sábado, 19 de noviembre de 2011

Del referéndum griego a la caída de Berlusconi / Marcos Roitman Rosenmann *

Nunca antes el capitalismo financiero había mostrado tan abiertamente su poder omnímodo. Ya no se trata de ganar espacios, sino guardar en el armario, por tiempo indefinido, el traje democrático que cubría sus vergüenzas. Las decisiones políticas se toman en los consejos de administración de bancos, empresas trasnacionales y bolsas de valores. Con este panorama, sus hacedores han decidido dar un nuevo golpe de mercado a las instituciones democráticas en Grecia, cuna de la democracia, y en Italia, crisol del derecho político.

Para solucionar los problemas de déficit público, nada mejor que poner en la cúspide del Estado a empleados de confianza. Hombres curtidos en la limpieza contable. Sujetos implacables, cuyos méritos consisten en hacer ganar millones de euros para sus jefes. Personajes oscuros y desafectos de la política, cuyo única misión en la vida consiste en hacer cuadrar la caja. Tanto entra tanto sale. Como si la actual crisis fuese un problema de gestionar una mal llevada cuenta de haberes y debes. En esta lógica, la democracia no tiene cabida. Los ciudadanos se transforman en números de una operación contable. Y algunos de ellos restan y no suman. Deben ser eliminados, resultan nocivos.

La designación sin mediar proceso electoral alguno de Mario Monti, en sustitución de un decrépito Berlusconi, sea dicho de paso, el presidente de gobierno con más años en el ejercicio del poder en Italia, si exceptuamos al Duce, Benito Mussolini, es un mal síntoma. No sólo por la forma, cuestión que hasta hoy los defensores de la democracia representativa cuidaban en extremo, sino por el fondo. Monti es un profesor de medio pelo, cuyos éxitos no están en la academia, sino en ofertarse como un buen gestor al capital usurero. Empleado de la gran banca y las empresas trasnacionales, consejero de Coca-Cola y consultor de Goldman Sachs, participa en el club Bilderberg de los elegidos. Entre sus gracias se encuentra su rechazo a la militancia política, así, dice, no sufre presiones de indeseables y obedece a pies juntillas la voz de sus amos, recortar derechos políticos y beneficios sociales en pro de una saneada economía de mercado.

En Grecia, el problema se ha resuelto por la vía rápida. De nada sirvieron los intentos de Georgios Papandreou por mantener, un poco, la escasa soberanía nacional que le queda al país. Intervenido, atado de pies y manos, buscó un último gesto de dignidad. Si tenía que encarar el toro, mejor hacerlo de frente y no refugiarse en las tablas, morir matando y no ser acusado de cobarde. Así, reunió su consejo de ministro, destituyó a una parte importante de la cúpula militar, cuestión que deberá ser explicada en algún momento, y con el apoyo de sus colaboradores decidió refrendar el nuevo paquete de políticas de ajuste. El pueblo griego tendría la última palabra. Error. Inmediatamente saltaron las alarmas. ¡Qué era eso de preguntar a nadie! Se obedece y listo. Además, ¿qué iba a preguntar?

Según sus socios, los miembros de la Unión Europea y países del euro, su propuesta era un desatino. ¿Acaso no recordaba el resultado del referéndum en Francia y Holanda rechazando la constitución europea? Arriesgarse a un fracaso no entraba en los planes de Angela Merkel y los banqueros alemanes. ¿Y luego qué? ¿Salida del euro? No, no y no. Mejor que Papandreou sea llamado al orden, renuncie y deje su lugar a gentes responsables de su propio partido y la derecha conservadora. Así nace un gobierno de unidad nacional, integrado por el Pasok, Nueva democracia y Laos, partido de ultraderecha, cuya presencia es sintomática. Residual en sus inicios, año 2000, sus fundadores estuvieron vinculados y comprometidos con la dictadura militar hasta 1974. 

Sin embargo, lentamente han ido ganando espacio político. Pasó de 2.7 por ciento de los votos en 2004 a 3.8 en 2007, obteniendo 10 diputados, y en las últimas elecciones de 2009 consigue 5.5 por ciento de los votos y una cifra de 15 diputados, de un total de 300. Por arte y magia del nuevo gobierno de coalición, Laos, se convierte en un puntal del actual gobierno encabezado por Lucas Papademos, quien les concede el Ministerio de Transportes e Infraestructuras, la secretaría de Estado para el Desarrollo y la Marina Mercante, y dos viceministerios. Todo con el visto bueno de la Iglesia Ortodoxa. Ya no hay problemas para liberar los 8 mil millones de euros retenidos por el Banco Central Europeo. En Grecia, su gobierno espurio, es presidido, como en Italia, por un personaje cuyas primeras declaraciones han sido yo no soy político.

Lucas Papademos complace al Banco Mundial, Bruselas, Fondo Monetario Internacional y es garantía de medio plazo para obtener otros 130 mil millones de euros entre 2012 y 2014 de los organismos internacionales para afrontar con éxito los recortes sociales. Su currículum deja pocas dudas de cuáles son sus intereses y a quien representa. Doctorado en economía y profesor en Columbia entre 1975 y 1984, ha sido asesor económico del Banco de Reserva Nacional de Estados Unidos, subgobernador y luego director del Banco de Grecia y, por último, vicepresidente del Banco Central Europeo entre 2002 y 2010. Su figura se alza como la solución de los mercados para continuar los recortes sociales, en un país donde el paro afecta a 43.5 por ciento de la juventud y a 18.4 de la población total. Él no tendrá remordimientos de conciencia, es un tecnócrata.

Si en Italia aplicar planes draconianos conlleva un simple cambio de presidente, sin convocar elecciones, en Grecia también se hurtó al pueblo la capacidad de decidir hacia dónde las reformas y cuáles sus límites. En ambos casos, el miedo del capital financiero a sufrir un traspiés y con ello una derrota de consecuencias imprevisibles, les ha llevado a renegar de la democracia representativa, su última atalaya. Mejor deshacerse del voto directo y la consulta popular, uno de sus principios hasta ahora más reivindicado y ensalzado como intocable. Al hacerlo, la moraleja es evidente, ejercer el voto y practicar la democracia es un lastre para el capitalismo. Mejor abandonar tan infecto sistema político, cuya existencia trae tantos problemas a banqueros, empresarios y plutócratas. Mejor reivindicar el poder de los mercados bajo el control de las trasnacionales.

(*)  Miembro del Consejo Científico de ATTAC España

Para las finanzas la democracia es un estorbo / Alberto Rabilotta*

La crisis financiera y económica de la zona euro se agrava, y se anclan aun más las políticas antidemocráticas que Alemania, Francia y otros países tratan desesperadamente de aplicar para satisfacer a la “dictadura de los mercados”. Por eso, para aplicar una “sana gestión” de las finanzas públicas en los países de la zona euro ha sido necesario retroceder casi mil años, a la época en que Federico I, alias Barbarroja, Rey de los romanos y del Sacro Imperio Romano Germánico, regía sobre una parte de lo que hoy es Italia.

Cuando para “poner orden” en el manejo de las recién creadas “ciudades-estado” Federico I introdujo el “podestá extranjero”, o sea a la designación desde la cúpula de un casi-dictador importado del exterior.

Para encontrar una “solución” al problema de la deuda en los países menos desarrollados de la zona euro, la “troika” formada por la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI (1) descartó las posibilidades ofertadas por la democracia, como negociaciones transparentes donde se escuchen otras voces que la de los acreedores del sector financiero, y sujetas a la aceptación mediante referendos o elecciones anticipadas. Para estas cosas serias la democracia es un estorbo, como una vez y francamente me dijo en una conversación “off-the-record” un importante ministro canadiense al buscar justificar el total secreto en torno a las negociaciones para crear acuerdos de libre comercio y de protección a las inversiones extranjeras.

No en vano en los últimos 15 años, y prácticamente en todos los países del capitalismo avanzado, incluyendo aquellos de larga tradición parlamentaria y de escrutinio público, las negociaciones bilaterales o multilaterales sobre comercio, inversiones y finanzas han sido sacadas de la discusión y la revisión en la esfera pública, incluyendo la legislativa, y concentradas en manos de funcionarios controlados por los poderes ejecutivos. La vía de la aprobación por decreto, para evitar cualquier escrutinio o discusión pública, está siendo utilizada corrientemente. Sólo después de haber llegado a la conclusión de acuerdos y cuando no hay posibilidad de reabrir la negociación, los gobiernos proceden a buscar la aprobación legislativa o la ratificación, cuando ésta es necesaria.

