domingo, 20 de febrero de 2011

Siete de los peores dictadores que los EE.UU. apoyan a capa y espada / Joshua Holland *

El asediado presidente egipcio, Hosni Mubarak, cuyo régimen ha recibido miles de millones en ayuda de los EE.UU., ha sido el centro de atención de los medios en los últimos tiempos. Ha sido durante mucho tiempo "nuestro hijo de puta", pero él no está solo.

Echemos un vistazo a los otros dictadores del planeta que tienen la suerte de estar en el lado bueno del Tío Sam.

1. Paul Biya, Camerún

Biya ha gobernado Camerún desde que ganó las "elecciones" en 1983. Él era el único candidato, y no lo hizo nada mal, consiguiendo el 99 por ciento de los votos.

Según Wikipedia, "Los Estados Unidos y Camerún trabajan juntos en las Naciones Unidas y en una serie de otras organizaciones multilaterales. Mientras estuvo en el Consejo de Seguridad de la ONU en 2002, Camerún trabajó en estrecha colaboración con los Estados Unidos en una serie de iniciativas. El gobierno de los EE.UU. continúa proporcionando sustanciales cantidades de dinero a instituciones financieras internacionales, tales como el Banco Mundial, el FMI y Banco Africano de Desarrollo, que brindan asistencia financiera y de otro tipo a Camerún".

Amnistía Internacional habla de ejecuciones ilegales, periodistas encarcelados y un sinnúmero de negocios desagradables.

Como parte de una estrategia para sofocar la oposición, las autoridades camerunenses perpetraron o toleraron violaciones de los derechos humanos, como detenciones arbitrarias. Y restricciones a los derechos a la libertad de expresión, asociación y reunión. Defensores de derechos humanos y periodistas son hostigados y amenazados, y hombres y mujeres son detenidos por su orientación sexual.

2. Gurbanguly Berdymuhammedov (o Berdymukhamedov), Turkmenistán

Berdymuhammedov llegó al poder en 2006, cuando murió su predecesor y el sucesor constitucionalmente designado fue encarcelado.

De acuerdo con el Departamento de Estado, "Durante varios años en la década de 1990, Turkmenistán fue un actor clave para los EE.UU. en la Iniciativa de Energía de la Cuenca del Mar Caspio, cuyo objetivo era facilitar las negociaciones entre socios comerciales y los Gobiernos de Turkmenistán, Georgia, Azerbaiyán y Turquía para construir un gasoducto bajo el Mar Caspio y exportar el gas de Turkmenistán al mercado interno de energía de Turquía y de ahí al exterior, el denominado Gasoducto Trans-Caspio (TCGP)". La lista de la revista Parade de los peores dictadores del mundo señala que "los EE.UU. siguen importando petróleo de Turkmenistán (100 millones de dólares en 2008), mientras que Boeing presta sus aviones al gobierno de Turkmenistán. Chevron... abrió una oficina en la capital de Turkmenistán, Ashgabat. "

Human Rights Watch dice que, si bien Berdymuhammedov ha tomado algunas medidas "para revertir algunas de las políticas sociales más ruinosas" del gobierno de su predecesor, "el gobierno sigue siendo uno de los más represivos y autoritarios en el mundo."

3. Teodoro Nguema Obiang, de Guinea Ecuatorial

Hace treinta y dos años, Obiang Nguema depuso –y luego ejecutó– a su tío, Francisco Macías, en un sangriento golpe de estado. Peter Maas lo llamó no sólo "el peor dictador de África", sino un hombre cuya vida "parece una parodia del género de dictador".

Obiang había prometido ser más amable y más suave que su predecesor, pero en la década de 1990, incluso el embajador de EE.UU. en Guinea Ecuatorial, recibió una amenaza de muerte de un cercano colaborador del régimen, y tuvo que ser evacuado. Poco tiempo después, se descubrió petróleo en el mar, y la primera oleada de ingresos –alrededor de US$700 millones– fue transferida directamente a cuentas secretas bajo el control personal de Obiang.

Según Parade "Los EE.UU. importaron más de US$ 3 mil millones en productos derivados del petróleo de Guinea Ecuatorial" en 2008.

