martes, 1 de marzo de 2011

Factura energética, productividad y renta disponible / Roberto Centeno *

Lo que nos faltaba, el consumo y la inversión siguen cayendo; el sector financiero es un pozo sin fondo donde el Estado lleva enterrado ya el 10% del PIB entre ayudas y avales; el crédito ni está ni se le espera; Salgado, los 17 virreyes y los 8.300 alcaldes preparan nuevas subidas de impuestos y multas para seguir financiando el despilfarro y el clientelismo, es decir, los PER, las embajadas, los EREs falsos o los municipios quebrados tras repartir cheques bebé y subsidios a los parados. El resumen es que seguimos gastando un 70% más de lo que ingresamos, y de repente, el petróleo sube casi un 45% y en breve lo harán el gas y la electricidad.

Y el primer gran perjudicado de esta subida energética brutal será la renta disponible de las familias, como detallaba el miércoles Carlos Sánchez. Si ésta ya cayó un 5% en términos reales en 2010, ahora volverá a caer, sumando energía, inflación y subidas de impuestos, más de un 5% en 2011. Pero esta vez la mayoría de las familias no podrá mantener ya su nivel de vida en base al desahorro. No menos del 10 millones de hogares tendrán que reducir su nivel de gasto, la mayoría significativamente, y más de 4 millones pasarán a vivir en la miseria. Un drama humano de proporciones dantescas.

El otro perjudicado será la productividad, palabra mágica con la que analistas y empresarios resuelven todos los problemas de nuestra economía, y donde lo primero que debería exigírseles es un poco más de seriedad y de profundización en el tema. Siendo la productividad un concepto económico inequívoco, cociente entre la producción y los factores, aquí solo se habla de la productividad del trabajo y se ignoran capital y recursos. Decir que los salarios en España han crecido más que en el resto de Europa o de la OCDE es una simpleza que ni siquiera es globalmente cierta.  

Es una simpleza porque tecnología, intensidad de capital y precio de los recursos cuentan mucho más; y no es globalmente cierta porque más de la mitad de la población ocupada es (o era) mileurista y hoy gana alrededor de 900 euros. Ser mileurista es ya un grado, por lo que el problema se concentra en menos de la mitad de la población ocupada, donde más de un tercio son empleados públicos (un 40% nombrados a dedo sin oposición ni prueba alguna) cuyos sueldos superan un 30% la media del sector privado. El resto son empleos de empresas medianas o grandes, cuyos empleados ganan incluso el doble que sus homólogos europeos, aunque haya excepciones como la del Santander, que lleva tres años con los sueldos prácticamente congelados. “Hay que abrir las mandíbulas”, como le gusta decir a Alfredo Sáez, es decir, bajar costes y subir  ingresos. Por ello, antes de clamar por la productividad en abstracto, abran las mandíbulas en sus empresas y calculen el impacto del resto de los factores.   

Energía y productividad 

Después de disparates históricos, como la moratoria nuclear del partido socialista, la planificación eléctrica y gasista 2001-2011 del PP y la política marxista-ecologista de Zapatero, la situación energética de España es un desastre sin paliativos. En primer lugar, tenemos una dependencia energética exterior del 81%, el doble de la media europea, si exceptuamos pequeños países con una dependencia del 100%. En segundo lugar, nuestra intensidad energética, o la cantidad de energía necesaria para producir una unidad de PIB, es un 19 % superior a la media europea, lo que significa que con el barril de petróleo a 115 dólares (1) tenemos que pagar 14.600 millones de euros al año más que la media europea (el 1,4% del PIB) solo por nuestra ineficiencia en la generación y utilización.

Y, en tercer lugar, las primas a las renovables, una ruina total o un expolio, según como se mire. Resulta una burla afirmar que una subida de 10 dólares del barril de petróleo equivale a la prima a las renovables, porque la fotovoltaica equivaldría a 1.000 dólares el barril de petróleo. Esa es la economía sostenible de Zapatero, y eso sin contar a los personajes que compran energía a la red a 50 euros Mwh y la revenden a 450 diciendo que es solar. ¡Y ni siquiera les han quitado las concesiones!

Para cuantificar el efecto de la mayor dependencia, la comparación más correcta es con aquellos países que tampoco tienen recursos energéticos (Francia, Finlandia, Suecia, Polonia, República Checa, etc…) pero que dependen la mitad de energías importadas. ¿Cómo? A base de energía nuclear y de carbón barato. Como España consume 125 millones de toneladas equivalentes de petróleo en energía primaria (consumo que ha caído un 14% entre 2007 y 2009, lo que convierte en un insulto la patraña del BdE y el INE de afirmar que el PIB ha caído solo el 4%), 95 de los cuales son  petróleo y gas. Reducir la dependencia a la mitad con el crudo a 115 dólares representaría un ahorro anual de 29.500 millones de euros anuales, o el 2,8% del PIB. ¿Cómo se logra esto? Pues como han hecho los demás, con energía nuclear y carbón importado barato.

