusión de Rusia y de Turquía, a pesar de la resistencia del gobierno turco para cooperar con los países que están obstaculizando su entrada en la Unión Europea.

Esta victoria parcial del gobierno de Obama, se sumó a la aprobación por el Congreso norteamericano, en diciembre, del acuerdo bilateral de control de armas atómicas, que había firmado con el presidente Dimitry Medvedev, en el mes de abril, y que fue ratificado por el parlamento ruso, pocos días después de su aprobación por el Senado de los

Estados Unidos. Estas iniciativas entierran definitivamente el proyecto de Bush de instalación de un escudo balístico en la frontera occidental de Rusia, y profundizan las relaciones entre las dos mayores potencias atómicas mundiales, desautorizando la movilización anti-rusa de los países de Europa Central, promovida y liderada actualmente por Polonia y por Suecia.

En este mismo período, en Oriente Medio, el presidente Obama aumentó su presión contraria a la instalación de nuevas colonias israelíes en territorio palestino, y disminuyó la intensidad retórica de su disputa atómica con Irán, señalando de forma discreta la disposición para un nuevo tipo de acomodamiento regional, como quedó visible con el acuerdo político que permitió la formación del nuevo gobierno iraquí del premier Nuri al Maliki, con la intervención de Irán y con el apoyo de los Estados Unidos, a pesar de que Maliki no fuese el candidato preferido de los norteamericanos. 
 
Y probablemente, la crisis actual del gobierno libanés sólo tendrá una solución pacífica y duradera si incluye, de nuevo, un ajuste de posiciones e intereses entre los EE.UU e Irán, aunque sea informal y no declarado.

Estas victorias y decisiones del gobierno de Obama, están apuntando a una política internacional de los EEUU, de aproximación a Rusia y de ajuste negociado de las crisis, encimadas, del Oriente Medio y de Asia Central. En el caso de aproximación a Rusia, los Estados Unidos cuentan con el apoyo de Alemania, independientemente de las resistencias y de las divergencias interminables de la UE, y si tuviera éxito podrá rediseñar el mapa geopolítico de la Europa moderna. 
 
Dentro de la nueva alianza, Rusia colaboraría con la estabilización de Asia Central y ocuparía un lugar destacado en una negociación silenciosa -que ya está en curso– abarcando Irán y Turquía, por encima de las alianzas tradicionales de los Estados Unidos, dentro de la región, con vistas a la construcción de un nuevo equilibrio de poder en Oriente Medio. En compensación, Rusia tendría el apoyo norteamericano para retomar su "zona de influencia" y reconstruir su hegemonía en los territorios perdidos después de la Guerra Fría, sin las armas y por el camino del mercado y de las presiones diplomáticas, como ya viene ocurriendo en este momento.

Esta nueva estrategia es osada y de alto riesgo, pero no es original. En el auge de su poder, tras la II Guerra Mundial, los EE.UU. perdieron el control de Europa Central a favor de la URSS, enseguida perdieron el control de China por la revolución comunista de Mao Tse Tung, y fueron obligados a un armisticio poco glorioso, en la guerra de Corea. Como consecuencia, los EE.UU. tuvieron que cambiar su estrategia de la inmediata posguerra, y transformaron Alemania y Japón en las piezas económicas centrales de la alianza en que se sustentó su posición durante la Guerra Fría. 
 
Dos décadas después, en plena época de oro del "capitalismo keynesiano", los Estados Unidos volvieron a ser derrotados en Vietnam, Laos y Camboya, y perdieron el control militar del sudeste asiático. Y de nuevo cambiaron su política internacional, construyendo una alianza estratégica con China, que dividió el mundo socialista, debilitó a la URSS y rediseñó la geopolítica del final del Siglo XX.

Desde este punto de vista, el gran juego propuesto por el gobierno de Obama para el mundo post Irak y post Afganistán, apunta en la misma dirección de la década de 1970, sólo que con la señal cambiada. Ahora se trata de una propuesta de alianza estratégica con Rusia, que bloquearía la expansión china en Asia, aunque también involucrará algún tipo de apoyo o "convite" al desarrollo del capitalismo ruso, bloqueado por su excesivo sesgo "primario-exportador".