4. Idriss Deby, Chad

También importamos US$ 3 mil millones de petróleo de Chad ese año. De acuerdo con el Departamento de Estado, "los Estados Unidos mantienen relaciones cordiales con el gobierno de Deby. Chad ha demostrado ser un socio valioso en la guerra global contra el terrorismo, y ofreciendo refugio a unos 200.000 refugiados de la crisis de Darfur, en Sudán, a lo largo de su frontera oriental. "

El informe de Amnistía Internacional de 2010 sobre Chad pinta un cuadro espeluznante:

Civiles y trabajadores humanitarios asesinados y secuestrados, mujeres y niñas víctimas de violación y otros actos de violencia, y niños utilizados como soldados. Las autoridades no tomaron las medidas adecuadas para proteger a los civiles de los ataques de bandidos y grupos armados. Presuntos opositores políticos fueron arrestados de manera ilegal, detenidos arbitrariamente y torturados y maltratados de otras formas. Continúa el acoso y la intimidación de periodistas y defensores de los derechos humanos. A lo largo de 2009, siguieron demoliendo las viviendas y otras estructuras, dejando a miles de personas sin hogar.

A pesar de que el ejército de Chad ha sido acusado de utilizar niños soldados, señala Parade, "los EE.UU. continúan entrenando a comandos del Chad."

5. Islam Karimov, Uzbekistán

Lo que hace tan especial a Karimov es su (supuesta) inclinación por hervir a sus opositores políticos hasta la muerte.

Karimov ha sido presidente de Uzbekistán desde 1990, cuando ganó, por un amplio margen, la primera de una serie de elecciones amañadas. Son comunes en Uzbekistán la tortura, las detenciones arbitrarias y los arrestos masivos de minorías religiosas, según Human Rights Watch. Pero el país ha sido un socio clave de los EE.UU. en su "guerra contra el terror", alojando a las tropas estadounidenses en la base aérea Karshi-Khanabad hasta el año 2005. Las relaciones se enfriaron un poco después de que Karimov ‘alentó’ a los EE.UU. a abandonar la base, pero como señala Parade, “el comercio entre los Estados Unidos y Uzbekistán se duplicó en 2008, y los estadounidenses continúan importando grandes cantidades de uranio de Uzbekistán, utilizado en plantas de energía nuclear y armas”. Un año después, Uzbekistan Airways ordenó aviones Boeing por un valor de US$ 600 millones".

6. Meles Zenawi, Etiopía

Zenawi ha gobernado Etiopía durante 20 años. Apenas el año pasado, después de lo que Human Rights Watch llamó "meses de intimidación de los partidarios de la oposición", el partido de Zenawi, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope, ganó el 99,6 por ciento de los votos. ¡Legitimidad!

Etiopía es un socio estratégico clave en la "guerra contra el terror", y contribuye de manera significativa a las operaciones de mantenimiento de la paz de África. Según la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional, los Estados Unidos es el mayor donante de Etiopía. Pese a las objeciones de la administración Bush, el Congreso estadounidense aprobó una ley que restringe la ayuda militar al país hasta que haya libertad de prensa y el régimen de Zenawi mejorara su historial de derechos humanos, pero -y esto es un gran pero- que exime las ayudas para "la lucha contra el terrorismo". Así que, a pesar de que según Amnistía Internacional, los grupos de la oposición de Etiopía son ilegales, las ONG han sido prohibidas y los etíopes a menudo desaparecen sin juicio, los EE.UU. continúan entrenando a las tropas etíopes.


7. El Rey Abdullah Bin Abdul-Aziz, Arabia Saudita

Al parecer, cuando un Estado islámico teocrático hace cosas horribles a sus ciudadanos, sólo es importante si ese estado se llama Irán. Arabia Saudita, por supuesto, es uno de los aliados más importantes de los Estados Unidos –y el gobierno estadounidense le ha proporcionado seguridad a la familia real saudita durante décadas, ¿a cambio de qué?... petróleo.

Abdullah ha instituido algunas reformas desde que asumió el poder en 2005, pero Human Rights Watch dice que las "iniciativas han sido en gran medida simbólicas, con sólo modestos avances concretos o protección institucional de los derechos". El informe de 2010 de Amnistía Internacional denuncia que las autoridades sauditas siguen utilizando "una amplia gama de medidas de fuerza para reprimir la libertad de expresión y otras actividades legítimas".

Cientos de personas han sido detenidas como presuntos terroristas y miles más, detenidos en nombre de la seguridad en años anteriores, continúan en prisión, incluyendo prisioneros de conciencia. Unos 330 ‘sospechosos’ recibieron juicios injustos ante una corte recientemente constituida, pero cerrada; uno de ellos fue condenado a muerte y 323 fueron condenados a penas de prisión.

Ahí los tienen, una linda colección de hijos de puta, sí. Pero recuerden: son ¡nuestros hijos de puta!

(*) Joshua Holland es escritor y editor senior de Alternet. Es el autor de Las 15 Mentiras Más Grandes Sobre la Economía (y todo lo que la derecha no quiere que usted sepa sobre los impuestos, el empleo y las empresas estadounidenses).

No hay comentarios: