jueves, 17 de noviembre de 2011

Le llaman democracia y no lo es… ¿Pero cómo resolverlo? / Carlos Martínez *

Ante las ya muy próximas elecciones, muchas y muchos se preguntan, ¿Para qué? Cuando se ve tan claramente el dominio dictatorial de los mercados.

La solución es el cambio sistémico, sí. Pero también, y sin eso no hay nada, la reconquista de la soberanía popular.

La res-pública de las y los iguales, que nos permita reapropiarnos de la política a las y los ciudadanos. Pues visto lo ocurrido estos días en Grecia e Italia, por si alguien tenía alguna duda, ha podido comprobar que la democracia en Europa es pura fachada, y encima para colmo de la desvergüenza de los poderosos, imponemos nuestro modelo “democrático” a bombazos con una suficiencia racista digna de psicópatas.

La estafa de la deuda en Europa, demuestra como nos exprimen y acaban enriqueciéndose con la crisis. Todo esto tiene un matiz que no debemos olvidar y es que aparte de los pinchazos de las distintas burbujas, la crisis financiera etc. etc., lo que estamos viviendo es, y no lo olvidemos jamás, una brutal transferencia de rentas de las clases populares, es decir autónomos, pymes, obreras y obreros, trabajadores, funcionarias y parados y pensionistas a los ricos, los bancos, los capitalistas. Pero adobada por una represión ya nada disimulada de los derechos y libertades de expresión, huelga y manifestación en todas las potencias centrales, incluido el Reino de España, al que los poderosos ya han encontrado su medicina, el gobierno del PP, para rematar lo iniciado por Zapatero y acabar de poner las cosas en su sitio.

Por tanto, además de proponer alternativas, que de sobra las tenemos y además realizables, uno se pregunta, ¿qué más podemos hacer?

No creo que haya que plantear una sola tarea, sino estar en varios campos. El Movimiento 15M, ha iniciado uno clave, como es el volver a concienciar y autoeducar en la reflexión colectiva a las personas, hartas y que han reaccionado y trabaja en varias líneas, como la educación popular, la defensa de lo público y la reivindicación del poder ciudadano frente a la banca y las oligarquías políticas. Bien, bien hecho y mejor planteado y además allí hemos coincidido y sin deseo de cooptación alguno, gentes que ya estaban tiempo trabajando y denunciando con una explosión de panfletos que al final han logrado su objetivo. Ninguno de los autores y autoras por cierto, os pide el voto, solo la lucha y la autoorganización.

Pero dicho esto, también la lucha institucional es muy importante, de hecho una de las primeras denuncias del M15M ha sido el cambio de ley electoral y lo ha sido porque es necesario para regenerar la vida política del Reino de España y que sea cierto lo que ahora no es y es que cada persona un voto y todos los votos son iguales. Pues no es así, que votan las hectáreas y que la vieja idea de Fraga Iribarne de impedir que las izquierdas reales, las clases populares y sus expresiones políticas jamás puedan gobernar este país, por ahora ha triunfado.

Por eso, ni podemos descalificarnos unos a otros, ni en esta lucha del pueblo trabajador sobra nadie que desee cambios y la preeminencia de lo público sobre lo privado.

Algunas personas llevamos años denunciando que las privatizaciones no solo son un robo al bien y al patrimonio común, sino que son un atentado a la democracia, pues hurtan del control público y de la posibilidad de intervenir en la gestión de sectores estratégicos, que además manejan y controlan información nuestra que jamás debiera estar en manos de negociantes privados, a las gentes, a la soberanía popular. Por eso entre otras cosas en el Occidente central, en la UE, en América del Norte, en Japón, no hay democracia, hay mercadocracia y dictadura de los ricos.

Así pues, desde procurar la organización de los pueblos, construir redes sociales convergentes, agruparnos por ser los engañados, estafadas y en peligro de pobreza, si no estamos ya en ella , al margen de otras cuestiones de tipo accidental que nos dividan, es imprescindible preocuparnos también por el rapto europeo de la democracia.

Pero sin olvidar pequeñas batallas y sin despreciar, ahora, en este momento diría yo, apoyando, a las y los que nos piden el voto, para hacerles la puñeta en su templo del neoliberalismo y el dominio político y rescatar así de esta forma un cachito de soberanía popular, de los de abajo, para seguir batallando.

Estamos llamados a grandes luchas y una de ellas, tal vez la fundamental, será una constituyente. Sin soberanía popular, no hay nada y ahora, no la hay. La soberanía popular merece una revolución.

No hay comentarios: