jueves, 28 de febrero de 2013

España, monarquía y gobierno: corrupción, engaño y derroche / Sergio Rodríguez Gelfenstein *

A través de la historia, España ha sido un país que no se puede vanagloriar de una clase política que haya estado a la altura de las necesidades de su desarrollo y crecimiento como nación autónoma. Su presencia en el escenario global siempre ha ido de la mano de su subordinación y dependencia  de otros actores internacionales.

Desde hace varias centurias, puntualmente a partir de 1700 la familia Borbón (proveniente de Francia) ha “conducido” los destinos del Estado español con sólo dos breves interrupciones en 1808 y 1868 y un interregno mayor en el siglo XX período en el cual desde 1936 hasta 1975 estuvo en el poder  Francisco Franco quien instauró una dictadura fascista, caracterizada por la represión contra el movimiento popular y su apoyo a la Alemania nazi. Al finalizar la segunda guerra mundial con la derrota de Alemania y sus aliados, España estuvo sometida al aislamiento internacional sin que su economía pudiera despegar durante décadas. Su condición anti democrática significó que se mantuviera al margen de las primeras iniciativas de integración europeas.

Un alto dirigente franquista, Manuel Fraga quien fue titular de información y turismo, de gobernación y vicepresidente durante la dictadura  creó en 1976  la Alianza Popular uniendo diversas fuerzas de la ultra derecha conservadora y fascista. En 1989, Fraga y otros líderes franquistas la transforman en el actual  Partido Popular de España.

De esta manera, dictadura franquista, monarquía y Partido Popular configuran diferentes expresiones del mismo poder político que se estableció a partir de un origen común y un desarrollo paralelo. La novedad de los últimos años ha sido que a esa tenebrosa trilogía se le ha venido a adicionar un nuevo actor que surgió y se mantuvo al margen durante décadas hasta que ya en democracia y bajo el liderazgo de Felipe González, inició su travestismo político: el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

González lideró al PSOE durante 22 años y fue presidente del Estado español durante 14, desde 1982 hasta 1996. En ese período, aparentemente logró sacar a España del marasmo económico al que estuvo sometida por siglos, a cambio de una nueva subordinación dependiente de la Unión Europea (UE).  Para ello, incurrió en una gigantesca deuda pública,  en la solicitud de concesión a España  de la mitad  de los recursos financieros de la UE  disponibles en los Fondos de Desarrollo, así como de importantes recursos provenientes de los Fondos de Cohesión y  de la Política Agrícola Común de la UE. Eso hizo que se creara en el país ibérico una falsa sensación de prosperidad y la suposición de que concurrían al siglo XXI con una fortaleza económica que le permitiría actuar en el escenario internacional en igualdad de condiciones que las grandes potencias.  En realidad, habían comenzado a flotar en una burbuja que los condujo a un nuevo sometimiento a la UE y en particular a Alemania. Los acontecimientos recientes reflejan que no han podido salir de la inercia ahora sostenida por esta nueva tríada perversa: monarquía, PSOE y PP.

Hoy, la monarquía ha sido ampliamente cuestionada por sus actuaciones públicas y por el involucramiento de varios de sus representantes en hechos de corrupción o cuando menos de dudoso comportamiento moral para quien ejerce funciones en la cúpula del Estado. Aunque desde hace un tiempo las acciones poco éticas de la monarquía son de común dominio de la opinión pública española, es desde el año pasado cuando han adquirido notoriedad a nivel global.

En abril de 2012 se reportó que mientras la tasa de desempleo se encontraba cercana al 25% y aproximada al 50% para los jóvenes en edad laboral, el Rey se encontraba en un safari para cazar elefantes en Botswana. El costo de dicha  diversión monárquica es superior al salario que percibe durante todo un año la mayoría de los españoles y el doble del salario promedio anual.

En su momento, esta situación llevó a Tomás Gómez, secretario general del Partido Socialista de Madrid (PSM) a decir que “Ha llegado el momento de que la Casa Real se plantee, en este caso el jefe del Estado, que tiene que elegir entre las obligaciones y las servidumbres de las responsabilidades públicas o una abdicación que le permita disfrutar de una vida diferente”. Tal opinión ha sido refrendada por el primer secretario del Partido Socialista de Cataluña Pere Navarro,  quien  el pasado miércoles 20 pidió que el Rey Juan Carlos abdique y que su hijo, el príncipe Felipe encabece una “segunda transición” política en España.

En el trasfondo, se respira el ambiente maligno creado por el yerno del rey, Iñaki Urdangarin, duque de Palma, quien utilizando su condición de miembro de la monarquía,  se aprovechó para desviar millones de euros de fondos públicos al Instituto Nóos que presidía. Por esta causa, la Fiscalía está indagando su involucramiento en delitos de falsedad documental, prevaricación, fraude y malversación de caudales públicos.

El manejo mediático de la investigación ha puesto el énfasis en tratar de descubrir si hubo conocimiento o vínculo de la monarquía con tales delitos. A pesar que el propio Urdangarin ha negado tal relación, la prensa española ha divulgado  correos electrónicos en los que se liga al esposo de la hija del Rey en negocios con Corinna Sayn-Wittgenstein, quien según la misma prensa es la amante de Juan Carlos y lo acompañaba en su tour de cacería en Botswana. Como señala el periódico El Mundo de Madrid de 18 de febrero pasado “En la mayoría de estos correos, tanto Urdangarin, como Corinna hacen referencia a que Juan Carlos estaba al corriente de estas ´operaciones` como, las califica el duque”. Incluso, en otros correos aportados por el ex socio de Urdangarin a la justicia, -refiriéndose a los negocios de éste- se indica la mediación directa del Rey en el mismo. En uno de esos correos, el yerno real cuenta que su suegro prometió “toda su ayuda para encontrar ayuda financiera” (SIC).

En otro ámbito, no es mejor la situación de los otros dos eslabones de la tríada que se hunden y, hunden en la putrefacción a la política española. Mientras una marea ciudadana protestaba en varias ciudades contra la corrupción y las medidas restrictivas en materia social, -en un país minado por la recesión y por un desempleo que alcanza los 6 millones de parados- el PP y el PSOE se trenzaron en  un absurdo debate para tratar de demostrar cuál de los dos es más culpable de la crisis.

En su comparecencia ante el Congreso de los Diputados con motivo de su informe anual sobre el estado de la nación el presidente Mariano Rajoy señaló que “ya pasó lo peor” y vaticinó una inminente salida de la crisis. Con total hipocresía dijo que a pesar de todo “el barco no se ha hundido”. Ante el estupor de los españoles obvió decir que en su año de gobierno la paupérrima  situación económica heredada de los socialistas ha empeorado. La tasa de desempleo ha alcanzado el 25,4%, en los últimos 14 meses se han eliminado 900 mil empleos  a razón de 8 mil 500 por día, debido en gran medida a una reforma laboral que favoreció  a los empresarios. En ese mismo período más de 400 mil familias españolas han perdido sus viviendas y 12 personas se han suicidado por tal motivo.

En su defensa el gobernante de derecha informó que a pesar de la pérdida de empleo y la magnitud de la crisis, el déficit público cerró  por debajo del 7%, inferior al 9% del año anterior. Evitó decir que no alcanzó la meta propuesta de 6,3% con la que se comprometió con la Unión Europea. También soslayó referirse a los escándalos de corrupción que afectan a su partido. Por el contrario refutó  a la principal agrupación opositora afirmando que el PP no ha sido sometido a juicio, a diferencia del PSOE.

Las tibias intervenciones del líder del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba -quien acusó a Rajoy de demagogo y de no tener credibilidad-,  se encaminaron a poner el acento en el tema de la corrupción. A partir de ello ambos políticos evidenciaron el hedor nauseabundo que despide la clase política española al involucrarse en una tan estéril como absurda discusión, no exenta de recriminaciones personales que pusieron en el tapete la certeza de que ninguno de los dos es garantía cierta para salir de la crisis, por lo menos en condiciones de que la mayoría de los españoles puedan retomar estándares aceptables de vida. Vale decir que ambos partidos en conjunto tienen menos del 50% de aprobación de la ciudadanía.

Algo pasa en España, ante la crisis y la charlatanería de la clase política el movimiento popular se moviliza de manera creciente. Sería deseable que tal espíritu de lucha se manifieste en acciones concretas que conduzcan a la derrota de esta nueva tríada de poder que en base a la corrupción, el engaño y el derroche ha sumido a España en la peor crisis de su historia.

(*) Venezolano. Licenciado y Magister en Relaciones Internacionales por la Universidad Central de Venezuela. Analista y consultor internacional.

martes, 26 de febrero de 2013

Llegó el tsunami / Gorka Larrabeiti

En las elecciones políticas de ayer no llegó la marea, sino un tsunami. Italia se despierta ingobernable: el centroizquierda (PD / Sinistra e Libertà) gana al fotofinish en la Cámara, pero Berlusconi tiene un escaño más en el Senado. El gran ganador de las elecciones es el Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo, que consigue más de ocho millones y medio de votantes, el 25,55%, y se convierte en el primer partido de Italia, cuando en 2008, una lista que aún no se llamaba Movimiento 5 Estrellas, sino todavía "Grillos parlantes", recogía tan solo 66.000 votos. Pero Berlusconi, perdiendo mucho menos consenso que la coalición de centroizquierda, resistiendo sólidamente al tsunami, gana también. El destino del país otra vez pasa por sus manos: anuncia ya un acuerdo con el PD, porque "Italia no puede ser ingobernable". Siempre se le subestima, pero su populismo mediático, método de gobierno que perdura por culpa de una oposición incapaz de hacer una ley de conflicto de intereses, sigue funcionando: sabe comprar votos, sabe convencer mucho más que un frío y extraño técnico como Monti, que pese a los altos apoyos recibidos ha obtenido un 8,3%. Más de siete millones de italianos siguen votando a "Silvio", y es curioso que la mayoría de ellos lo haga secretamente, como escondiendo un pecado, una obscenidad, que esperan que el Cavaliere les reembolse bajándoles los impuestos, promesa y absolución electoral.

¿Cómo se explica este éxito de Grillo? Por dos factores: la eficiencia del "Tsunami Tour", una durísima campaña electoral por plazas de toda Italia construida con excelente técnica retórica y mediática, y por la crisis, protagonista verdadero de este boom de votos. El voto se mueve hasta última hora. Uno de cada diez votantes elige en las últimas 24 horas, y Grillo inundó la capital de Roma la víspera. Una Italia empobrecida ha abrazado la rabia del lema "Todos a casa". El tsunami no distingue colores. De hecho, se irán ya a casa los siguientes pesos pesados de los últimos veinte años: Fini, postfascista escindido del PDL de Berlusconi, actual Presidente de la Cámara; el exjuez Di Pietro, protagonista del movimiento Manos Limpias en los años 90; Diliberto, secretario del Partido de los Comunistas italianos; Paolo Ferrero, secretario de Rifondazione Comunista; Ingroia, líder de la lista Revolución Civil.

Más consideraciones acerca de este marevoto a Grillo: se pensaba que iba a quitar votos a Berlusconi, en cambio le ha quitado más votos al Partido Democrático de Bersani, que fue el blanco preferido de los mítines de Grillo. Hoy Grillo se dice sorprendido por el resultado del Cavaliere. En la campaña, Grillo dedicaba a Berlusconi lindezas como estas: "está muerto", "ha fracasado", "es un holograma", "es míster Proper, el detergente de la lavadora", "el enano"... Hoy Grillo explica el éxito del Cavaliere diciendo que unos 20 millones de italianos (los que han votado a la coalición de centroizquierda o a la de centroderecha) han podido de algún modo vadear la crisis, apañándoselas de algún modo. Bastará, por tanto, los meses de caos que esperan a Italia para que muchos de estos votantes vayan a parar al Movimiento Cinco Estrellas.

Dando por descontado que a la casta política italiana le hacía falta una buena limpieza y que este tsunami dejará una oposición sanísima en un Parlamento que estaba muerto hacía tiempo, donde se gobernaba o con gobierno técnico o por decreto ley desde 2008, no se pueden no ver sombras en este movimiento. Primera: hoy por hoy Grillo ha hecho mucho más daño a la izquierda que a la derecha. Segunda: al Movimiento Cinco Estrellas, que dice "no ser ni de izquierdas ni de derechas, sino que está adelante", lo han votado gentes que vienen o de la izquierda o de la derecha. Esos conceptos políticos, se quiera o no, siguen ahí, y seguirán siempre. El primer punto del programa del Movimiento Cinco Estrellas es la renta de ciudadanía. Ahora: ¿alguien ha podido preguntar a Grillo quién considera que tiene derecho a ciudadanía? No. Antes o después, surgirán tensiones ideológicas en el seno de un movimiento cuya real argamasa es la personalidad del cómico que la fundó. Cuánto durará la cohesión del Movimiento Cinco Estrellas es una incógnita que aún no se puede descifrar, pues todavía ha de derribar muros el tsunami. Es indudable que el Movimiento Cinco Estrellas producirá cambios enormes, sobre todo, en el Partido Democrático, ese engendro que defiende a empresarios y trabajadores, laicos y opus dei y que siempre ha tratado, como decía ayer Carlo Freccero de ganar consenso confluyendo hacia el centro, tendrá que cambiar de estrategia. O apuesta por el puro centro y se deja de izquierdas, o se va hacia la izquierda y trata de recoger los escombros de la izquierda. Lo más probable es que haga lo primero, y que lo haga a través de un nuevo líder, que será el alcalde de Florencia, Matteo Renzi, que quedó segundo en las primarias del partido. El temor es: si el PD renuncia a lo poco que tenía de socialdemocracia, y Grillo ha derrumbado el castillo de arena de los viejos restos de los partidos de izquierda, ¿qué queda? Nada. Ha sido muy significativo en este sentido el voto que aconsejaba Sinistra Critica: que cada votante eligiera autónomamente porque ahora no cabía una decisión colectiva, y que se remitían a hoy, a después de las elecciones, para comenzar a construir una alternativa. Todo por hacer. Partiendo de cero.

Los faros que alumbraban la política italiana están apagados: ni el Vaticano ni los Estados Unidos pueden señalar el rumbo. Esta Italia no navega: es una onda anómala. Aquí comenzó en el año 2008 una rabia en los estudiantes que se fue erizando, alzando, compactando y hoy reunida en ese voto que Beppe Grillo ha sabido canalizar, estalla contra los altos muros de la política, hoy de arenisca. Dentro de poco habrá que nombrar un nuevo Presidente de la Cámara, y luego nada menos que un Presidente de la República. El tsunami hará que no se pueda hacer el clásico chanchullo que antes podían hacer entre Berlusconi y D'Alema. Tendrán que contar con los seguidores de Grillo. Le preguntaron anoche a Grillo si creía que Partido Democratico y Berlusconi formarían un gobierno de unidad. Respondió que, sí, que probablemente lo harían, pero que habría que volver a votar. Este, dice Grillo, ha sido el "ensayo general" de lo que llegará en las siguientes elecciones. Dicen que después de verano. Entre tanto, la crisis agravará aún más la situación de Italia. Inquietante panorama. 9:26 a.m. El índice MIB de la bolsa italiana pierde -4,38% y arrastra al resto de bolsas europeas. Sube la prima de riesgo italiana a 340, y Berlusconi chulea: "[La prima de riesgo] es un invento de hace dos años". Los mercados reaccionan al tsunami con una tempestad ya anunciada que tal vez lo fortalecerá y extenderá. 

Europa vuelve a tensarse. Por un lado, Alemania afirmando que no hay alternativa a las reformas estructurales; del otro, el pueblo italiano rechazando esas reformas. Italia hoy enseña que pierde la austeridad de la Troika, y que si el bipartidismo institucional no da respuesta inmediata a la crisis, surgen inmediatamente otras respuestas populistas. Por eso, o la izquierda responde ya al pueblo en crisis, o, como en Italia, el pueblo en crisis se la lleva por delante.

Una monarquía protegida por la censura / Iñaki Anasagasti *

Así se titulaba el libro que publiqué en 2007. Eran tiempos de opacidad y oscurantismo sobre todo lo que hacía referencia a la Casa Real. La mayoría veía inconveniente que se tratara de romper el muro de silencio que rodeaba una institución como la monarquía, nacida ilegítimamente como herencia de una dictadura corrupta. Sin embargo, siguiendo aquella canción de Raimon que decía que si no rompemos el silencio, moriremos en silencio; acepté el encargo de una editorial que me pidió contara mis vivencias con esta institución. Escrito y entregado el libro, la editorial tuvo la debilidad de enviarlo a la Casa Real para su aprobación. 
Y, como era de esperar, les negaron el plácet. A mí me agradecieron el esfuerzo y si te he visto no me acuerdo. Gracias a Javier Ortiz, que cogió el original y lo editó, pude empezar a romper aquel infranqueable muro de silencio. Hoy, aquellos que me tildaban de pirao callan. Y es que no fue nada fácil ser picapedrero de una institución protegida por la derecha, pero sobre todo por un PSOE que se define republicano, pero actúa como un mayordomo de Corte y por unos poderosos medios que veían peligroso que un nacionalista vasco tuviera la osadía de pedir explicaciones parlamentarias a una institución que "arbitra y modera" pero por sobre todo que es garantía "de la unidad y permanencia de España".
Casi cuarenta años después de que se definiera al rey, como "el motor del cambio", comienza a comprobarse lo que ha sido esta cueva de Ali Babá. Un rey que es hoy uno de los hombres más ricos de Europa, una familia desestructurada y nada ejemplar, cacerías, amantes, comisiones, y el nulo control político en democracia. Si empecé desde la tribuna con mis preguntas parlamentarias en la más absoluta soledad, hoy ya IU, ERC y muchos medios de comunicación han abierto la veda ante la oceánica corrupción de una institución que, dicen, solo se puede sostener en el siglo XXI en base a ser útil y ejemplar. Pues se han lucido.
Siempre que me preguntan por el caso Urdangarin les cuento mi teoría. Un joven deportista, sano, de familia conocida, que deja a su novia para casarse con la hija del rey. Recibe unos cursos y conoce a un tal Diego Torres, un tipo espabilado del que se hace amigo. El duque ve lo que ocurre alrededor de su suegro. Cortina de humo, impunidad e inmunidad, regalo de Bribones y Fortunas, motos y Ferraris, comisiones por gestiones que nadie puede controlar, amantes, apariencia y encima reverencias y ensalzamiento continuo. En ese clima metes a Iñaki Urdangarin, que tenía la ambición a flor de piel, buena planta y el título de duque real, con un profesional avispado como Diego Torres y es como meter hidrógeno con oxígeno. Siempre sale agua.
Urdangarin y Torres hicieron lo que hicieron porque desde la casa del rey solo se les decía que "guardaran las apariencias". Ningún mensaje ético o de reprobación. ¿Cómo iban a tenerlo si el suegro hacía lo mismo pero multiplicado por cien?
Desgraciadamente para ellos no contaron con un juez a punto de jubilarse que, cogiendo un hilito de una pieza separada del caso Gürtel, comenzara a tirar de él. Y ya la cosa no se pudo parar. Sobre todo cuando a todo esto se le juntó una crisis económica de caballo que azuza el malestar ciudadano y cuando además el suegro, en pleno hundimiento, se va de cacería con su amante aceptando una invitación tras haberse conseguido la adjudicación del tren de Alta Velocidad entre La Meca y Medina. Corrupción, infidelidades matrimoniales, insensibilidad ante la situación del país. Una mezcla explosiva.
Ante una situación como esta y tras el anuncio de la abdicación de la reina Beatriz de Holanda, de la misma edad que Juan Carlos, y ante la renuncia del Papa; cada vez más en la Villa y Corte, al calor del caso del yerno, piensan que lo mejor que puede ocurrir hoy es que el rey abdique y venga su hijo Felipe. Veremos cómo va a ir subiendo esta marea tras las presiones para que no se impute a Cristina de Borbón y el escándalo internacional que va a poner este juicio en cuarentena si al juez Castro le dejan terminar su trabajo.
Sería, sin embargo, la ocasión para someter a consulta lo que no se pudo hacer en 1978 cuando se aprobó la Constitución y nos metieron de matute la "monarquía del movimiento" algo que no ocurrió en Italia tras la Segunda Guerra Mundial. Y ahí veríamos si los socialistas que se definen como juancarlistas lo son o más bien son unos señores que se dicen republicanos pero que en el fondo son unos monárquicos de la peor especie. Si aceptan que después de Juan Carlos tiene que venir su hijo y no la república, es que lo que siempre hemos sospechado se va a hacer realidad. Cuando tu sistema político no se basa en el voto popular sino en que un hijo herede la jefatura del Estado de su padre, a eso se le llama monarquía. Y quien lo aprueba y sostiene es monárquico. Un sistema medieval incomprensible para los jóvenes de hoy y para algunos no tan jóvenes.
A raíz del juicio, editorialistas, biempensantes, prebostes, marqueses y duques, socialistas monárquicos como Felipe González... nos van a preguntar si queremos cargarnos el sistema como ocurrió en Italia con los jueces de Manos Limpias. De hecho, están presionando al juez Castro de manera harto antidemocrática. El mismo Consejo General del Poder Judicial le ha pedido explicaciones al titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Palma de Mallorca para que les explique detalladamente por qué solicitó comisiones de servicio para la práctica de varias diligencias en Madrid y Barcelona hace dos semanas. Unos señores que no se enteraron de los suntuosos gastos de su presidente, Carlos Dívar, se han puesto puntillosos por ver si descarrilan la instrucción.
Veremos qué ocurre. Me temo lo peor. La señora Cristina de Borbón, hija del rey, debería estar imputada y procesada. De cajón, si es verdad lo que dijo su padre en su mensaje navideño de hace año y medio de que la justicia es igual para todos. Se le olvidó decir que menos para él, que es irresponsable, como en la Edad Media. Habrá que estar al loro. Corrido el telón, estamos todos viendo en qué consistió el éxito de la modélica transición española de la dictadura a la democracia: impunidad, opacidad, corrupción y falta absoluta de valores éticos y democráticos. Y el mundo observando. Ya era hora.
Todo ello, quizás, fue implícito en la denuncia que ha hecho famosa la joven socialista Beatriz Talegón, quien en la reunión de la internacional de jóvenes socialistas celebrada en Portugal se plantó frente a líderes mundiales de la Internacional Socialista y les criticó que pretendieran promover la revolución desde hoteles de lujo. Su discurso ha corrido como la pólvora por las redes sociales. Talegón sabe que la calle ha dejado de sentir que el socialismo está de su lado.(...)
(*) Senador del PNV

martes, 19 de febrero de 2013

Los intrigantes del Vaticano / Emilio Godoy

Presionado. Acorralado. A veces decidido, a veces titubeante.
Esa es la imagen del Papa Benedicto XVI que transmiten los llamados Vatileaks, los documentos internos del Vaticano revelados en 2012 por el periodista italiano Gianluigi Nuzzi en su programa televisivo Los intocables.
El alemán Joseph Ratzinger, de 85 años y quien asumió en abril de 2005 tras de la muerte del polaco Karol Wojtyla, Juan Pablo II, ha lidiado con asuntos como la reestructura financiera de la Santa Sede, las intrigas palaciegas entre grupos de poder, los escándalos de pederastia clerical y la crisis global del catolicismo.
En su libro Las cartas secretas de Benedicto XVI (2012), Nuzzi afirma que Ratzinger “está dolido por las rupturas que se están consumando en la curia romana, en la comunidad de purpurados que sale cada vez más lastimada de los últimos consistorios”.
El germano es “víctima de los compromisos y de una ‘razón de Estado’ que hipoteca cualquier cambio”.
Los Vatileaks, bautizados así por el vocero papal Federico Lombardi por su similitud con los Wikileaks –el conjunto de cables secretos de Estados Unidos difundidos por el australiano Julian Assange–, son los informes privados que Benedicto XVI y sus secretarios, el teutón Georg Gänswein y el maltés Alfred Xuereb, han recibido en los años más turbulentos del papado que concluirá el 28 de febrero, procedentes de la Secretaría de Estado, de las nunciaturas, de los distintos cardenales y de todos los rincones del planeta.
Los documentos, dice Nuzzi, “revelan la cotidiana precariedad de la Iglesia, entre verdades sumergidas, emergencias resueltas, dificultades permanentes y secretos celosamente guardados”.
Los papeles permiten dimensionar “los secretos sobre el dinero, los negocios y las conjuras reveladas” que llegan al despacho de la jerarquía vaticana”.
En los documentos se hallan “historias dolorosas, escándalos del Vaticano, intereses, camarillas, juegos de poder y de corrupción, intentos de injerencia de este Estado e intervenciones en la política y en la economía” de naciones como España, Italia y Alemania”.
En su edición del jueves 14, la revista italiana Panorama reveló que el informe sobre los Vatileaks elaborado por una comisión de tres cardenales y entregado al pontífice en diciembre de 2012 motivó la decisión de renuncia anunciada el lunes 11.
Para la estructuración del expediente, los cardenales Julián Herranz, Salvatore de Giorgi y Josef Tomko se entrevistaron con prelados, laicos y religiosos para esclarecer la filtración masiva de documentos, atribuida al exmayordomo papal Paolo Gabriele, el ingeniero en sistemas Claudio Sciarpelletti y a una fuente colectiva apodada María por Nuzzi.
“Las denuncias recíprocas, los ataques, los episodios que permanecieron cubiertos por años y nunca develados son una chocante y dramática revelación” para Ratzinger, indicó la publicación.
El Papa “sale duramente probado del coloquio con la comisión investigadora. Encuentra la fuerza de hablar sólo con el hermano Georg. Se confiesa admitiendo, quizás, haber descubierto un rostro de la curia vaticana que no había jamás imaginado”, prosigue el reportaje de la revista.
Roberto Velázquez Nieto, investigador del Archivo Secreto del Vaticano, identifica tres bandos, liderados por los cardenales Tarcisio Bertone, secretario de Estado desde 2005; su predecesor y decano del Colegio Cardenalicio, Ángelo Sodano –muy cercano a Juan Pablo II–, y Ángelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI).
“Bertone es cercano a Benedicto XVI, es más abierto y menos conservador en algunos temas, Sodano encabeza un grupo conservador, tradicionalista, cercano a Juan Pablo II, y Bagnasco representa al ala italiana”, muy poderosa, explica el también investigador huésped del Centro de Estudios Mexicanos.
A su modo las tres facciones buscan incidir en los destinos del Vaticano, mediante el ordenamiento de cardenales, nombramiento de funcionarios y derecho de picaporte en el despacho papal.
En una carta dirigida al pontífice el miércoles 13, el arzobispo Norberto Rivera señala que “deja a la Iglesia de Jesucristo en paz, después de sortear tempestades, incomprensiones y hasta traiciones”.
En su última homilía de ese mismo día, Benedicto XVI manifestó que “en ocasiones la Iglesia se desfigura por las divisiones dentro del cuerpo eclesiástico” y pidió superar “el individualismo y las rivalidades”.
“Hay muchos intereses en pugna. Pero Benedicto XVI no se vio limitado por las divisiones. Quiso renovar la Santa Sede y quiso quitar el velo hacia el interior”, señala Velázquez.
El portugués José Saraiva Martins, prefecto emérito de la Congregación para las Causas de los Santos, reconoció ante el vaticanista Andrea Tornielli, en una entrevista publicada el miércoles 13 en el diario italiano La Stampa, que las fugas de información “creo que habrán tenido alguna influencia”.

Pulsos de poder

Bertone es una de las figuras más poderosas del Vaticano, cuya influencia ha generado incordias en los pasillos eclesiales.
Ratzinger lo conoce desde hace tiempo, pues fue secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe entre 1995 y 2003, que el teutón presidió de 1981 a 2005.
“A diferencia de sus predecesores, Bertone no proviene de la carrera diplomática: un riesgo que Ratzinger debe haber ponderado bien, previendo que la elección suscitara desconfianzas y reacciones”, escribe Nuzzi.
Poco después de su llegada, Bertone trata de imponer sus preferencias en la elección de la cúpula de la CEI, para impedir que Bagnasco suceda al presidente saliente, Camillo Ruini. Pero su gestión no tuvo éxito, pues Benedicto XVI confirmó al actual jerarca italiano.
Por eso, el secretario de Estado ha abierto una confrontación con la CEI, que resguarda el peso de los clérigos italianos en el Vaticano.
El 5 de febrero de 2009 el cardenal italiano Paolo Sardi, patrono de la Soberana Orden de Malta, dirige una misiva a Ratzinger, en la cual imputa a Bertone “la desorganización en la curia romana”, un sentimiento de malestar entre los prelados diplomáticos.
La temperatura en los corrillos vaticanos sube al grado de que los cardenales Bagnasco, Camillo Ruini, Ángelo Scola y el austriaco Christoph Schönborn se reúnen en abril de 2009 con el Papa en su residencia de descanso de Castel Gandolfo para pedirle el despido de Bertone. Pero Ratzinger no cede, Bertone permanece.
“El juego de poder se desarrolla en un clima de creciente tensión. Hay miedo a criticar a los superiores y a expresar la propia discrepancia. El riesgo es sufrir represalias o traslados. En el pequeño Estado se consuman luchas sin exclusión de golpes: celos, envidias, arribismo e intereses personales”, escribe Nuzzi.

