Extracto del informe de GRAIN
"¿Inversión responsable en tierras agrícolas? Los actuales esfuerzos
para regular el acaparamiento de tierras agravarán las situación".
La esclavitud no se regula. Se declara
ilegal. De la misma manera, cualquier enfoque serio para luchar contra
el hambre y la pobreza requiere garantizarle a los pueblos el control
sobre sus tierras y territorios, no directrices y reglas sobre qué
puedan hacer las corporaciones y los inversionistas extranjeros para
trabajar para sí mismos. Lo que necesitamos no es inversión responsable
en tierras agrícolas, sino restitución.
La actual ola de acaparamiento de
tierras que afecta a muchas áreas del mundo es ampliamente reconocida
como una realidad incuestionable y una amenaza importante. Hay pruebas
documentadas de la existencia de cientos de acuerdos comerciales
realizados en los últimos años, en diversos sectores, desde el forestal y
minero hasta el aceite de palma y la producción porcina. Los cálculos
publicados acerca de cuánta tierra implican, van de 80 millones de
hectáreas hasta la impresionante cifra de 227 millones. Y los relatos
acerca de despojos, violencia, muerte y asaltos étnicos asociados con
estos arreglos comerciales han estado creciendo en forma sostenida. Sin
embargo, la principal discusión política de quienes están en el poder no
es cómo detener el acaparamiento de tierras sino cómo hacerlo
funcionar.
Las agencias internacionales, como
la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO), el Banco Mundial o la Conferencia de las Naciones
Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), están realmente
preocupadas por las consecuencias negativas de lo que prefieren llamar
adquisiciones de tierras a gran escala. Pero el papel que se asignan a
sí mismas es el de aprovechar este dinero en nombre del añejo dogma del
desarrollo —la creencia de que la inversión extranjera conduce al
crecimiento económico que necesariamente derramará para todos. Sus
esfuerzos se centran en crear reglas voluntarias que los gobiernos o las
compañías pueden usar para disciplinar y encaminar las adquisiciones de
tierra.
No vemos que los presidentes
Sirleaf de Liberia, Omar al-Bashir de Sudán, Cristina Fernández de
Argentina o Viktor Yanukovych de Ucrania estén pidiendo ayuda a gritos a
la comunidad internacional para que los ayuden a detener el
acaparamiento de tierras. Al contrario, la mayoría de los gobiernos
quieren los contratos, los están firmando, y a menudo reprimen a las
comunidades que se alzan y resisten la expulsión, o a quienes se quejan
públicamente de los bajos salarios o de perder las tierras de pastoreo
para su ganado. Es en pocos países que los legisladores, las cortes o
los funcionarios administrativos y los partidos políticos estén tratando
de establecer algunos límites básicos a la adquisición de tierras
agrícolas ante el creciente interés de los inversionistas
extranjeros.(1)
Mientras tanto, inversionistas del
sector privado, como los fondos de pensión y los grupos de capitales
privados, llevan la delantera y están organizando sus propios estándares
para la adquisición de tierras agrícolas. Quieren protegerse de las
críticas ofreciendo guías para que haya prácticas "responsables" en las
inversiones de tierras agrícolas. Tales instrumentos de inversión
responsable, sean códigos, principios o guías, están muy centrados en la
protección monetaria de las inversiones. Están diseñados de modo
semejante a las pólizas de seguros para brindar ciertas garantías de que
se logrará algún monto de dividendos financieros. Esto puede ser muy
importante para los inversionistas institucionales, como los fondos de
pensión, que tienen una obligación fiduciaria que desempeñar.
Es claro que en los círculos del
poder hay el impulso de aceptar el acaparamiento de tierras y
convertirlo en algo más aceptable mediante reglas, regulaciones, marcos
políticos o lineamientos, a pesar de que las organizaciones, los
movimientos campesinos y los pueblos indígenas de las áreas afectadas
exijan ponerle fin al acaparamiento de la tierra.
