lunes, 23 de julio de 2012

El errático rumbo de Rajoy / Pablo Sebastián *

Rajoy negó que pediría el rescate bancario y ya está en marcha, una vez que el Gobierno lo disfrazó -sin engañar a nadie- como un éxito del propio presidente que “presionó” a la UE y como una simple “línea de crédito” sin contrapartidas ni controles, como los que nos acaban de imponer en el reciente y duro ajuste social y fiscal. Ahora nuestro errático “caballero oscuro”, Rajoy, está en la segunda fase de su naufragio intentado eludir, inútilmente, el rescate total del Estado. El que, como se descuide, lo va a tener que pedir de rodillas a Bruselas, antes que hagan cola en Madrid, para solicitar su salvación, todas las Comunidades Autónomas (ya están en la fila Valencia y Murcia), y antes que comience el cierre de bancos podridos, lo que está al caer y veremos si no empiezan por el desguace de Bankia.

Esta eventualidad de cierre de bancos la ha admitido el propio y demonizado Mario Draghi, el presidente del BCE, o del banco “clandestino” -así lo llama el ministro García-Margallo- de la UE. El mismo Draghi que le ha dicho de Rajoy, por enésima vez, que “el BCE no está para resolver los problemas financieros de los Estados”. Pero el presidente español se hace el sordo porque no quiere oír el mensaje de Draghi, que es el mismo de Merkel, en el que se le comunica a España que si necesita dinero para su deuda pública que lo vaya pidiendo a los fondos de rescate de la UE, que para eso están. Y, naturalmente, a cambio de la intervención de España por los famosos hombres de negro de “la troika” (Comisión, FMI y BCE) que ya están en Madrid para el rescate de la banca y se van a quedar una larga temporada para el gran rescate del Estado español.

Estos hechos, y otros similares, nos colocan en la disyuntiva de: considerar que estamos ante el Gobierno más errático de la Historia de España (y nos quejábamos de Zapatero); o puede que también ante un Ejecutivo con muchos títulos pero plagado de malos gestores de la vida pública que para colmo pretenden tapar sus errores con una colección de mentiras, con las que esperan ganar el tiempo perdido e intentar salvarse ellos también. Lo que será imposible porque cada día que pasa vamos a peor -y eso no hay manera que lo entiendan en el Gobierno- al menos hasta que toquemos el fondo del mar y los certifiquen los señores de negro porque de España y su Gobierno no se fía nadie y con razón.

Aunque el optimismo es gratis y mucho nos tememos que en la Moncloa hay quienes consideran que los tontos de capirote son: en primer lugar los españoles que se han tragado el discurso del miedo (aunque, de perdidos al rio, empiezan a perder el temor); y luego los primeros gobernantes de la UE y de sus instituciones (BCE, Comisión y Consejo) a los que Rajoy les dice que España no necesita el rescate total, mientras por otro lado el español pregona a los vientos de los mercados que este país no tiene dinero para pagar los servicios ni los salarios públicos, ni para salvar las Comunidades, ni la banca, ni nada de nada (ya verán el recibimiento que nos harán este lunes los mercados). Y que, por ello y por lo bien que estamos, el BCE nos tiene prestar un chorro de dinero sin avales ni garantías (sic).

Y mientras declaman su increíble soliloquio en Moncloa (al que nadie hace caso en la UE) Rajoy continua huyendo de la realidad y se resiste a pedir el gran rescate que ahora parece inevitable. A no ser que los genios de la Moncloa -donde destacan los asesores Arriola y Nadal-, en un ataque de genial soberbia y orgullo patrio decidan que lo mejor para España es “¡salir del euro”! y regresar a la peseta, al grito de “¡Santiago y cierra España!” Y, en ese caso y como diría la diputada Fabra, despidiéndose de la UE Monetaria con un “¡que se jodan!”. Y conste que, por mas que parezca una “boutade”, no exageramos porque sabemos que en la Moncloa de Rajoy esconden grandes sorpresas (y algún idiota) como demuestra el caos imperante y los sobresaltos que sufre este país.

