lunes, 14 de marzo de 2011

Portugal, expectativas y culpables / Santiago Niño Becerra *

No hace mucho un lector me escribió un mail duro, muy duro; este: “(…) Una de mis pasiones en mis años jóvenes eran los rallyes. En Portugal se hacía el mejor rallye del Mundo, que lo comenzaron unos pilotos de la compañía aeronáutica TAP y luego ­dado que los costes eran más que importantes­ se hizo cargo del patrocinio el Vinho de Porto. Todos los años me escapaba junto con algún amigo. Hablo de hace unos 30 - 35 años. 

La pobreza era de tal dimensión, que lo normal era ver a 30 o más portugueses subidos encima de la carga de una camioneta malísima, o también ver a tres o cuatro personas subidas en un ciclomotor. Comías por 50 pesetas con marisco incluido y te trataban casi, casi, como si fueras una autoridad. Una vez que fui solo, fue donde realmente me enteré de la situación económica. Los portugueses conocían los tramos como la palma de su mano (los tramos cronometrados se hacen en pistas forestales de tierra y pequeñas carreteras llenas de curvas) y yo disponía de asientos en mi coche.

Ellos iban seis como mínimo en un Morris Marina diesel que a su vez lo habían alquilado entre todos. El trasto no daba 100 ni cuesta abajo. Total, que hablo con ellos y el trato es que tres venían conmigo y otros tres iban en el Morris Marina, con lo cual el chisme al bajarle de peso corría más. Eso de correr más, no es porque emuláramos a los pilotos, es que cuanto más rápido te movías más tramos veías cada día. El Rallye siempre comenzaba el martes al medio día y finalizaba el domingo hacia la misma hora. Solíamos salir de Lisboa en dirección a Oporto y luego hasta casi Galicia, donde el número de gallegos que se acercaban era numeroso.

Pero aprovechando los tiempos del coche y del bocadillo, me pude enterar que la cosa allí estaba más que mal. Que no se ganaba nada, casi todo el mundo vivía de la agricultura y muchos de los que seguían el rallye en esas condiciones eran mecánicos o chapistas (seis por coche, bocadillos y, los más potentados…, una tienda de campaña para dormir). Me contaban que tras perder las colonias no tenían ni un escudo. Me comentaban que los cambios políticos poco ayudaban y que para poder ver el Rallye ahorraban todo el año para pagar entre seis el coche y el gasóleo.

Cuando el Rallye pasaba por los pueblos, aquello era el acabose. Los guardias te daban preferencia de paso, los niños todos con mandilón y unas banderitas te saludaban, y el rallye paralizaba Portugal. Las gentes eran y son muy amables, los paisajes del Portugal oculto (los rallyes siempre se hacen en zonas poco pobladas) y en general era para mí unas vacaciones.

Año tras año la cosa mejoraba a la par que uno también ya tenía coche propio. Los portugueses iban mejorando, las carreteras también, hasta que muchos años después ya tenían algunas autopistas y muy buenas carreteras en toda la nación. Los portugueses manejaban carros mucho mejores y los Morris Marina ya no se veían. Hará unos 7- 10 años que no volví a tal rallye, por motivos de edad y porque el alma de la organización murió, con lo cual el rallye ya no era ni perteneciente al Mundial.

En cuanto puedo, marcho a Portugal desde. Tienen una red de aeródromos impresionante, porque en aquel entonces a todo militar de alta graduación en aviación el pueblo le hacía su propio aeródromo con estatua incluida. De hace 4 años para acá veo como vuelven al Portugal de antes. El que gana 500 euros es un campeón, pero la gasolina está mucho más cara que en España. Ves multitud de empresas cerradas y muchas que se marcharon a antiguas colonias portuguesas con flotas enteras de camiones de obra. 

Portugal se va muriendo y ya vas viendo otra vez los ciclomotores con carrito atrás. Tienen unos aeródromos sensacionales, pero ahora no pueden volar, porque no hay dinero. Los restaurantes donde íbamos hace cinco años a precio razonable, hoy están vacíos a previos mucho más baratos. Todas las carreteras y autovías están paradas como en España y la cosa cada día va a menos. Así que el día que los rescaten, intervengan o cómo demonios se llame el asunto, volveré a ver aquel Portugal tan pobre. Eso sí, supongo que la gente continuará siendo amble como siempre”.

Mi respuesta:
“No, no se equivocas: es una visión de viajero, de observador. En el fondo lo que sucede es que Portugal ya no es importante. En el siglo XIX lo fue para Inglaterra por el vino, en el XX por la mano de obra barata, en el XXI, ¿para qué lo es?. No es suficientemente nada: un poco de turismo, el Porto, una situación totalmente excéntrica junto a una estructura de PIB muy corta en capital, con entidades financieras de tamaño reducido, ...”

