lunes, 24 de octubre de 2011

La crisis mucho más allá de la Unión Europea / Eric Toussaint *

“… el movimiento de los Indignados ha ganado una gran amplitud en España, así como en Grecia, y comienza a encontrar cierto eco en Estados Unidos y en otros continentes. Estas movilizaciones, si bien muy importantes, no están todavía en medida de obtener cambios radicales. Tenemos que apoyarlas activamente. A tal efecto, el éxito de la jornada del 15 de octubre de 2011 es prometedor.”
 
Incluso si Europa se ve grandemente afectada, la crisis no se limita a la Unión Europea: casi todas las economías de los países más industrializados están en estado semicomatoso. Según los países, el desempleo permanece muy elevado o incluso aumenta. Lo mismo ocurre en los países llamados «emergentes», incluidos los BRIC (Brasil, Rusia, India, China), donde el fuerte crecimiento tiende a disminuir. 
 
Las Bolsas del planeta, salvo raras excepciones, han caído considerablemente en 2011 (entre el 1 de enero y el 15 de octubre de 2011, –15% en la zona euro, en Japón y en China; -4% en Estados Unidos; –8% en Gran Bretaña; –22% en el Brasil; –19% en Rusia; –17% en India). El oro, valor refugio en tiempos de crisis, ha subido muchísimo (+20% entre enero y octubre de 2011).

Lo que llama la atención es la excesiva volatilidad que caracteriza toda una serie de precios: las Bolsas caen pero conocen rebotes temporales; el dólar cae pero conoce momentos de alza; la paridad entre el dólar, el euro, el yen, la libra esterlina, el franco suizo (otro valor refugio) es muy inestable; el precio de las materias primas se mantiene a un nivel elevado pero experimenta sacudidas importantes. En pocas palabras, la economía real (la producción) disminuye y la esfera financiera es presa de sobresaltos. Los bancos constituyen el eslabón vulnerable, pero cuentan con el apoyo incondicional de los poderes públicos.

Desde el punto de vista de las relaciones Norte-Sur, la situación económica de los países emergentes y en desarrollo es envidiable, comparada con la de los países del Norte |1|. Si consideramos el estado de las reservas internacionales como un indicador, los países emergentes están en posesión del doble de las reservas de los países más industrializados.
 
En efecto, los países emergentes disponen de 6,5 billones de dólares (6.500 000.000.000 US$) de reservas internacionales (de los cuales la mitad corresponde a China, a la India 400.000 millones; a Brasil 350.000 millones, a Rusia 500.000 millones) frente a los 3,2 billones del Norte (de los cuales un tercio corresponde a Japón). El G20, club tan ilegítimo como el G7 que lo ha convocado, es incapaz de encontrar soluciones.

Una nueva expresión se pone de moda: países ricos altamente endeudados (PRAE), que eclipsa otra expresión de moda desde hace unos quince años en los pasillos del FMI y del Banco Mundial: países pobres altamente endeudados (PPAE). La deuda, pública y privada, está en el centro de la crisis.


Si tomamos en cuenta las relaciones entre clases sociales a escala planetaria, vemos que en todas partes las clases dominantes incrementan su riqueza, utilizan la crisis para aumentar la precariedad de la condición de los asalariados y de los pequeños productores. En los países del Atlántico Norte, de la Europa mediterránea y central, el reembolso de la deuda pública se uriliza como pretexto para imponer una nueva ola de austeridad. El costo de las catástrofes producidas por el sistema financiero privado está sistemáticamente a cargo de los poderes públicos, que pasan a su vez la factura a los asalariados y a los pequeños productores (a través de impuestos, reducciones de gastos sociales y despidos). 
 