Tutelaje en la zona euro
Y ese viaje de la troika por la maquina del tiempo tiene, según el profesor de economía política Stefan Collignon (2), el apoyo del italiano Mario Monti, ex Comisionado de la Unión Europea, y presentido en círculos de la troika como candidato a podestá para suceder al ya saliente Silvio Berlusconi.

La diferencia con la época del Barbarroja que gobernaba el Sacro Imperio Romano Germánico es que esta vez los podestá no serán extranjeros por su lugar de nacimiento, sino por su nivel de enajenación hacia las realidades de sus pueblos y de subordinación a los centros financieros mundiales, los acreedores que forman la plutocracia global, como los titulan las fuerzas de izquierda en Grecia. Y en ese país el podestá que asegurará el tutelaje y aplicará el severo plan de austeridad está siendo objeto de una negociación a tres bandas (el saliente primer ministro George Papandreu, Antonis Samaras, líder del principal partido de oposición, Nueva Democracia, y la troika CE-BCE-FMI), pero de lo que no hay duda es que será un hombre de la troika.

Hasta hace unas horas se hablaba de Lucas Papademos, ex gobernador del Banco (central) de Grecia y ex vicepresidente del BCE, y después se habló de Philippos Petsalnikos, ministro del Orden Público del saliente gobierno socialdemócrata de Papandreu. Lo que es seguro es que el nuevo primer ministro deberá llegar al gobierno con “carta blanca” del Parlamento griego, o sea con una declaración firmada por Antonis Samaras, afirmando que apoyará sin reticencia la aplicación total del plan de austeridad fiscal impuesto por la UE el 27 de octubre pasado.

Esta es una “humillante exigencia” del Comisionado de la Unión Europea (UE) para Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, según un despacho de Athens News, “destinada a poner a Samaras en completa sumisión (y que) provocó una tumultuosa protesta en la base del partido ND, que ya estaba furiosa por la decisión del líder del partido de votar por los términos del plan de salvataje que ha venido denunciando desde hace más de un año”.

La declaración exigida por Rehn también deberá ser firmada por el saliente primer ministro Papandreu, por los próximos primer ministro (podestá) y ministro de Finanzas, y el gobernador del Banco de Grecia. O sea una capitulación en regla de la soberanía política griega que servirá de rasero para Italia, donde tendrá lugar el mismo escenario que en Grecia: Berlusconi abandonará el gobierno después que el Parlamento adopte el plan de austeridad fiscal de la UE, y el podestá que lo reemplace como primer ministro deberá firmar la aceptación de ese plan y asegurar su aplicación.

Collignon, profesor de economía política, define como “colonialismo en su forma posmoderna” estas exigencias de control en la ausencia de un gobierno federal europeo que actúe “con una total legitimidad democrática”.

En materia de podestás impuestos por el FMI y Washington los latinoamericanos tenemos larga experiencia práctica porque América latina ha sido (y es) el terreno donde el imperialismo experimenta sus políticas que luego aplica en el resto del mundo, como afirma el historiador estadounidense Greg Grandin.

El último intento de imponernos un tutelaje al servicio de la finanza global fue en el 2002, cuando Argentina se encontraba en una crisis de la deuda similar a la de Grecia y para sustentar las posiciones del FMI y de los acreedores el economista de origen alemán Rudiger Dornbusch del Instituto de Tecnología de Massachusetts “aconsejó intervenir la Argentina con equipos del Primer Mundo para manejarle la moneda, el gasto público y los impuestos. El camino elegido en los años siguientes fue el opuesto, pero parece que las ideas del fallecido Dornbusch tendrán su revancha en Grecia”, recuerda oportunamente Fernando Krakowiak en Página/12, edición del pasado 28 de octubre.

(Aunque sólo sea una coincidencia geográfica, vale señalar que Federico I fue coronado rey alemán en Francfort, la capital financiera de la actual Alemania y de la zona euro, y donde se encuentran las sedes respectivas del Bundesbank (Banco Central Alemán) y del BCE)

 Y mientras tanto la economía real se hunde…
Es casi seguro que la salida de Berlusconi tenga lugar en medio de una verdadera crisis del euro, ya que en el momento de escribir éste artículo la tasa de interés sobre los bonos italianos viene de superar el 7.0 por ciento anual, nivel que asegura el crecimiento acelerado de la deuda pública italiana aun con una respetable tasa de crecimiento económico que permita aumentar los ingresos fiscales. Pero con el plan de austeridad fiscal exigido por la UE y la recesión económica que inevitablemente lo acompañará, la deuda italiana se convierte prácticamente en un asunto insoluble. La deuda italiana literalmente explotará, y con ella una parte de la zona euro.