Algo en qué pensar
El qué hacer con el acaparamiento
de tierras ha llevado a las autoridades públicas y a los líderes
empresariales a un conveniente callejón sin salida. Por un lado, hay
gobiernos y agencias internacionales tratando de establecer estándares
para la inversión en tierras acordados de manera global y que serán
voluntarios. Por otro lado, el sector corporativo está estableciendo sus
propios estándares para las inversiones en tierras, que también son
voluntarios, pero parecen responder a las necesidades internas de las
corporaciones. ¿Se puede disciplinar el acaparamiento de tierras con
estas iniciativas? Casi que nada, lo único que se logra es mantener el
status quo. Es de suponerse que éste es el objetivo de los que están
involucrados.
Gran parte de la
urgencia por regular estos negocios se reduce a palabras,
específicamente con el intento de diferenciar "acaparamientos de tierra"
de "inversión", y así establecer no sólo la legalidad de estos negocios
agrarios a gran escala, sino también su legitimidad. "Una gran cantidad
de nuestros signatarios no entiende cuando se habla acerca de
acaparamiento de tierra", nos indicó un representante de los PRI de
Naciones Unidas. (1) Para los inversionistas, puede no haber
acaparamiento de tierras si las leyes son respetadas y se firman
contratos. Lo que ellos no ven es que el término se refiere a un
problema político, relacionado con los intereses, los derechos, las
posiciones o puntos de vista de las personas y pueblos que son
ignorados, sin importar cuán legal o informado pueda parecer el proceso
de negociación o acuerdo final. Por ejemplo, una compañía puede darse la
molestia de consultar al jefe de un poblado o al líder de la comunidad,
pero ese jefe puede no representar el interés de las mujeres o niños en
dicha comunidad.
También hay una injusticia
temporal inherente. Mucho de estos negocios de tierras fueron firmados
por un periodo de tiempo muy largo (entre 30 y 99 años), cambiando el
destino de los miembros de las comunidades por hasta tres generaciones
futuras. Cualquier transacción que comprometa grandes áreas de tierras
rurales para las actividades de otros, es quitarle esa tierra a mucha
gente e impedir muchos de sus posibles usos. Por eso son, para todas las
intenciones y propósitos, acaparamientos de tierra.
Más aún, aunque el sector privado
intenta distinguir los negocios realizados abiertamente (que quisieran
que les fueran reconocidos como inversiones de "buena fe") de otros
menos respetables (los cuales pueden continuar llevando el estigma de
"acaparamiento de tierra"), muchos de estos negocios de tierras no son
inversiones y no merecen la etiqueta de "inversión", sin importar cuán
aceptable o responsable o de buena fe. Muy a menudo los negocios son
especulativos; las tierras no son acondicionadas o puestas en
producción, sino que simplemente se venden después de varios años. (2)
Otros contratos se hacen con el propósito de obtener rentas. (3) El
objetivo en estos casos es sacar renta financiera, no desarrollar las
capacidades productivas de la tierra ni generar riqueza en la comunidad,
lo cual implica una serie de costos adicionales. Si el modelo de
negocios es maximizar las ganancias, entonces se deduce que los costos
—incluidos los salarios, los derechos a la tierra y al agua etcétera—
serán presionados a la baja tanto como sea posible. Esto no es inversión
en ningún sentido socialmente positivo.
Pseudo inversión
Dando cuenta sobre la situación en
Indonesia, John McCarthy de la Universidad Nacional de Australia
describe de esta forma lo que está ocurriendo: "En muchos casos, a pesar
de las disposiciones legales, la tierra es adquirida sin la intención
de usarla para los propósitos descritos en la licencia de desarrollo.
Muchas son 'adquisiciones virtuales', que permiten al inversionista
conseguir subsidios, obtener préstamos bancarios usando las licencias
por la tierra como garantía, extraer madera o especular sobre futuros
aumentos en el valor de la tierra sin desarrollarla. Por ejemplo,
agencias estatales han estado concediendo licencias para plantaciones de
palma aceitera por sobre 26 millones de hectáreas de tierra. Sin
embargo, las 33 grandes corporaciones de palma aceitera de Indonesia
sólo tienen planificado plantar alrededor de 300 mil-400 mil hectáreas
adicionales de palma aceitera cada año." (4)
El problema más importante de los
esfuerzos por definir reglas para la inversión responsable en tierras
agrícolas, es que las reglas están siempre haciendo que el proyecto
funcione para el inversionista. Las comunidades locales, los suelos, las
cuencas, los mercados de trabajo local e incluso la situación de
seguridad alimentaria para el país anfitrión, se manejan como factores
de riesgo que necesitan ser mitigados. El objetivo es manejar los
costos, incluyendo aquellos relacionados con los riesgos de reputación,
para asegurar una ganancia aceptable. Las reglas para la inversión
responsable en tierras agrícolas son, por lo tanto, para el
inversionista. El preocuparse de las consecuencias para los habitantes
locales se convierte en otro costo de hacer negocios, pero también en
una fuente adicional de ganancias.
