miércoles, 29 de junio de 2011

Voladura de IU / Felipe Alcaraz *

Mientras va tomando cuerpo, como si fuera un precipitado químico, una gran operación para la voladura de IU y, al par,  la recomposición del espacio socialdemócrata tras el zapaterismo (están empezando a descontar su derrota), nosotros, enredados en el tema de Extremadura, nos tapamos los ojos y miramos hacia otro lado, intentando solucionar desde el silencio y la transparencia algo que necesita ya una respuesta urgente. 

Una gran operación, repito, que pasa por descatalogar políticamente la figura de Cayo Lara, dividir a la actual mayoría de IU y obsesionar a una serie de dirigentes con la necesidad de una especie de “limpieza” interior que alimentaría todas nuestras debilidades y nos sacaría de la senda del crecimiento por la que habíamos empezado a transitar.

        El asunto de Extremadura es ya un tema del pasado, y si seguimos actuando de la manera que ha decidido una parte de la dirección, lo único que vamos a hacer es debilitar al extremo a los dirigentes sobre los que se puede montar el futuro. Sí, es verdad, han cometido un error, pero a partir de ahí yo también soy absolutamente contrario a expedientes, sanciones y, mucho menos, expulsiones.

¿Qué pasa, que a veces en ciertos dirigentes el PSOE actúa como una especie de super-yo que condiciona nuestro futuro y marca lo que tenemos que hacer y lo que no? Podemos cometer errores políticos, pero no tenemos derecho a iniciar el camino de la inmolación de todo el proyecto, en función de la miopía de un grupo.

La operación ya está en marcha. Operación Voladura de IU. Se trata de debilitar al máximo a Cayo Lara (ahí está ese papel indigno de quien  estos días nos  daba lecciones de coherencia desde el Congreso y los “suyos” eran los máximos valederos de que pasara el PP en Extremadura), de repetir la idea de que somos los máximos perdedores de las últimas elecciones (aun subiendo 200.000 votos. 

El PP sólo ha subido 500.000, por cierto), como ha hecho un poeta famoso; de airear una serie de encuestas, encargadas ad hoc sobre la bajada de IU y su acercamiento al desagüe, de repetir que IU no quiere abrirse, a pesar de las propuestas “modernas” y los dirigentes tan vendibles que van a ofrecer (Llamazares ha hablado de Garzón  y de Almudena Grandes)… 

Todo ello para justificar lo que llaman alianza amplia. Una convergencia sin programa posible con referentes de CIU (El Bloc, en Valencia), con ciertos grupos de verdes, con Equo e ICV, con los restos periféricos que creó la “gobernanza” de Llamazares (Compromís, Paralelo 36 y escisiones en Navarra, Baleares Euskadi, etc. etc.) y con los artistas de la postceja circunfleja.  Y llegados aquí lo de menos, para muchos de ellos, no son sus propios resultados, sino anular la subida de IU y generar el último capítulo de la voladura. Incluso han liberado distintas avanzadillas de futuro: caso Rosa Aguilar o caso Inés Sabanés.

¿Seremos, en suma, capaces, de ponernos a lo nuestro, a reforzar nuestro discurso, a que Cayo Lara siga con su discurso anticapitalista, republicano y federal, y a organizar una refundación por abajo y de forma participativa? ¿O nos dejaremos enredar (Carrillo también moja sopas: la culpa es de Cayo)  en un caso, el de Extremadura, que ya es el pasado? ¿Sabremos reaccionar o  nos convertiremos en ese pájaro que se queda pasmado ante las lenguas bífidas unos segundos antes de ser devorado?

 (*) Ha sido diputado en el Parlamento Andaluz, secretario general del PCA, diputado en el Congreso de los Diputados, Presidente Ejecutivo del Partido Comunista de España y portavoz federal de Izquierda Unida.

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