Respetados economistas han dicho y redicho que estas políticas de austeridad fiscal y de privatizaciones de los bienes y servicios públicos no tienen asidero alguno desde el punto de vista económico, porque en lugar de arreglar el problema de la deuda lo empeorarán al provocar recesiones o estancamientos económicos que durarán una o dos décadas y tendrán como consecuencia inevitable el aumento y no la disminución de la deuda. El economista Nouriel Roubini acaba de reafirmarlo en un extenso texto (3).

La crisis de la zona euro está entrando en una nueva y probablemente más grave fase con los bancos acreedores vendiendo (o liquidando por la quita implícita) los bonos de la deuda soberana que tenían en sus manos, según un despacho de la agencia Bloomberg (Europe Bank Selling Sovereign Bonds May Worsen Debt Crisis, 8 de noviembre 2011).

Los bancos están vendiendo porque los inversores privados – a los cuales los bancos buscan seguir teniendo acceso – no quieren asumir el riesgo implícito en esos bonos, y también venden por las exigencias de un aumento del capital de reserva para respaldar eventuales pérdidas, emitido por la Autoridad Bancaria Europea. En suma, como declaró a Bloomberg el analista de crédito Otto Dichtl, de Knight Capital Europe Ltd., los reguladores y líderes europeos se pegaron un tiro en el pie porque los grandes inversores para los bonos soberanos han salido del mercado. La espiral descendente continuará hasta que los decidores políticos encuentren una solución de respaldo para (los bonos) soberanos.

Al mismo tiempo, en una conferencia en Beijing, China, Christine Lagarde, ex ministra de Finanzas del presidente francés Sarkozy y Directora del FMI, alertó que “sombrías nubes están formándose sobre la economía global”, y pidió a las economías emergentes, y evidentemente a China, que a medida que la situación económica global empeore las autoridades “aflojen la presión sobre los frenos fiscales”, usen sus reservas o las empleen en acuerdos regionales, y reactiven las líneas de crédito entre los bancos centrales, todo esto para evitar el riesgo de “una década perdida, con bajo crecimiento y alto desempleo”.

En suma, mientras en la zona euro el FMI aprueba y contribuye a aplicar la política de sangrías para revivir economías anémicas en Irlanda, Grecia, Portugal, Italia y España, con el probable resultado de que caerán en estado de coma muy rápidamente y pasarán décadas para recuperarse, la Directora del FMI recomienda en China, donde el problema es el excesivo crecimiento de algunos sectores de la economía, que se adopten políticas de estímulo fiscal. ¿Contradicción? No, tanto la política de austeridad en la zona euro como lo contrario en los países emergentes servirá para fortalecer al dominante capital financiero y a las transnacionales, a sus ejecutivos y accionistas principales que forman la oligarquía global, ese 1% que aun perdiendo sale ganando, como estamos constatando desde la crisis financiera del 2008-2009.

 La democracia nació (y puede renacer) anulando deudas
Los partidos de gobierno, conservadores, liberales y socialdemócratas, han cerrado el paso a la discusión de cualquier opción fuera de la adoptada por la troika CE-BCE-FMI sin procedimiento democrático alguno. Y son esos planes de austeridad y la rigidez del sistema monetario, con sus secuelas de desempleo y empobrecimiento, que están alimentando los demagógicos discursos populistas, anticapitalistas, anti-euro y antiinmigrantes de la extrema derecha, como en el Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia, que para atraer el voto de los desempleados, trabajadores que ven bajar sus salarios, de los excluidos sociales y de una clase media que se quedó sin ascensor social, están copiando el libreto que en las primeras décadas del siglo 20 permitió a Benito Mussolini y el fascismo alcanzar el poder por la vía de elecciones.

El plan de Papandreu de hacer un referendo, escribe Costas Douzinas en el diario británico The Guardian, no fue un tardío reconocimiento, un intento de corrección democrática frente a las repetidas humillaciones que pasaron los griegos, o para reafirmar la soberanía frente al FMI y Alemania. Al contrario, fue un intento del gobierno de recuperar la iniciativa contra su propio pueblo, que está clamando que se vaya del gobierno.