Roosevelt concibió una alianza parecida con la URSS en 1945, pero su propuesta fue desbaratada por su muerte y por la estrategia diseñada por Churchill y Truman, que llevó a la Guerra Fría. Ahora, nuevamente el proyecto de Obama puede revolucionar la geopolítica mundial, pero también puede ser malogrado –entre otras cosas– por las elecciones presidenciales que se realizarán en los Estados Unidos y en Rusia en 2012.


(*) José Luis Fiori es profesor de economía y ciencia política en la Universidad pública de Río de Janeiro y miembro del Consejo Editorial de SinPermiso.

¿Qué tiene Wikileaks sobre el Bank of America? / Mary Bottari *

El fundador de Wikileaks, Julian Assange, promete soltar una serie de documentos secretos del disco duro de un ejecutivo de un megabanco estadounidense. En 2009, le dijo a Computer World que el banco era el Bank of America (BofA). En 2010, le dijo a Forbes que la información era suficiente para "acabar con un banco o dos", pero que necesitaba tiempo para ponerla en un formato más amigable.

Ahora, informes recientes sugieren que el Bank of America se está poniendo a toda velocidad en modo de control de daños, creando una "sala de guerra" y comprando cientos de nombres de dominio de Internet despectivos incluyendo BankofAmericaSucks.com y BrianMoynihanblows.com (por el gerente general de Bank of America).

Antes de que los grandes bancos empiecen a pedir el internamiento de Assange en Guantánamo, la pregunta que valdría la pena considerar es: ¿qué tiene Wikileaks sobre el banco más grande de los Estados Unidos?

Responsabilidad legal por las hipotecas tóxicas

El Bank of America ya está bajo la mira, defendiéndose de las múltiples demandas de inversores privados, así como de Fannie Mae y Freddie Mac, que exigen que el banco recompre miles de millones de dólares en títulos tóxicos respaldados por hipotecas. La empresa dejó de emitir hipotecas de alto riesgo en 2001, pero siguió emitiendo valores respaldados por hipotecas de alto riesgo por muchos años. En septiembre de 2009, por ejemplo, BofA emitió 239 millones dólares en valores respaldados por hipotecas de alto riesgo y, desde ya, ha reservado US$4'4 mil millones para conciliar estas demandas de recompra. Si Assange tiene correos electrónicos que demuestran que altos ejecutivos de BofA sabían que estaban vendiendo basura tóxica a sus inversionistas, sería una debacle para la firma y le daría munición al enorme ejército de abogados que ya están tocando a la puerta de BofA.

Ejecuciones hipotecarias imprudentes e ilegales

BofA está en el centro del escándalo de las robo-firmas (la firma mecanizada de ordenes de ejecución de hipotecas, es decir, sin ninguna revisión previa) y un sinnúmero de familias estadounidenses ya han sido injustamente desalojadas. Una pobre mujer volvió a su casa de vacaciones para encontrarla cerrada, y todas sus posesiones desaparecidas, incluyendo las cenizas de su difunto marido. ¿Cómo podría ser un error? Un empleado de BofA, despedido en febrero de 2010, dijo que firmó hasta 8.000 documentos de ejecución hipotecaria en un mes sin ninguna revisión, en clara violación de la ley. El creciente número de preguntas sobre las prácticas fraudulentas e ilegales de ejecución hipotecaria en los grandes bancos y compañías de servicios hipotecarios han forzado a BofA a pedir, octubre de 2010, que se detengan temporalmente las ejecuciones hipotecarias a nivel nacional. Si Wikileaks puede documentar que altos funcionarios de BofA tiene un desprecio insensible por el debido proceso y por los derechos de propiedad, que están protegidos constitucionalmente, la creciente responsabilidad legal de BofA podría hacerse insostenible.








No es que BofA tan sólo quiera que pensemos que su gerente general, Brian Moynihan, no es un cabrón sino también pretende que sepamos que sus altos ejecutivos tampoco son cabrones. El banco ha comenzado a comprar nombres de dominios que pueden delatar a una larga lista de ejecutivos, lo que llevó a muchos a preguntarse: ¿qué diablos han estado haciendo los ejecutivos allá, en BofA?