Y ¿qué se puede hacer? Pues para empezar pedir el rescate total de España (estaremos mas seguros en manos de “los hombres de negro”), y para seguir provocar una crisis del Gobierno que afecte al propio Presidente y a su núcleo duro de gestión porque se han equivocado casi en todo: en el análisis de la realidad y lo que se nos venía encima y en las decisiones adoptadas. Y también en lo esencial de la acción política: la coordinación del Gobierno y de las Autonomías; la estrategia parlamentaria, con desprecio a las Cámaras (a las que ocultaron el MoU del rescate bancario) y en las que aplaudieron los ajustes sociales del Gobierno, como puede que aplaudan a Rato cuando vaya a declarar sobre Bankia; y en la comunicación con mentiras, o medias verdades, por la vía BOE o con un Rajoy huyendo de la prensa por el garaje del Senado. Han fallado en la coordinación política y parlamentaria, y la comunicación. ¿Quien es responsable de ello, además de Rajoy? “Cherchéz la femme.”

De manera que si, como parece, vamos al rescate total de España por los fondos de la UE -”otra línea de crédito” que dirá Rajoy- , una vez concluida alguien debería rescatar a los españoles de las manos de Rajoy, librándonos cuando antes de su errática gestión. Y quizás convendría, en esta tesitura, recordar lo que Aznar dijo de Zapatero en los últimos meses de su mandato: “nadie ha hecho mas daño en menos tiempo”. Lo que le obligaría ahora a decir al presidente de FAES y de honor del PP: “nadie se ha equivocado tanto como Rajoy en menos tiempo”. Ello supondría una dura y merecida autocrítica de Aznar porque él fue quien eligió a Rajoy como su sucesor al frente del PP, y el único que tiene autoridad en dicho partido para rescatar a España de las erráticas manos de Rajoy, subsanando Aznar el que fuera su error, su inmenso error.

(*) Periodista

Hay recesión para rato / Luis de Velasco Rami *

Si hacemos caso a la reciente previsión del Fondo Monetario Internacional, la economía española será la oveja negra de la economía mundial en 2013. Decrecimiento del PIB del 0.6 por ciento frente a un crecimiento mundial previsto del 3.9, de 1.9 en los Países Avanzados y del 0.7 en la Zona Euro. Esta previsión está hecha antes de las últimas medidas contractivas anunciadas por el gobierno hace pocos días. Esas medidas, no hay duda alguna, harán que la caída del PIB sea mayor, del orden del 1 por ciento o peor. El Fondo afirma que España e Italia (caída prevista del 0.3 por ciento) son el principal riesgo para la economía mundial. Un refuerzo importante para la vapuleada Marca España.

Hasta ahora la reacción de “los mercados” a las últimas medidas del gobierno no ha sido muy estimulante. La prima de riesgo sigue ligeramente por encima de la anterior a ese anuncio y aunque la última subasta de deuda de ayer ha ido mejor es probable que la presencia en la misma de demanda extranjera haya sido mínima como viene ocurriendo desde hace meses, algo especialmente inquietante.

El inversor foráneo no quiere papel español y si lo quiere es a precios altos, no soportables, tanto para el soberano como para el empresarial (el autonómico ni con recomendación.) ¿Qué inquieta más al posible inversor, el que no se logre la reducción exigida del déficit público y el brutal endeudamiento total español o el que la economía no crece y al no crecer su capacidad de pago disminuye? ¿Piensa incluso que el riesgo de cobro no ya en euros sino en pesetas es creciente?

Seguramente todos esos factores están presentes en las decisiones de los agentes que se mueven a veces por expectativas y percepciones poco racionales, que actúan con “comportamiento de rebaño” y que con sus decisiones contribuyen a hacer realidad lo de la “profecía autocumplida”. Todo eso cuenta pero lo importante es que esas decisiones son claves. Cabe seguramente resumir esos y otros factores en uno, fundamental: confianza, intangible ligado a la credibilidad.

Ese es, seguramente, el principal pasivo que enfrenta hoy nuestro atribulado país. La confianza que podía haber inspirado el actual Gobierno está no ya bajo mínimos, sino triturada. Algo muy malo porque perder ese intangible es cuestión de poco, recuperarlo es cuestión de mucho. Se han cometido serios errores en las políticas y se han cometido serios errores en algo igualmente importante: el momento en que se aplican. Hay muchos, cada vez más, factores que escapan al ámbito del gobierno de la nación, prácticamente intervenido (¿o es intervenida?). Pero hay muchos otros que todavía están dentro de su ámbito y ahí ha habido un clarísimo retroceso en estos meses. Y eso se paga. Se está empezando a pagar, eso sí justos por pecadores.