Las desigualdades sociales se agravan. Los movimientos sociales populares experimentan grandes dificultades para constituir un frente coherente de resistencia, sin hablar de un intento de comenzar una contraofensiva. Nuevos fenómenos de protesta en las calles aparecen tras los pasos de las primaveras tunecina y egipcia. Así, el movimiento de los Indignados ha ganado una gran amplitud en España, así como en Grecia, y comienza a encontrar cierto eco en Estados Unidos y en otros continentes. Estas movilizaciones, si bien muy importantes, no están todavía en medida de obtener cambios radicales. Tenemos que apoyarlas activamente. A tal efecto, el éxito de la jornada del 15 de octubre de 2011 es prometedor.|2|.

(*) Historiador y politólogo belga. Es presidente del CADTM-Bélgica (Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo).
 
Notas:

|1| En Internet, véase http://www.cadtm.org/Deuda-de-los-paises-en-desarrollo falta de previsión, 6 de enero de 2011. Véase igualmente: Damien Millet, Daniel Munevar, Eric Toussaint, http://www.cadtm.org/Las-cifras-de-la-deuda-2011 20 de mayo de 2011; y también el libro de Damien Millet y Eric Toussaint (dir.) La deuda o la vida, Icaria editorial, Barcelona, 2011, capítulo 19. Se debe hacer una puntualización fundamental: aun cuando los indicadores económicos tradicionales indican un crecimiento económico sostenido de los países emergentes, la crisis alimentaria (debido a un excesivo aumento de precio de los alimentos) azota a una gran parte de la población del Sur del planeta. Los efectos del cambio climático degradan igualmente las condiciones de vida de las poblaciones de varios países particularmente afectados. La explotación frenética de algunos recursos naturales a causa del elevado precio de las materias primas provoca estragos crecientes tanto para las personas como para el medio ambiente, en particular las minas a cielo abierto y la explotación de hidrocarburos en lugares particularmente sensibles (por ejemplo, en el delta del Níger,).


|2| Véase: http://www.cadtm.org/El-15-de-octubre-de-2011-Una-gran , 16 de octubre de 2011, 

Movimiento y política / Manuel Castells *

El 15 de octubre del 2011 marcó un hito en la emergencia de los movimientos sociales en la era internet. Cientos de miles de personas se manifestaron en más de mil ciudades de 82 países respondiendo a una convocatoria inicialmente sugerida por un grupo de Facebook llamado Propuestas Post-15M y asumida por Democracia-Real-Ya-Internacional y Takethesquare. La iniciativa se perfiló en una reunión de redes de activistas en Barcelona a inicios de septiembre convocando la manifestación global del 15-0 bajo el lema #unitedforglobalchange. Los manifestantes criticaban al capitalismo financiero causante de la crisis y a gobiernos percibidos como estando a su servicio. No hubo líderes ni comité de dirección. Sólo asambleas y redes locales conectadas en redes globales.

Paralelamnte surgió otra iniciativa en julio de la revista Adbusters, radicada en Vancouver y especializada en la crítica de la publicidad. Difundió en internet la imagen de una bailarina danzando sobre el toro de Wall Street con una frase: "Nuestra única demanda: ocupa Wall Street. El 17 de septiembre ven con tu tienda". Esa fecha es el día de la Constitución de EE.UU. y la demanda era separar dinero y política. A partir de ahí grupos diversos empezaron a preparar la ocupación. Y simultáneamente indignados en todo el mundo decidieron por su cuenta asediar los centros financieros de sus países.

Tras las revoluciones árabes, las revueltas en Grecia, los indignados en España y Europa, la masiva movilización contra el Gobierno en Israel y la rápida difusión de ocupaciones y manifestaciones, con apoyo de los sindicatos en cientos de ciudades de EE.UU., la convergencia de las protestas el 15-0 señaló el carácter global del movimiento. Pero cada cual incluye sus propias reivindicaciones y proclamas. En Barcelona una asamblea propuso pasar "de la indignación a la acción" con el lema "Nuestras vidas o sus beneficios". En Madrid y otros lugares fueron consignas distintas. Y la web de los acampados de Nueva York hizo explicita la conexión entre movimientos: "De Tahrir Square a Times Square".

