Si hacemos caso a la reciente previsión del Fondo
Monetario Internacional, la economía española será la oveja negra de la
economía mundial en 2013. Decrecimiento del PIB del
0.6 por ciento frente a un crecimiento mundial previsto del 3.9, de 1.9
en los Países Avanzados y del 0.7 en la Zona Euro. Esta previsión está
hecha antes de las últimas medidas contractivas anunciadas por el
gobierno hace pocos días. Esas medidas, no hay duda alguna, harán que la
caída del PIB sea mayor, del orden del 1 por ciento o peor. El Fondo
afirma que España e Italia (caída prevista del 0.3 por ciento) son el
principal riesgo para la economía mundial. Un refuerzo importante para
la vapuleada Marca España.
Hasta ahora la reacción de “los mercados” a las últimas medidas del
gobierno no ha sido muy estimulante. La prima de riesgo sigue
ligeramente por encima de la anterior a ese anuncio y aunque la última
subasta de deuda de ayer ha ido mejor es probable que la presencia en la
misma de demanda extranjera haya sido mínima como viene ocurriendo
desde hace meses, algo especialmente inquietante.
El inversor foráneo no quiere papel español y si lo quiere es a
precios altos, no soportables, tanto para el soberano como para el
empresarial (el autonómico ni con recomendación.) ¿Qué inquieta más al
posible inversor, el que no se logre la reducción exigida del déficit
público y el brutal endeudamiento total español o el que la economía no
crece y al no crecer su capacidad de pago disminuye? ¿Piensa incluso que
el riesgo de cobro no ya en euros sino en pesetas es creciente?
Seguramente todos esos factores están presentes en las decisiones de
los agentes que se mueven a veces por expectativas y percepciones poco
racionales, que actúan con “comportamiento de rebaño” y que con sus
decisiones contribuyen a hacer realidad lo de la “profecía
autocumplida”. Todo eso cuenta pero lo importante es que esas decisiones
son claves. Cabe seguramente resumir esos y otros factores en uno,
fundamental: confianza, intangible ligado a la credibilidad.
Ese es, seguramente, el principal pasivo que enfrenta hoy nuestro
atribulado país. La confianza que podía haber inspirado el actual
Gobierno está no ya bajo mínimos, sino triturada. Algo muy malo porque
perder ese intangible es cuestión de poco, recuperarlo es cuestión de
mucho. Se han cometido serios errores en las políticas y se han cometido
serios errores en algo igualmente importante: el momento en que se
aplican. Hay muchos, cada vez más, factores que escapan al ámbito del
gobierno de la nación, prácticamente intervenido (¿o es intervenida?).
Pero hay muchos otros que todavía están dentro de su ámbito y ahí ha
habido un clarísimo retroceso en estos meses. Y eso se paga. Se está
empezando a pagar, eso sí justos por pecadores.
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