Muy fuerte, si.
(El pasado Sábado, como todos, fui a dar una vuelta, temprano. La frutería que frecuento estaba desierta. En la báscula y caja una señorita muy, muy eficiente y muy, muy despierta. Me pregunta cómo van las cosas; le respondo que ya lo ve: ocupa un lugar de excepción para ver lo que sucede en la calle. Me dice que se siente preocupada por lo que queda: tiene dos hijos, uno está estudiando Bachillerato; por lo que queda: ‘Nosotros ya estamos’. En el fondo está hablando de expectativas: ‘Los profesores les dicen que se vayan’. ¿Qué mensaje están recibiendo estas jóvenes, estos jóvenes?, pues uno muy simple: ‘Aquí lo tenéis imposible, probad fuera’. Y no, no sucedía en Portugal).

(Conocen mi postura: los Bancos, las Cajas, las entidades financieras, no han tenido ninguna culpa de lo sucedido, por lo que su responsabilidad en la crisis sistémica en la que estamos inmersos es nula en todas partes, y aquí aún más nula: lo que hicieron los Bancos y las Cajas fue posibilitar que ‘España fuese bien’, es decir, si los Bancos y las Cajas no hubieran hecho lo que hicieron ‘España no hubiese ido bien’.

Ahora está empezando a nacer una línea interpretativa que, pienso, es perversa: ‘Bueno, los Bancos y las Cajas del reino hicieron cosas feas, pero quien verdaderamente se equivocó fue el Banco de España: podía haber frenado la bola de nieve que se iba formando y no hizo nada en absoluto’, se matiza el razonamiento -pienso que se empeora-: ‘El Banco de España no era totalmente independiente: tenía que responder ante políticos’.

Perversa: pienso que esa línea lo es porque el BdE lo que hizo con su no-actuación fue evitar que ‘España dejase de ir bien’, ¿por qué?, pues porque ‘España tenía que ir bien’. ¿Qué se le hubiese dicho al BdE si en el 2002 o en el 2004 hubiese tomado cartas en el asunto y hubiese puesto fin a aquella orgía verde?, posiblemente lo más suave que su presidente hubiese oído hubiera sido que su inconsciencia estaba frenando un momento histórico de la economía española y que estaba arrojando al paro y a la quiebra a un montón de familias españolas y de honradas empresas.

Ahora puede criticarse lo que se quiera al BdE: pienso que es un buen chivo expiatorio: es débil, y pequeño, y es fácilmente demonizable: argumento: ¿a quién le puede caer bien alguien que no hizo lo que podía hacer para evitar el actual desastre?. Es como lo que ha sucedido con el FMI: ‘el Fondo fue un inútil que no vio la que se estaba liando’; ¿realmente alguien se cree eso?. ¿Por qué no se recuerdan los continuados avisos del Sr. Jaime Caruana recordando antes de dejase de ser Gobernador del BdE que esto sería el infierno si el desempleo del factor trabajo empezase a subir?. Simplemente eso ya pudo ser un palo en la rueda que hubiese dificultado que ‘España continuase yendo bien’.

Y seguimos igual: ¡el ladrillo, el ladrillo!, ¿y lo no-ladrillo?. ¿Por qué nadie habla de ‘lo otro’?. ¿Cuántas familias que hoy tienen un crédito hipotecario cuyas cuotas están pagando puntualmente no podrán seguir pagando a medida que el desempleo vaya aumentando?. ¿Cuántas empresas que adquirieron a crédito una maquinaria que hoy están subutilizando o no utilizando podrán continuar satisfaciendo los pagos de ese crédito?. ¿Cuántas entidades financieras que pidieron prestados en el exterior fondos para posibilitar que ‘España fuese bien’ van a poder devolverlos a medida que la actividad se vaya enlenteciendo y los impagados creciendo?.

La culpa no fue de nadie y la responsabilidad de todos; lo malo es que algunos: una minoría, van a apechugar con las consecuencias de esta crisis muchísimo menos que otros: la mayoría; pero bueno: siempre ha sido así, ¿por qué ahora debería ser de otra manera?).