(*) Técnico comercial del Estado y miembro de UPyD

Crisis de la Eurozona y economía mundial / Ramón Tamames *

En medio de las dificultades de la crisis, deberían saber que viven en un país mucho mejor de lo que muchas veces piensan. Aún más, es una de las más viejas naciones, a cuyo futuro, necesariamente, han de contribuir. Exigiendo para ello las modernizaciones necesarias y participando en ellas sin dejarse llevar por pesimismos paralizantes; ni por perniciosos deseos de gratificación inmediata.

Tenemos capacidades suficientes para ese empeño, y no podemos dejarnos desorientar por la ausencia de una verdadera cultura colectiva de esfuerzo en común, frente a la cultura del maná; esta última, basada siempre, en la manera de obtener privilegios y subvenciones de los poderes públicos.

Ha de recordarse también que en la era de la globalización, la renuencia a los cambios tecnológicos y de innovación, o la ignorancia de los hechos, o la indolencia de los propósitos, todo ello tan frecuente entre nosotros, son factores retardatarios; esto es, que podrían contribuir a una larga prostración económica, con toda suerte de avatares políticos imprevisibles. Todos somos forjadores de nuestro propio destino, algo que tantas veces se olvida a escala de la Nación Española, como puede apreciarse en los últimos tiempos en que casi todo pretende resolverse, popularmente hablando, con manifestaciones a todas horas, reivindicando objetivos imposibles de alcanzar por las miserias en que nos encontramos, mayor o menormente por responsabilidad de todos; aunque algunos tengan más culpa que otros.

En la situación presente, en vez de preguntar machaconamente cuándo se acabará la crisis, lo necesario es plantearse qué vamos a hacer, por nosotros y por el país globlalmente, para contribuir a la recuperación. En esa dirección, con el repertorio de reformas planteadas en este documento, lo que se pretende es una aportación a la estrategia que necesitamos para salir del marasmo económico.

Con ese horizonte, debe recalcarse que en Economía, no todo es económico. O si se prefiere decirlo de otra forma, “la política debe ser, la prolongación de la economía por otros medios”, parafraseando a Clausevitz. De ese modo, podrán impulsarse actitudes privadas y públicas más positivas, para las nuevas generaciones; a fin de alcanzar un ambiente de mayor dignidad, autoestima y entusiasmo. Como propuso en su día el Premio Nobel de Economía Arthur Lewis, al decir que “el entusiasmo es el verdadero comburente del desarrollo”. En ese sentido, estimamos que no estará de más incidir en una serie de acciones:

- Resaltar y cumplir los valores de honestidad y transparencia en los cargos y en las actividades de carácter público.
- Ayudar a que desde la primera juventud se respete a los mayores; en correspondencia a que estos, en general, acumulen experiencias y enseñanzas suficientes para merecerse tal respeto.
- Mantener un espíritu de renovación permanente, para no caer en rutinas prolongadas sine die a lo largo de la vida: cada uno es el forjador de su propio futuro, y no será el padre Estado el que necesariamente haya de labrarle el futuro.
- Enaltecer la cultura del esfuerzo que conduce a la acumulación del capital humano propio; de cada uno y de todos.
Para terminar, hay toda una serie de puntos sobre los cuales reflexionar adicionalmente:
- Las medidas del día a día no son la solución. Hay que pensar a medio y largo plazo, en un horizonte de futuro, de responsabilidad colectiva, sabiendo lo que pasa y por qué.
- La actual falta de comunicación para que se entienda mejor la política económica en curso, resulta más que patente y deplorable, porque no genera confianza.
- Hay en el ambiente una sensación de decadencia irreversible, cuando en realidad tenemos factores suficientes para recomenzar un crecimiento más racional.
- Ciertamente, España ha pasado de ser la séptima potencia industrial del mundo en la década de 1970, a situarse en el puesto número 15 del ranking por PIB (2012). Es inevitable que los países emergentes avancen, pero no es tan lógico perder PIB durante casi cinco años seguidos (aparte del efecto estadístico de la caída del euro).

(*) Catedrático de Estructura Económica de la UAM, Madrid