Pero Douzinas también recuerda que “referendo” es una “mala palabra en los corredores de Bruselas, porque evoca el miedo que las elites sienten cuando el pueblo entra momentáneamente en la escena política. La cúpula de la zona euro y los grandes centros financieros están en contra de cualquier consulta o referendo popular que ponga en tela de juicio – como ya sucedió en el pasado – el euro, los rígidos y limitativos principios de los Tratados constitutivos de la UE, o como dice el economista Constantin Gurdgiev, el antidemocrático sistema que rige la zona euro (4) y que por el tutelaje fiscal ha revivido los conflictos nacionales y étnicos que se suponía la creación de la UE había enterrado para siempre.

Pero sintiendo el pulso de la población, la cúpula de la zona euro y los gobiernos nacionales no pueden ignorar que un creciente porcentaje de la población y el movimiento popular que ya está movilizado en los países deudores puede encontrar o encuentra atractiva la idea de referendos para rechazar las impagables deudas y las brutales políticas de ajuste fiscal, de tutelaje y privatizaciones, y exigir una política radicalmente diferente de la actual.

Y en los países “donadores”, como Alemania u Holanda, la idea de referendos es también atractiva para algunos políticos y los movimientos conservadores y derechistas que, como lo dicen sin ocultar el racismo implícito, no quieren seguir utilizando recursos fiscales para “mantener a los holgazanes” de los países del Mediterráneo.

El famoso compositor griego Mikis Theodorakis, conocido por su lucha contra la ocupación nazi-fascista y la dictadura de los coroneles, recordó en la televisión griega (5) que “la democracia nació en Atenas, cuando Solon anuló las deudas de los pobres hacia los ricos”.

Theodorakis dijo que “nuestro combate no es sólo el de Grecia, sino que aspira a una Europa libre, independiente y democrática”, y agregó que “no hay otra solución que reemplazar el actual modelo económico europeo, concebido para generar deudas, y revenir a una política de estimulación de la demanda y de desarrollo, a un proteccionismo dotado de un control drástico de la finanza. Si los Estados no se imponen sobre los mercados, estos últimos se los tragarán, al mismo tiempo que la democracia y todos los logros de la civilización europea. La democracia nació en Atenas, cuando Solon anuló las deudas de los pobres hacia los ricos. No hay que autorizar hoy día a los bancos para que destruyan la democracia europea, a que arrebaten las sumas gigantescas que ellos mismos generaron bajo la forma de deudas”.

Y concluyó enfatizando que apoyar el combate de los griegos es de interés de todos los pueblos, porque “si ustedes autorizan hoy el sacrificio de las sociedades griega, irlandesa, portuguesa y española en el altar de la deuda y de los bancos, muy pronto será el turno de ustedes. Ustedes no prosperarán en medio de las ruinas de las sociedades europeas (...) Resistan al totalitarismo de los mercados que amenazan con desmantelar a Europa transformándola en un Tercer Mundo, que levanta los pueblos europeos unos contra los otros, que destruye nuestro continente al suscitar el retorno al fascismo”.
(*) Alberto Rabilotta es periodista argentino.

El Papa denuncia que en el mundo hay demasiada corrupción y codicia


COTONÚ.- Benedicto XVI denunció hoy en Cotonú (Benín) que actualmente en el mundo hay demasiados escándalos e injusticias, demasiada corrupción y codicia, demasiado desprecio y mentira, y excesiva violencia que lleva a la miseria y a la muerte.