(*) Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

Túnez, Egipto, Marruecos, esas dictaduras amigas / Ignacio Ramonet

¿Túnez, una dictadura? ¿Egipto, una dictadura? Al ver cómo los medios de comunicación se regodean ahora con la palabra “dictadura” aplicada al Túnez de Ben Ali y al Egipto de Mubarak, los franceses se han tenido que preguntar si habían leído u oído bien. ¿Acaso no son estos mismos medios de comunicación y estos mismos periodistas los que han estado, durante décadas, martilleándonos con que estos dos “países amigos” eran “Estados moderados”? ¿El despreciable término “dictadura”, en el mundo arabomusulmán, no estaba reservado exclusivamente (tras la eliminación de la “terrible tiranía” de Sadam Hussein en Irak) al régimen iraní? ¿Entonces qué ocurre? ¿Es que hay otras dictaduras en esa región? ¿Nos las habrán escondido los medios de comunicación de nuestra ejemplar democracia?
Sea como fuere, ése es una de las primeras revelaciones que le debemos al sublevado pueblo de Túnez. Su prodigiosa victoria ha liberado a los europeos de la “retórica de hipocresía y de disimulo” en vigor en nuestras cancillerías y en nuestros medios de comunicación. Obligados a desenmascararse, éstos hacen como que descubren lo que nosotros ya sabíamos desde hacía mucho tiempo [1], que las “dictaduras amigas” no son más que regímenes de opresión. Con respecto al tema, los medios de comunicación tan sólo han seguido la “línea oficial”: cerrar los ojos o mirar hacia otro lado, confirmando así la idea de que la prensa tan sólo es libre para con los débiles y los pueblos aislados. ¿Acaso Nicolas Sarkozy no ha tenido el aplomo de afirmar, a propósito del sistema mafioso del clan Ben Ali-Trabelsi, que en Túnez, “había una desesperanza, un sufrimiento, un sentimiento de asfixia de los que, hay que reconocerlo, no habíamos tomado conciencia de su dimensión”.
No habíamos tomado conciencia de su dimensión”… En 23 años… A pesar de la presencia en el lugar de los servicios diplomáticos más prolíficos comparados con cualquier otro país del mundo… A pesar de la colaboración en todos los ámbitos de la seguridad (policía, gendarmería, inteligencia…). A pesar de las estancias regulares de los responsables políticos y mediáticos que han establecido allí, sin complejos, su lugar de vacaciones [2]… A pesar de la presencia en Francia de dirigentes exiliados de la oposición tunecina, mantenidos al margen, como apestados, por parte de las autoridades francesas y a los que prácticamente se les ha prohibido el acceso, durante décadas, a los grandes medios de comunicación… ¡Cómo ha degenerado la democracia!
En realidad, estos regímenes autoritarios han estado (y continúan estando) bajo la complaciente protección de las democracias europeas en perjuicio de sus propios valores y con el pretexto de que constituían una defensa contra el islamismo radical [3]. Se trata del mismo argumento cínico que, en la época de la Guerra Fría, utilizó Occidente para apoyar a las dictaduras militares en Europa (España, Portugal, Grecia, Turquía) y en América Latina, con la pretensión de impedir de este modo la llegada del comunismo al poder.
Qué formidable lección han dado las sociedades árabes sublevadas a aquellos que, en Europa, no los describían más que en términos maniqueos: es decir, como masas dóciles sometidas a corruptos sátrapas orientales, o como muchedumbres histéricas poseídas por el fanatismo religioso. En cambio, surgen de pronto, en las pantallas de nuestros ordenadores o de nuestros televisores (cf. el admirable trabajo de Al Jazeera), preocupados por el progreso social, en absoluto obsesionados por la cuestión religiosa, ávidos de libertad, hartos de la corrupción, mientras denuncian las desigualdades y reclaman la democracia para todos, sin excepciones.
Lejos de las caricaturas binarias, estos pueblos no constituyen una suerte de “excepción árabe”, sino que se asemejan, en sus aspiraciones políticas, al resto de sociedades urbanas modernas ilustradas. Una tercera parte de los tunecinos y casi una cuarta parte de los egipcios navegan regularmente por Internet. Como afirma Moulay Hicham El Alaoui: “Los nuevos movimientos ya no están marcados por los antiguos antagonismos como el antiimperialismo, el anticolonialismo o el antisecularismo. Las manifestaciones de Túnez y El Cairo están desprovistas de cualquier simbolismo religioso. Es una ruptura generacional que refuta la tesis de la excepcionalidad árabe. Además, son las nuevas tecnologías de comunicación las que alientan estos movimientos. Éstos proponen una nueva versión de la sociedad civil en la que el rechazo al autoritarismo va de la mano del rechazo a la corrupción [4]”.
Gracias sobre todo a las redes sociales digitales, las sociedades, tanto en Túnez como en Egipto, se han movilizado a una gran velocidad y han sido capaces de hacer tambalear el poder en un tiempo récord. Antes incluso de que los movimientos tuvieran ocasión de “madurar” y de favorecer en su seno la emergencia de nuevos dirigentes. Se trata de uno de los pocos casos en los que, sin líder, sin organización dirigente y sin programa, la simple dinámica de la exasperación de las masas ha bastado para hacer triunfar una revolución.
Es un momento frágil y sin duda las potencias ya están trabajando, sobre todo en Egipto, para arreglar la situación de modo que “todo cambie para que no cambie nada”, según el antiguo adagio de Il Gattopardo. Estos pueblos que conquistan sus libertades no deben olvidar el consejo de Balzac: “Se acabará con la prensa como se acaba con un pueblo: concediéndole la libertad [5]”. Las “democracias de vigilancia” tienen infinitamente más habilidad para domesticar, con toda legitimidad, a un pueblo que las antiguas dictaduras. Pero esto no justifica en absoluto su mantenimiento. Ni debe sofocar el fervor de derrocar a una tiranía.
La caída de la dictadura tunecina ha sido tan rápida que los otros pueblos magrebíes y árabes han llegado a la conclusión de que estas autocracias –entre las más antiguas del mundo– se encontraban, en realidad, profundamente carcomidas y no eran más que “tigres de papel”. La tesis se ha demostrado con el caso de Egipto.
Por lo que este impresionante levantamiento de los pueblos árabes hace pensar inevitablemente en la gran proliferación de revoluciones a través de Europa en 1848: en Jordania, Yemen, Argelia, Siria, Arabia Saudí, Sudán y Marruecos.
En este último país, una monarquía absoluta en la que el resultado de las “elecciones” (siempre amañadas) continúa siendo determinado por el soberano, que designa según su criterio a los ministros llamados “de soberanía”, varias decenas de familias cercanas al trono siguen acaparando las principales riquezas [6]. Los cables difundidos por WikiLeaks han revelado que en el país la corrupción alcanza niveles asombrosos de indecencia, más elevados que en el Túnez de Ben Ali, y que las redes mafiosas tenían todas como único origen el Palacio. Un país en el que la práctica de la tortura está generalizada y la censura de la prensa es constante-
Sin embargo, del mismo modo que el Túnez de Ben Ali, esta “dictadura amiga” se beneficia de una enorme indulgencia tanto en nuestros medios de comunicación como entre la mayoría de nuestros responsables políticos [7]. Éstos minimizan los signos que muestran el comienzo de un “contagio” de la revuelta. Ya se han inmolado a lo bonzo cuatro personas. Se han producido varias manifestaciones de solidaridad con las revueltas de Túnez y de Egipto en Tánger, en Fez y en Rabat [8]. Presas del pánico, las autoridades han decidido preventivamente subvencionar los productos de primera necesidad para evitar las “revueltas del pan”. Importantes contingentes de tropas habrían sido retirados del Sahara Occidental y dirigidos a toda prisa hacia Rabat y Casablanca. El rey Mohammed VI y algunos colaboradores se habrían trasladado expresamente a Francia, el fin de semana del 29 de enero, para consultar a expertos en materia de mantenimiento del orden del Ministerio del Interior francés [9].
Aunque las autoridades desmienten estas dos últimas informaciones, es evidente que la sociedad marroquí sigue con exaltación los acontecimientos de Túnez y de Egipto. Dispuesta a unirse al arrebato de fervor revolucionario para deshacerse por fin del yugo feudal, y a pedir cuentas a todos aquellos que, en Europa y durante décadas, fueron cómplices de las “dictaduras amigas”.