Y ahora, sumemos: con una intensidad energética, una dependencia exterior y unas primas a las renovables al nivel medio europeo, el ahorro hoy sería equivalente a 47.000 millones de euros año o el 4,5% del PIB. Comparen ahora subidas de energía y de salarios por encima de la media europea y la conclusión es sencilla: la energía supone más del doble.           

Energía y renta disponible

La subida del petróleo conlleva automáticamente, con un decalaje de seis meses en la mayoría de contratos, la subida del gas y después la de la electricidad, la energía al completo. Y eso es el efecto directo, dentro de entre nueve y doce meses llegarán los efectos indirectos. La energía es un input esencial en todos los procesos productivos, y sus elevaciones de precios a través del complejo sistema de relaciones intersectoriales (de las tablas input/output en términos matemáticos, por si alguien quiere calcularlos) elevan los costes de todo el conjunto de la economía. Para la economía española, los efectos indirectos de las subidas energéticas vienen a ser el 80% de los directos y, en consecuencia, la productividad disminuirá adicionalmente, igual que la renta disponible de las familias.

Todo lo anterior se traduce, entre otras cosas, que en España familias y empresas pagan hoy la electricidad -sumando el déficit de tarifa- y el gas más caros de Europa, lo que está llevando a la miseria a millones de hogares y produciendo una deslocalización industrial cada vez mayor. Acerinox, la segunda empresa mundial de aceros especiales, se ha trasladado a EEUU a pesar de los mayores costes laborales. No es la única. Para acabar de arreglarlo, los impuestos autonómicos y locales sobre el recibo de la luz han subido un 30% en 2010, IVA aparte. Estamos en manos de una casta política no solo profundamente inepta, sino también absolutamente depredadora e inmisericorde. El expolio no acaba aquí: la situación de oligopolio del sector petrolero permite cargar a los consumidores márgenes de refino y de distribución muy superiores a los europeos, con el resultado de que las gasolinas y los gasóleos suben más que la media europea (cuatro veces las gasolinas y casi el doble los gasóleos a finales de enero). Me pregunto a qué narices se dedican la Comisión de la Energía y el Servicio de Competencia. 

En cuanto a las enormes subvenciones a las renovables, en casi todo el mundo y particularmente en Alemania, el país número uno en fotovoltaica, las subvenciones se dan exclusivamente a instalaciones familiares, con lo que los hogares alemanes pueden ahorrar hasta un 30% del recibo de luz y gas. En España, dichas subvenciones se dan solo a los amigos del poder para sus huertos fotovoltaicos, un invento del PP para enriquecer a sus allegados, ampliado por ZP para enriquecer a los suyos. En el caso de la eólica, la mitad de la potencia española no se habría construido en ningún otro país porque el número de horas de viento no es suficiente, pero aquí con las gigantescas subvencione vale todo.

Y para terminar, la guinda del pastel: los Presupuestos de 2011 están calculados con un barril de crudo a 81 dólares, por lo que una media de 115 dólares supondría un costo adicional de 18.000 millones de euros (un 1,7 % del PIB para consumir el mismo petróleo y gas). También parece desvanecerse la posibilidad de acuerdo en marzo sobre la crisis de la deuda, lo que renovaría las tensiones y haría imposible la recapitalización bancaria. Lo único positivo de tanto desastre es que Zapatero y su secta acabarán barridos, y el partido socialista deberá evolucionar desde el siglo XIX y la Guerra Civil al siglo XXI sin apenas poder político.

(*) Catedrático de Economía de la Universidad Politécnica de Madrid

(1) Según la estimación de Bank of America / Merrill Lynch, el precio del crudo promediará los 115 dólares por barril en 2011, 130 dólares en 2012, y llegará a 165 dólares en 2015.


En camino a la nueva partición de África: Libia en el gran juego / Manlio Dinucci *

No sólo familias que temen por sus vidas e inmigrantes pobres de otros países norteafricanos huyen de Libia. Hay decenas de miles de ¿refugiados? que son repatriados por sus gobiernos en barcos y aviones: sobre todo son ingenieros y ejecutivos de grandes compañías petroleras. 