(*) Mary Bottari es directora del Proyecto de Economía Real del Centro para los Medios de Comunicación y la Democracia y editora del sitio www.BanksterUSA.org para activistas 'revienta bancos'.

¡A por las cajas de ahorros! / Alberto Montero Soler *

El pasado lunes 24 de enero, la ministra de Economía presentó en rueda de prensa las principales líneas directrices para el saneamiento del sector de las cajas de ahorros. Básicamente, se centraban en el refuerzo del requisito de ratio de “core capital” hasta el 8%, más allá de lo exigido en ningún estado europeo, y que sería aún mayor para el caso de aquellas instituciones que no coticen en Bolsa o que no tengan una presencia significativa de inversores privados. 

Esta propuesta de saneamiento de las cajas de ahorros tiene una serie de implicaciones que no sólo afectan a la estructura resultante finalmente del proceso de reestructuración sino también a su incidencia sobre la evolución económica general. 

En primer lugar, implica que las cajas de ahorros se ven abocadas a una carrera frenética por captar capital que las deja a los pies de los caballos de los especuladores institucionales: fondos de inversión y de capital riesgo, mayoritariamente, ávidos de beneficios inmediatos por la vía del acceso a sus líneas de negocio más rentables. 

En segundo lugar, sorprende que se haya lanzado sin que se conozca con precisión cuál es la exposición al riesgo inmobiliario del sector y, en consecuencia, de qué necesidades concretas de capital se está hablando. El anuncio por parte de la ministra de que se necesitarán en torno a 20 mil millones de euros ya ha sido puesto en tela de juicio hasta por la Comisión Europea (no digamos por los mercados que, en función de la estimación del ajuste inmobiliario, barajan cifras que superan los 80 mil millones de euros). Mal empezamos si la credibilidad de la propuesta queda en entredicho desde el mismo momento de su anuncio. 

En tercer lugar, la propuesta de recapitalización tendrá repercusiones evidentes sobre la concesión de créditos y préstamos por parte del sistema bancario por cuanto cada una de sus operaciones de activo, en función de su tipología, implica el consumo de recursos propios. Es decir, se abunda aún más en la restricción crediticia de bancos y cajas, con lo cual vuelve a ponerse de manifiesto que a fuerza de preservar, no ya la estabilidad del sistema financiero, sino el que éste no asuma siquiera parcialmente las consecuencias de los riesgos en los que ha incurrido el gobierno está dispuesto a continuar sacrificando la recuperación económica. 

Y, finalmente, tampoco debemos olvidar que aquí no se va a nacionalizar nada, por mucha retórica que circule al respecto. Si las cajas no pueden acceder al capital necesario, el Estado entrará en sus consejos de administración por la vía del FROB, pero no para convertirlo en instituciones públicas sino para sanearlos y venderlos al mejor postor. 

En definitiva, la oportunidad de que la crisis hubiera permitido una reforma del sistema financiero que deviniera en una mayor presencia pública directa en el mismo desaparece por completo del horizonte y, de paso, se agravan las condiciones para la recuperación económica. ¿Se puede hacer peor?

(*) Alberto Montero Soler es profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga y su blog es La Otra Economía.
 

La crisis financiera era "evitable" y sus causas siguen intactas

WASHINGTON.- El comité gubernamental oficial que investiga las causas de la crisis financiera del país ya publicó su informe final. Al dar a conocer las conclusiones, el Presidente de la Comisión Investigadora de la Crisis Financiera Phil Angelides dijo que la crisis era “evitable” y que fue producto más que nada de la falta generalizada de regulación y de los delitos de las grandes empresas.

Angelides dijo: "Se podría haber evitado la crisis financiera. Seamos claros: esta calamidad fue producto de las acciones, inacciones y errores de juicio humanos, no de la madre naturaleza o de un desbarajuste de los modelos informáticos. 