Y es que no hace falta liderazgo porque cualquier iniciativa se difunde viralmente por internet, sumándose a ella quienes están de acuerdo y añadiendo de su propia cosecha. Si hubiese un comité global de dirección sólo pequeños grupos de activistas se darían por aludidos. Si hoy se puede hablar del nacimiento de un nuevo movimiento social de alcance global es porque carece de liderazgo o ideología unificada y por disponer de internet como plataforma flexible de difusión de iniciativas, debate de ideas y coordinación de acciones.

Este movimiento en continua metamorfosis no puede ser encasillado política o ideológicamente. La inmensa mayoría son gente de todas edades y opiniones que se indignan por diversos motivos y coinciden en que no tienen confianza en los actuales canales de representación política. De ahí que intelectuales y dirigentes políticos vaticinan día tras día su disgregación mientras sigue subiendo como la espuma. O bien, tras reconocer su fuerza a regañadientes, acaban desdeñándolo por no tener resultados concretos, por no organizarse en un proyecto político. Tales actitudes revelan un desconocimiento de la práctica de los movimientos sociales en la historia. Los movimientos sociales tienen efectos políticos, frecuentemente fundamentales, pero no son políticos en el sentido tradicional del término, no se refieren a la ocupación del Estado. Los movimientos cambian la mentalidad de las personas y, por tanto, los valores de la sociedad, son fuente de creación y cambio social. Los partidos políticos trabajan sobre lo que ocurre en la sociedad para gestionar las instituciones que rigen la vida social. Cuando las instituciones pueden escabullirse del control ciudadano, parece que el poder es de los partidos y todo depende de resultados electorales. Pero cuando surge una distancia creciente entre representantes y representados, cuando el modelo económico, ecológico, de protección social o de modo de vida entra en crisis o es cuestionado, entonces los movimientos sociales son la fuente de renovación de la sociedad, el único antídoto contra la esclerosis de una política sometida a las fuerzas irracionales del mercado y a las racionales de la codicia.

Sin embargo, dícese, toda esa energía social tiene que canalizarse en opciones políticas. No siempre. Hay distintos ritmos del paso de lo social a lo político: lentos en periodos de estabilización, acelerados en momentos de crisis en donde se busca una nueva política. Por eso las crisis conducen a veces a opciones demagógicas y líderes populistas, paladines de la xenofobia y aventureros de la violencia. Pero también surgen voces y prácticas de profundización de la democracia que van cambiando las reglas del juego. Algunos partidos aprenden la lección y se apuntan al cambio para sobrevivir. Otros se atrincheran y descalifican. En ciertos casos se desintegran y a la clase política existente la echan a gorrazos, mientras su espacio empieza a ser ocupado por nuevos actores políticos impensables hasta entonces (ecologistas, piratas, alianzas electorales en torno a principios democráticos (control de los bancos, reforma de elecciones) o en defensa del respeto de derechos sociales (salud, educación, vivienda) ) en contraste con los partidos que aparentan defender intereses generales pero que en realidad defienden los del partido. Las formas de transformación política son variopintas y contextuales. Requieren movilización y tiempo. Y sólo son eficaces situándose fuera del sistema político para obligarlo a cambiar: vaciándolo de votos mientras no haya opciones válidas, imponiendo fórmulas de control de la gestión con desobediencia civil a políticas contrarias a los programas votados, defendiendo el control del ciudadano sobre el uso específico de sus impuestos, etcétera.

La única opción no es votar por uno u otro. Puede ser también elaborar e imponer reformas políticas que aseguren la participación ciudadana en decisiones concretas, mande quien mande. Cuanto más funcione la democracia participativa más efectiva será la democracia representativa. Otra política es posible. Pero sólo tomará forma tras un periodo de indignación y acción. La vida no termina el 20-N. De hecho acaba de empezar.
(*) Catedrático de Sociología