La credibilidad de la "inversión
socialmente responsable" en tierras agrícolas en el mundo es
extremadamente frágil, en el mejor de los casos. Los que trabajan por
ella parecen vivir en su propio mundo autorreferente y pueden no tener
un impacto real, lo que no es sorprendente. Otros sectores, donde esto
se ha intentado —el algodón sustentable, la soja sustentable, el aceite
de palma responsable, la madera responsable, los bancos responsables y
otros, tienen un historial repleto de manchas. (5)
La esclavitud no se regula. Se
declara ilegal. De la misma manera, cualquier enfoque serio para luchar
contra el hambre y la pobreza requiere garantizarle a los pueblos el
control sobre sus tierras y territorios, no directrices y reglas sobre
qué puedan hacer las corporaciones y los inversionistas extranjeros para
trabajar para sí mismos. Lo que necesitamos no es inversión responsable
en tierras agrícolas, sino restitución. Por esto queremos decir que en
vez de tratar de hacer funcionar esta nueva tendencia de financializar
la tierra agrícola, se necesita detener estos negocios y revertirlos,
restituyendo las tierras a las comunidades que vivían de ellas. Y en
lugar de promover el crecimiento de la agricultura industrial,
necesitamos fortalecer, en todo el mundo, el enfoque de la soberanía
alimentaria, basada en las comunidades y en cada familia. Se están
desarrollando iniciativas en estas direcciones, intentando detener los
flujos de capitales dirigidos hacia firmas con historial de
acaparamiento de tierra o hacia fondos establecidos específicamente para
traficar con los derechos agrarios, junto con trabajo de educación y
presión política para apoyar sistemas de agricultura comunitaria,
familiar, de pequeña escala y mercados locales. Aunque es una batalla
inmensa y cuesta arriba, está claro que necesitamos detener el
financiamiento de los acaparamientos de tierras, en vez de intentar
hacerlos responsables.
Para ver el informe completo: http://www.grain.org/es
Notas:
1. Katie Beith, Secretariado de PRI de las Naciones Unidas, comunicación personal con GRAIN, 3 de julio de 2012.
2. Ver "Land grabbing by pension funds and other financial
institutions must be stopped" ("El acaparamiento de tierras por los
fondos de pensión y otras instituciones financieras debe ser detenido")
Declaración de la sociedad civil contra el financiamiento de los
acaparamientos de tierra, Bruselas, 26 de junio de 2012, Nota 1,http://www.grain.org/...
3. Ver Michel Merlet, "Investment: Magic Word or trap?" ("Inversión: ¿Palabra mágica o trampa?"), aGter, agosto 2012, http://www.agter.asso.fr/...,
y H. Cochet y M. Merlet, "Land grabbing and the share of the value
added in agricultural processes. A new look at the ditribution of land
revenues", documento presentado a la conferencia internacional sobre el
acaparamiento de tierras al nivel global, Universidad de Sussex, 6-8 de
abril 2011, http://www.agter.asso.fr/....
4. "Energy, food and climate crises: are they driving an
Indonesian 'land grab'?" (Crisis energética, alimentaria y climática:
¿están provocando acaparamiento de tierras en Indonesia?), East Asia
Forum, 17 julio, 2012 http://www.eastasiaforum.org/...
5. Ver "Audits reveal no benefits from RTRS certification"
("Auditorías revelan ningún beneficio de la certificación RTRS"), CEO,
Amigos de la Tierra y GM Freeze, 22 de mayo de 2012. http://www.corporateeurope.org/...