Los capitanes de las finanzas y los administradores públicos de nuestro sistema financiero ignoraron las advertencias y, lo que es peor, no cuestionaron, comprendieron ni administraron los riesgos cambiantes en un sistema financiero que es tan esencial al bienestar de nuestro país. Esto no se trató de un traspié, sino de grandes fallas".

La comisión informó que había remitido al Departamento de Justicia y a los fiscales generales de los estados las presuntas violaciones de la ley cometidas por figuras y empresas de la industria financiera. El miembro de la comisión John Thompson responsabilizó de la crisis a la conjunción de la desrregulación y la inacción en los ámbitos federales.

Thompson expresó: "Claramente, la Reserva Federal era la encargada de fijar las pautas de los préstamos en este país. Optaron por no actuar. La Reserva Federal de Nueva York ciertamente podría haber supervisado lo que se estaba haciendo en los grandes bancos establecidos en las principales plazas financieras. 

Optaron sistemáticamente por no actuar. Una entidad reguladora tras otra, optaron por no actuar o hacer la vista gorda con respecto a lo que realmente estaba sucediendo. Por lo tanto, se trata menos de personas concretas que de un sentido sistemático de la desrregulación y la inacción de quienes eran responsables de tomar medidas".

Mirando al futuro, el miembro de la comisión Byron Georgiou advirtió que las estructuras básicas del sistema financiero que llevaron al derrumbe siguen firmemente en pie.

Georgiou declaró: "Nuestro sistema financiero no es muy diferente ahora en 2011 de lo que era en el período previo a la crisis de 2006 y 2007. De hecho, la concentración de activos financieros en los bancos comerciales y de inversión más grandes es significativamente mayor ahora que antes de la crisis, como resultado del vaciamiento de algunas de las instituciones y la unión y fusión de otras para conformar entidades más grandes".

La demagogia de la derecha / Oliver del Valle


España será lo que quieran los españoles y no cinco señores reunidos”, ha dicho Mariano Rajoy, máximo dirigente del Partido Popular. Este es un ejemplo típico de la demagogia de la derecha, que apela al sentimiento nacional, y al pueblo español, sólo cuando conviene a sus intereses.

Si me ocupo más de la izquierda, en esta sección, es sencillamente porque está gobernando, ¡y con qué maneras! Pero yo no olvidaré jamás -y conmigo, estoy seguro, miles de españoles lúcidos-, que durante la transición de la dictadura a la monarquía, siete señores reunidos (en realidad, sólo dos), se compincharon para elaborar en secreto la Constitución de 1.978, convirtiendo el Estado español en lo que a ellos les dio la gana, y no en lo que quisieron los españoles.

Cuando en un régimen parlamentario, las Cortes elegidas para gobernar, sacan de la manga una Constitución, sin mandato alguno de los electores, están dando un golpe de Estado constitucional. Es cierto que el texto de la Constitución de 1.978, fue sometido a referéndum y respaldado por una famélica mayoría de españoles. Pero aunque un golpe de Estado cuente con el respaldo hegemónico de la sociedad civil, y pase el trámite de las urnas, nunca conseguirá sacudirse la ignominia de ser un golpe de Estado.

Para cubrir las apariencias, usaron a unos cuantos correveidiles de los principales partidos, indignamente llamados padres de la Constitución; pero fueron Abril Martorell, representando a la derecha franquista, y Alfonso Guerra, en nombre de la izquierda socialista, quienes pactaron la parte más sustanciosa del texto constitucional. No me sorprende que ambos se hicieran buenos amigos. La política conspiratoria, tramada a escondidas, en algún rincón, hace extraños compañeros de viaje.

El resultado está a la vista de todos. La monarquía franquista, reformada, hizo sitio a los partidos de izquierdas, ávidos de poder, legalizándolos y ofreciéndoles un reparto de escaños, mediante el antidemocrático sistema proporcional, que les garantizaba una presencia permanente en las instituciones del Estado. A cambio, los socialistas y los comunistas renunciaron a la república; al restablecimiento de los Estatutos republicanos de Autonomía para Cataluña, País Vasco y Galicia; y a una auténtica democracia representativa, que ellos, en el fondo, tampoco querían.