El papa hizo estas manifestaciones en el discurso que pronunció ante el presidente de Benin, Thomas Boni Yayi, el gobierno, el cuerpo diplomático y los representantes de las principales religiones, reunidos en el palacio presidencial, ante los que dijo que ningún régimen político es perfecto y ninguna decisión económica neutral, pero que siempre deben servir al bien común.
En su discurso más político de su visita a Benin, el Obispo de Roma dijo que el ser humano aspira a la libertad, quiere vivir dignamente, desea buenas escuelas y alimentación para sus hijos, hospitales dignos, quiere ser respetado y reivindica "un gobierno limpio que no confunda el interés privado con el interés general, y sobre todo desea la paz y la justicia".
"Actualmente hay demasiados escándalos e injusticias, demasiada corrupción y codicia, demasiado desprecio y mentira, excesiva violencia que lleva a la miseria y a la muerte. Estos males afligen a todo el mundo. Toda nación quiere entender las decisiones políticas y económicas que se toman en su nombre. Se da cuenta de la manipulación y la revancha es a veces violenta. Sabemos que ningún régimen político humano es perfecto y que ninguna decisión económica es neutral, pero siempre deben servir al bien común", afirmó.
Benedicto subrayó que los países exigen que su dignidad sea respetada y que los responsables políticos no puede eludirlo.
"Desde esta tribuna, hago un llamamiento a todos los líderes políticos y económicos de los países africanos y del resto del mundo. No privéis a vuestros pueblos de la esperanza. No amputéis su porvenir mutilando su presente. Tened un enfoque ético valiente en vuestras responsabilidades y, si sois creyentes, rogad a Dios que os conceda sabiduría", expresó el papa con vehemencia.
Ante la fuerte corrupción política existente en muchas naciones africanas el papa dijo que los gobernantes deben ser íntegros y no dejarse llevar ante los intereses de los poderosos y subrayó que el poder "ciega fácilmente, sobre todo cuando están en juego intereses privados, familiares, étnicos o religiosos".
Benedicto XVI manifestó que África es sinónimo de esperanza y que cuando lo afirma no hace "retórica fácil, sino expreso simplemente una convicción personal, que es también de la Iglesia".
Recordó que con demasiada frecuencia se da una imagen negativa de África y otras veces sólo se la ve como una enorme reserva de energía, minerales, productos agrícolas y recursos humanos fáciles de explotar "para intereses a menudo escasamente nobles".
Esas son -precisó- visiones reduccionistas e irrespetuosas para el continente y sus gentes.
Benedicto XVI hizo un recorrido por el África actual y destacó que en los últimos meses muchos han expresado su deseo de libertad y ha nacido incluso un nuevo Estado (Sudan del Sur), pero que también ha habido muchos conflictos provocados por la "ceguera" del hombre, por sus ansias de poder y por intereses político-económicos que ignoran la dignidad de la persona o de la naturaleza".
En un país donde están muy difundidas las religiones tradicionales, sobre todo el vudú, y en un continente donde el islam también tiene una fuerte presencia, el papa habló del diálogo interreligioso.
Lo primero que hizo fue denunciar los conflictos armados en nombre de Dios y dijo que toda persona sensata comprende la necesidad de promover la cooperación "serena y respetuosa" entre las diferentes culturas y religiones.
"El auténtico diálogo interreligioso rechaza la verdad humanamente egocéntrica, porque la sola y única verdad está en Dios. Por tanto, ninguna religión, ninguna cultura puede justificar que se invoque o se recurra a la intolerancia o a la violencia", señaló.
El papa agregó que la agresividad es una forma de relación bastante arcaica, que se remite a instintos fáciles y poco nobles.
Benedicto XVI advirtió contra el diálogo interreligioso mal entendido, que estimó conduce a la confusión o al sincretismo.
Asimismo, exhortó a los gobernantes a promover entre los jóvenes una pedagogía del diálogo, para que descubran que la conciencia de cada uno es un santuario que se ha de respetar, y abogó por un buen entendimiento entre las culturas.

Otra democracia es necesaria / Antonio Campillo *

En la víspera de las elecciones generales del 20N, se nos pide que ´reflexionemos´ antes de ejercer nuestro derecho de voto. Por eso, yo voy a reflexionar sobre los límites de nuestra democracia y sobre la necesidad de renovarla.

La actual crisis del capitalismo es la más grave desde la Gran Depresión. Aquella crisis puso fin al dogma liberal del laissez faire y a la hegemonía de Europa sobre el resto del mundo. Tras la Segunda Guerra Mundial, esa hegemonía pasaron a disputársela Estados Unidos y la URSS. Los países de Europa occidental iniciaron la construcción de la Unión Europea y el desarrollo del Estado de Bienestar, que han sido hasta ahora la principal fuente de legitimidad de sus democracias.