No sólo de ENI, que realiza cerca de un 15% de sus ventas desde Libia, sino otras multinacionales europeas, en particular: BP, Royal Dutch Shell, Total, BASF, Statoil, Repsol. 

Cientos de empleados de Gazprom también se vieron obligados a abandonar Libia y más de 30.000 trabajadores chinos de la compañía petrolera y de la construcción. 

Una imagen simbólica de cómo la economía libia está interconectada con la economía global, dominada por las multinacionales. Gracias a sus ricas reservas de petróleo y gas natural, Libia tiene una balanza comercial positiva de 27.000 millones de dólares al año y un ingreso per cápita medianamente elevado de 12.000 dólares, seis veces mayor que el de Egipto. 

A pesar de fuertes diferencias en los ingresos bajos y altos, el nivel de vida promedio de la población de Libia (sólo 6,5 millones de habitantes en comparación con los casi 85 millones de Egipto) es por lo tanto mayor que el de Egipto y otros países norteafricanos. 

Lo muestra el hecho de que casi un millón y medio de inmigrantes, sobre todo del norte de África, trabajan en Libia. Cerca de un 85% de las exportaciones libias de energía van a Europa: Italia tiene el primer lugar con un 37%, seguida por Alemania, Francia y China. Italia también ocupa el primer lugar en importaciones de Libia, seguida por China, Turquía y Alemania.

Este marco ahora revienta como resultado de lo que se puede caracterizar no como una revuelta de masas empobrecidas, como las rebeliones en Egipto y Túnez, sino como una verdadera guerra civil, debida a una división del grupo gobernante. Quienquiera que diese el primer paso ha explotado el descontento contra el clan de Gadafi, que prevalece sobre todo entre las poblaciones de Cirenaica y los jóvenes en las ciudades, en un momento en el cual todo el norte de África ha tomado el camino de la rebelión. A diferencia de Egipto y Túnez, sin embargo, el levantamiento libio se planificó y organizó con anterioridad.

Las reacciones en la arena internacional también son simbólicas. Pekín ha dicho que está extremadamente preocupado por los sucesos de Libia y llamó a ¿un rápido retorno a la estabilidad y la normalidad?. El motivo es obvio: el comercio chino-libio ha crecido considerablemente (cerca de un 30% sólo en 2010), pero ahora China puede ver que toda la estructura de las relaciones económicas con Libia, de donde importa cantidades crecientes de petróleo, se ha puesto en juego. Moscú se encuentra en una posición semejante.

Diametralmente opuesta es la señal de Washington: el presidente Barack Obama, que cuando se vio enfrentado a la crisis egipcia minimizó la represión desencadenada por Mubarak y llamó a una ¿transición ordenada y pacífica?, ha condenado rotundamente al gobierno libio y anunció que EE.UU. prepara toda la gama de opciones que tenemos a nuestra disposición para responder a esta crisis, incluidas acciones que ponemos emprender solos y otras que podemos coordinar con nuestros aliados a través de instituciones multilaterales.

El mensaje es evidente: existe la posibilidad de una intervención militar de EE.UU. y la OTAN en Libia, oficialmente para detener el derramamiento de sangre. Las verdaderas razones son obvias: Si se derroca a Gadafi EE.UU. podría derribar todo el marco de las relaciones económicas con Libia y abrir el camino a las multinacionales basadas en EE.UU., que hasta ahora están casi totalmente excluidas de la explotación de reservas de energía en Libia. Por lo tanto, EE.UU. podría controlar el grifo de las fuentes de energía de las que depende en gran parte Europa y que también provee a China.

Estos son las apuestas en el gran juego de la división de los recursos africanos, por los que tiene lugar una creciente confrontación, en especial entre China y EE.UU. La creciente potencia asiática, con la presencia en África de cerca de cinco millones de gerentes, técnicos y trabajadores, construye industrias e infraestructuras a cambio de petróleo y otras materias primas. EE.UU., que no puede competir en ese terreno, puede utilizar su influencia sobre las fuerzas armadas de los países africanos importantes, que entrena mediante el Comando África (AFRICOM), su principal instrumento para la penetración del continente.

La OTAN también entra ahora en el juego, ya que está a punto de concluir un tratado de cooperación militar con la Unión Africana que incluye a 53 países.

La central de la cooperación de la Unión Africana con la OTAN ya se está construyendo en Addis Abeba: una estructura moderna, financiada con 27 millones de euros de Alemania, bautizada: ¿Construyendo paz y seguridad?.

(*)  Geógrafo y politólogo

Juan Torres López, Catedrático de Economia Aplicada: "Los bancos han dado un golpe de estado"

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