Para ocultar esta traición, los partidos, arropados por la prensa, se presentaron a los españoles con el dilema: o aprobáis esta Constitución o vuelve la dictadura. La propaganda fue implacable. Los que a pesar de nuestra juventud e ignorancia, aspirábamos a gozar de las libertades democráticas, pero no militábamos en ningún partido, nos quedamos confundidos y desorientados, por el cambio de discurso de las izquierdas.

Las pocas voces independientes, dentro de la oposición activa al franquismo, que no seguían las consignas partidistas, fueron silenciadas. El mismo Antonio García-Trevijano, coordinador de la Platajunta, tan firme defensor de la transición a la democracia como enemigo de pactar una reforma del régimen franquista, fue encarcelado por Manuel Fraga y retenido en ella por Felipe González. Fue así como las izquierdas y las derechas, sumisas a las presiones de Henry Kissinger y Willy Brandt, traicionaron el ideal de la democracia y, de paso, a toda la nación.

Si de veras la izquierda y la derecha fueran demócratas, hubieran introducido en la Constitución, durante los últimos treinta años, los cambios necesarios para hacerla democrática: separación de poderes en el Estado; elección de diputados mediante candidaturas uninominales por distritos; elecciones presidenciales por sufragio universal; elección directa de los jueces y otros cargos públicos; y limitación drástica del poder del gobierno nacional y autonómico, descentralizándolo a favor de los municipios, donde se podría introducir una democracia casi directa.

Naturalmente, los partidos no lo harán. El poder político está en sus manos. No lo soltarán por las buenas. Sólo se me ocurre una vía, dada la pasividad de la mayoría de los españoles frente al poder: la abstención electoral consciente y crítica. Cuando ésta supere el cincuenta o el sesenta por ciento, tal vez el régimen de partidos o partitocracia, entre en crisis y, en ese caso, los políticos no tendrán más remedio que introducir reformas democráticas.

Entonces, España será lo que quieran los españoles y no, como ahora, lo que deciden cinco señores. Entre ellos, el señor Rajoy.

Pero, una duda me asalta: ¿querrán los españoles ser libres de verdad?

Enfermos al y del poder / Le Quai d'Orsay


Aproveché uno de estos días para ver la exposición de Basquiat en el MaM (Museo de Arte Moderno de la Villa), situado al otro lado del paso de cebra de mi casa, y he “colgado” el cuadro para esta entrada, que va de lo que Rosa Montero comenta hoy en su recensión de En el poder y la enfermedad (Siruela en español), del doctor y político social-liberal inglés David Owen, en su momento el titular de Exteriores más joven de la historia británica. 

Es un libro muy ameno, entretenido, didáctico, que resume lo sabido, aporta novedades de lecturas recientes y bien documentadas, hasta llegar al caso de Tony Blair, hacia quien siente poca simpatía, acaso -apunto yo- porque Blair consiguió lo que Owen fue incapaz de lograr: derrotar a los conservadores como modernizadores de izquierdas y relativamente jóvenes. 

A raíz del libro, de las enfermedades psíquicas y físicas, los distintos trastornos y episodios, recomiendo El discurso del rey, con un Colin Firth REALmente espléndido, y que se va a llevar, como bien se lo merece, el Oscar al Mejor Actor Principal. La tartamudez no es una enfermedad, pero sí es un trastorno de la comunicación, y lo que consiguió Jorge VI con la ayuda del asistente australiano (interpretado igualmente de manera formidable por el también australiano Geoffrey Rush) es una de esas historias que gustan a los de Hollywood. Porque las enfermedades no sólo nos hunden, a veces nos elevan, en algunos casos hasta el poder.

La hybris de la que habla David Owen, y que atribuye a Blair, se puede generalizar a casi toda la dirigencia actual y pasada. El síndrome de la Moncloa, de la Casa Blanca, del 10 de Downing St., de El Elíseo. Zapatero ha mostrado una tendencia a la delusión espectacular, haciendo pronósticos luego espectacularmente desmentidos por la realidad (caso de la anterior tregua), en la que uno no sabe si mentía a los demás o se mentía a sí mismo; otras veces, simplemente, creaba mundos de ficción donde no había recesión, o la recesión se llamaba crisis, o antes, desaceleración. 