Sin embargo, desde finales de los setenta, comienza la gran ofensiva del capitalismo neoliberal, que pretende desmantelar el Estado de Bienestar y socavar el proyecto de una democracia europea a escala continental. Las políticas neoliberales nos han conducido a la crisis que hoy padecemos. Además, han propiciado un nuevo desplazamiento de la hegemonía mundial, causado por el declive económico del Occidente euro-atlántico y el ascenso del Oriente asiático-pacífico. El nuevo modelo de capitalismo es China: un régimen dictatorial, sin derechos políticos ni sindicales, con una gran desigualdad social y con graves problemas medioambientales.

Pero los estragos del neoliberalismo son mucho más graves que los de hace ochenta años, pues se está poniendo en peligro la supervivencia misma de la humanidad. El capitalismo actual mata diariamente a miles de seres humanos, expolia los recursos naturales y genera un cambio climático cuyas consecuencias serán catastróficas.

Esta suicida doctrina neoliberal, defendida a sangre y fuego por la derecha conservadora de Estados Unidos y Europa, ha logrado imponerse en Occidente porque los partidos y Gobiernos socialdemócratas no han tenido el valor de oponerse frontalmente a ella. Por eso, tenemos hoy una Unión Europea completamente doblegada ante la codicia insaciable de los mercados financieros, que ponen y deponen Gobiernos, y les exigen el desmantelamiento del Estado de Bienestar.

En España, la crisis es todavía más profunda porque los dos partidos mayoritarios (PP y PSOE) privatizaron la banca y las empresas estatales, bajaron los impuestos a las rentas más altas, alimentaron la burbuja inmobiliaria y la precariedad laboral, y ahora defienden la política de austeridad impuesta por la Unión Europea de Merkel y Sarkozy. Si a Zapatero le exigieron recortar 15.000 millones de gasto público, a Rajoy (que según las encuestas será el nuevo presidente tras el 20N) le van a exigir recortar 41.000 millones más (16.000 en 2012 y 25.000 en 2013).

Por eso, Rajoy no es ninguna alternativa real, sino más de lo mismo. El bipartidismo no es la solución, sino que es parte del problema. Los españoles lo saben, y por eso consideran a la clase política como el tercer problema del país, tras el paro y la crisis. Sin embargo, es probable que después del 20N no tengamos ni siquiera bipartidismo, sino más bien monopartidismo, tanto en el Congreso como en la mayoría de Parlamentos autonómicos, una situación de monopolio político que no se ha dado nunca en la historia de nuestra democracia.

Ahora bien, si el recorte de 15.000 millones le va a costar a Zapatero y al PSOE un retroceso electoral catastrófico ¿qué le sucederá a Rajoy y al PP cuando tengan que recortar otros 41.000 millones? Nos encontraremos con una situación política paradójica: un régimen de partido casi único, unos recortes mucho más drásticos que los aplicados por el Gobierno anterior, y un movimiento de contestación social y sindical que rechazará en las calles lo apoyado en las urnas.

Esta paradoja pondrá al descubierto el doble déficit de la democracia española: por un lado, su incapacidad para reformarse a sí misma, avanzar hacia un verdadero Estado federal, garantizar la representación que les corresponde a las opciones políticas minoritarias y ofrecer a la ciudadanía mecanismos de democracia participativa; por otro lado, su incapacidad para reconocer que las grandes decisiones se toman fuera de nuestros fronteras, por lo que es necesario reforzar y democratizar la UE, para poner en marcha una política continental concertada de defensa del Estado del Bienestar frente a los ataques de los mercados financieros internacionales. Lamentablemente, ninguno de estos dos problemas ha estado en el centro de la campaña electoral.

La democracia española se encuentra bloqueada por un régimen bipartidista que ofrece a la ciudadanía una falsa alternativa. No es de extrañar que haya surgido el movimiento de los indignados, con la exigencia de renovar profundamente nuestro sistema democrático, para que el Gobierno esté al servicio de la ciudadanía y no al servicio de los mercados. Pero las alternativas que ofrecen algunos sectores de los indignados (abstención, voto nulo o voto en blanco) son igualmente falsas, porque no hacen sino reforzar el viejo bipartidismo o, peor aún, el riesgo del monopartidismo.

Por eso, dada la gravedad de la situación en la que nos encontramos, hay que tener mucho coraje para ejercer el derecho democrático del voto, y para ejercerlo de tal modo que abra el camino a una profunda renovación de nuestra joven democracia, con el fin de que sea mucho más madura, abierta, plural, transparente y participativa.


(*) Catedrático de la Universidad de Murcia