Notas:
(1) Véase, por ejemplo, Jacqueline Boucher, “La sociedad tunecina privada de la palabra”, e Ignacio Ramonet, "Main de fer en Tunisie", Le Monde diplomatique. Respectivamente, febrero de 1996 y julio/agosto de 1996.
(2) Al mismo tiempo que Mohammed Bouazizi se inmoló prendiéndose fuego el 17 de diciembre de 2010, que la insurrección se expandía a todo el conjunto del país y que decenas de tunecinos rebeldes caían por las balas de la represión de Ben Ali, para el alcalde de París, Bertrand Delanoé, y la ministra de Asuntos Exteriores, Michèle Alliot-Marie, era perfectamente normal celebrar alegremente la noche de Navidad en Túnez.
(3) Al mismo tiempo, y sin plantearse aparentemente la contradicción, Washington y sus aliados europeos apoyan el régimen teocrático y tiránico de Arabia Saudí, principal foco oficial del islamismo más obscurantista y más expansionista.
(5) Honoré de Balzac, Monografía de la prensa parisina: los periodistas, Comunicación Social Ediciones y Publicaciones, 2009.
(6) Léase Ignacio Ramonet, “El polvorín Marruecos”, Le Monde Diplomatique en español, septiembre de 2008.
(7) Desde Nicolas Sarkozy hasta Ségolène Royal, pasando por Dominique Strauss-Kahn que posee un « riad » en Marrakech, varios dirigentes políticos franceses no han tenido ningún escrúpulo a la hora de visitar esta “dictadura amiga” durante las recientes vacaciones de fin de año.
(9) Léase País, 30 de enero de 2011 http://www.elpais.com/..Mohamed/VI/va/vacaciones.. y Pierre Haski, "Le discret voyage du roi du Maroc dans son château de l’Oise", Rue89 , 29 de enero de 2011. http://www.rue89.com/..le-roi-du-maroc-en-voyage-discret...188096