El voluntarismo al poder, y de él, parece ser, a la jubilación política, si se confirma lo aventurado por La Vanguardia esta semana, a saber, que en septiembre anunciará que deja el liderazgo del PSOE para que en las elecciones de marzo de 2012 el hundimiento se produzca con Rubalcaba al frente.

Los políticos no son inmunes a los problemas -¡no a las debilidades!, vaya forma de confundir los términos, o mejor dicho, de seguir repitiendo el patrón tradicional de considerar al enfermo como blando, quejica, loco, hereje o poseído por el demonio, así, del siglo XX hacia atrás, hasta las quemas en las hogueras-; además, las exigencias de la vida política, en forma de tensión, disposición 24 horas, presión mediática, alejamiento de la familia tienden en todo caso a hacerlos más comunes. 

Hace cinco años, el premier del Estado de Australia Occidental, buen amigo de Blair, dimitió, un año después de ser reelegido, para afrontar su depresión, acompañado de su esposa. Ésta falleció unos años después. El político en cuestión regresó a la vida universitaria y se casó de nuevo.

El estigma que rodea los trastornos depresivos ha ido decreciendo con los años. ¿Alguien se imagina que hace cincuenta años alguien pudiera haber reconocido en público dicha dolencia? En aquellos años había gente que dimitía, después de que le pronosticaran un cáncer incurable, como el caso de Harold Macmillan, en 1963. Luego se supo que el diagnóstico había sido erróneo. El hombre murió 30 años después.

En cuanto a Berlusconi, qué es lo que se le pasará por la cabeza. Sabemos qué se le pasa por allí, si bien no es el órgano que más utiliza. Me refiero a qué es lo que le produce su enfermedad. Querer parecer más joven, tintándose el pelo o haciéndose injertos -tenemos a Hosni Mubarak, que a sus 82 años luce un cabello negro como el carbón, aunque esté medio muerto, médica y políticamente- no es una enfermedad, pero a ciertas alturas es bueno plantearse si no es algo más que una falta del sentido del ridículo. 

Y no siempre estar enfermo es una mala noticia para el país: hace dos años el golpista de uno de estos países del golfo de Guinea fue tiroteado por un guardaespaldas. Trasladado en estado grave a Marruecos, ha sido impedido a regresar a su país por americanos y franceses, según WikiLeaks filtró en diciembre, y el país, con un gobierno de transición, ha iniciado el camino hacia la democracia.

Los altos precios del petróleo amenazan la frágil recuperación económica / Crisis energetica

“Los precios del petróleo están entrando en una zona peligrosa para la economía global,” afirmó Fatih Birol, el economista jefe de la AIE. “La factura de las importaciones de petróleo se está convirtiendo en una amenaza para la recuperación económica. Esto es un aviso para los países consumidores de petróleo y para los productores de petróleo.”
Y es que todo suena de nuevo a 2008, aunque esta vez, desde Europa, con un euro menos fuerte frente al dólar, y con una economía tambaleante dependiendo de poder endeudarse lo más barato posible. 

Recuerda también a la interpretación que en su día hizo uno de los fundadores de ASPO, el geólogo irlandés Colin Campbell, sobre cómo evolucionaría la economía bajo el influjo del cenit del petróleo. Campbell estimaba que los altos precios del petróleo dañarían la economía, lo que produciría una caída de la demanda y desinversión en capacidad de producción futura, hasta que la economía se recuperase, lo que llevaría de nuevo a un repunte de los precios. En cada ciclo sucesivo, la recuperación económica sería menor, y las caídas del consumo menores.

Campbell también predecía en 2005 la actual crisis financiera, interpretando que era la escasez energética (o al menos la escasez de recursos energéticos con un alto retorno de la inversión) la que hacía cada vez más difícil promover el crecimiento económico necesario para pagar las deudas en las que se basa el sistema económico global.

Dos años después, las perspectivas indican una vuelta al pasado, con la diferencia de que no se ha materializado nada importante del esperanzador New Green Deal (una recuperación de inspiración keynesiana y sostenibilista), seguimos endeudados hasta las cejas, y encima los que menos culpa tienen están cargando con el peso de las medidas de frugalidad económica que nos han recetado para esta época de vacas flacas.

Los altos precios del petróleo amenazan la frágil recuperación económica
Los altos precios del petróleo amenazan con descarrilar este año la frágil recuperación económica entre las naciones desarrolladas, ha advertido la autoridad energética, poniendo presión sobre el cartel de la OPEP para que aumente la producción de petróleo.

A lo largo del pasado año los costes de la importación de petróleo de la mayoría de los 34 países más ricos que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se han disparado 200.000 millones de dólares más hasta los 790.000 millones de dólares, según un análisis de la Agencia Internacional de la Energía.

El incremento, debido a los altos precios del petróleo equivale a la pérdida de ingresos de aproximadamente el 0,5 del producto interior bruto de la OCDE, según la AIE.

“Los precios del petróleo están entrando en una zona peligrosa para la economía global,” afirmó Fatih Birol, el economista jefe de la AIE. “La factura de las importaciones de petróleo se está convirtiendo en una amenaza para la recuperación económica. Esto es un aviso para los países consumidores de petróleo y para los productores de petróleo.” 

Los precios del petróleo se han acercado más a los 100$/barril en las semanas recientes y el Brent ha llegado a los 95$ por primera vez en 27 meses el lunes, a medida que la recuperación económica ha cogido ritmo.

Aunque los precios del petróleo cayeron el martes, la advertencia de la AIE pondrá presión en la OPEP para que aumenten la producción. A pesar de los altos precios, los ministros del petróleo decidieron el mes pasado no cambiar las cuotas.

El ministro del petróleo saudí, Ali Naimi, repitió entonces que favorecería un precio de “70$ a 80$ el barril” y que no había planes para convocar una reunión extraordinaria antes del 2 de junio de este año.

No obstante, según el Sr. Birol, “a nadie le interesa ver precios tan altos”.

Los países de la OCDE representan el 65% de las importaciones globales de petróleo, dijo. “Los exportadores de petróleo necesitan clientes con economías sanas pero estos altos precios acabarán por enfermarlas, lo que significaría que habría menos necesidad de importar petróleo.”
A corto plazo, por tanto, “no sería una mala idea que los productores estuviesen listos para aumentar la producción y mostrar que comprenden que estos altos precios no son buenos para la economía global”, añadió.

Las naciones consumidoras de petróleo, mientras tanto, necesitan acelerar sus esfuerzos para reducir su dependencia del petróleo, especialmente en el transporte, dijo. Según el análisis de la AIE, la Unión Europea ha visto como su factura de importación ha aumentado 70.000 millones de dólares durante 2010, equivalente a los déficits presupuestarios de Grecia y Portugal combinados.

Además de los altos precios del petróleo, Europa aún tiene que sentir el pleno impacto de precios más altos del gas, dado que el 75% de sus contratos de gas están ligados a los precios del petróleo. Un euro más débil frente al dólar estadounidense también amplificará el coste. 

Los EE.UU., mientras tanto, han visto aumentar su factura en 72.000 millones de dólares. Japón, que importa más del 99% de sus necesidades energéticas de petróleo, gas y carbón, está pagando unos 27.000 millones de dólares adicionales. Naciones menos desarrolladas también están siendo afectadas, viendo que sus facturas suben 20.000 millones de dólares, lo que equivale a una pérdida en los ingresos de casi 1% del PIB.

La proporción entre las facturas de la importación de petróleo y el PIB, una medida clave del coste del precio del petróleo en las economías, está cerca de niveles vistos por última vez durante la crisis financiera de 2008, advirtió el Sr. Birol.

Si los precios del petróleo permanecen por encima de los 90$/barril durante el resto de este año entonces la proporción para la Unión Europea será del 2,1 por ciento, cercana al 2,2 por ciento alcanzado en 2008.

“Creo que es contundente. 2010 hizo sonar las primeras alarmas y los niveles de precios de 2011 podrían llevarnos a la misma crisis financiera que vimos en 2008,” dijo el Sr. Birol.