Los juegos del dinero

Uno de los asuntos que Ratzinger debió enfrentar ha sido el de las finanzas vaticanas, sacudidas por escándalos en años recientes que han dejado marcadas huellas en la contabilidad.
En julio de 2009 Benedicto XVI nombró a Carlo María Vigano secretario general de la Gubernatura, el ente responsable de todas las adquisiciones, las contrataciones y las remodelaciones de los inmuebles vaticanos, para un periodo que concluye en 2014.
Vigano reorganizó la concesión de obras, recortó costos e intereses en la administración y pintó las cifras de la Santa Sede de rojas a azules, con lo cual se ganó enemigos poderosos que “al perder negocios y beneficios se han acercado entre sí para vengarse”, según Nuzzi.
El 22 de marzo de 2011, Bertone le comunica su remoción por “tensiones que se viven en el interior de la institución”.
Sacudido, Vigano, de 72 años, redacta una carta para Bertone y le pide que le aclare las razones de su remoción y otra para Ratzinger, para informarle de la situación. Además, se reúne con el Papa en una audiencia del 4 de abril.
En su escrito a Bertone, Vigano concluye que “los motivos que han inducido a su eminencia a cambiar tan radicalmente de juicio sobre mi persona son fruto de graves calumnias contra mí y mi actuación, no sólo gravemente lesivas de mi derecho a la buena fama, sino que representan, en el contexto estatal en que ejercito mi responsabilidad, un verdadero atentado contra el gobierno del Estado”.
Vigano redobla su apuesta y se dirige a Ratzinger en una carta fechada el 27 de marzo de 2011 y en la cual asegura: “Mi traslado de la Gubernatura en este momento provocaría un profundo desconcierto y desaliento en cuantos han creído que era posible sanear muchas situaciones de corrupción y prevaricación desde hace tiempo arraigadas en la gestión de las diversas direcciones”.
En su entrevista le entrega una nota que le alerta del significado de su salida de la Secretaría General: “Para la parte sana, que ama al santo padre, mi eventual destitución (…) sería considerada una derrota difícil de aceptar, que resquebrajaría la confianza en la misma persona del santo padre, a quien tanto interesa que se ponga orden y se haga limpieza en la Iglesia y en su casa en el Vaticano”.
Pero Ratzinger respalda a Bertone y nombra, el 2 de julio, nuncio apostólico en Estados Unidos a Vigano, traslado interpretado en el Vaticano como un castigo.
Uno de los dolores de cabeza del prelado alemán ha sido el Instituto para las Obras de Religión (IOR), una de las tres instituciones financieras del Vaticano y el cual ha tratado de limpiarlo de máculas, infructuosamente.
En 2009, Ettore Gotti Tedeschi fue nombrado presidente del Banco Vaticano y apenas un año después la justicia italiana inició una pesquisa en contra suya y del vicepresidente Paolo Cipriani, acusados de lavar dinero. En septiembre de 2010 la policía italiana incautó 30 millones de dólares del IOR.
El escándalo gira en torno a la transferencia de ese monto de una cuenta del IOR en el banco Crédito Artigiano a otras en la filial en Frankfurt del J.P. Morgan y en el Banco del Fucino en septiembre de 2010, considerados sospechosos por la Oficina de Cambios del Banco de Italia (central) y la fiscalía de la península.
En una nota a Gänswein, secretario privado de Ratzinger, Gotti Tedeschi denuncia “un ataque vehemente a la credibilidad de la Iglesia iniciado apenas seis meses después de la aparición de la encíclica Caritas en veritate, con los ataques a la persona del Papa, los hechos ligados a la pedofilia y que continúa ahora con los hechos en que me veo envuelto”.
El banquero se convirtió en un importante consejero económico del Papa, sea sobre cuestiones impositivas en Italia, sobre los activos vaticanos o sobre las inversiones realizadas por el pequeño Estado europeo.
Pero Gotti Tedeschi no pudo evitar la fuerza de gravedad de sus actos, pues en mayo de 2012 fue destituido de la presidencia del IOR.
Posiblemente el nuevo Papa, electo en el cónclave que ocurrirá en marzo, nombre al mandamás del IOR, como lo adelanta Tornielli.
El viernes 15 Federico Lombardi, vocero del Vaticano, informó que el abogado alemán Ernesto Von Freyberg, de 58 años, es el nuevo presidente del IOR. Von Freyberg pertenece a la Orden de Malta y preside a la naviera Blohm+Voss, que fabrica embarcaciones militares. Esta empresa paga todavía compensaciones por haber usado mano de obra esclava durante la Segunda Guerra Mundial.
Las divisiones marcarán la sucesión, según Velázquez. “Se viene una disputa muy encarnizada, muy politizada por los escándalos recientes. La lucha por la sucesión papal se verá reflejada de una u otra forma como nunca se vio en otro pontificado”, prevé el experto.

lunes, 11 de febrero de 2013

¿Revolución? / Manuel Castells

Una revolución política es cambiar las formas de gobierno por vías no previstas institucionalmente.


"Sin dimisión, revolución!", coreaban los manifestantes contra la corrupción política en las calles del país. Fuerte palabra, evocadora de destrucción y violencia. Y, sin embargo, técnicamente hablando, una revolución política es el proceso de cambio estructural de las formas de gobierno por caminos no previstos institucionalmente. Frecuentemente con acciones pacíficas, aun con episodios de violencia aislada.

 Las revoluciones surgen de la combinación entre una situación insoportable y el bloqueo institucional a la expresión mayoritaria de la voluntad popular de cambio político. Esa parece ser la situación en España en este momento. De ahí surge el "que se vayan todos" o "el pueblo unido funciona sin partido". 

 En un reciente artículo, el prestigioso periodista Manuel Campo Vidal señalaba la coincidencia de una grave crisis económica y social; la convicción generalizada de que la corrupción política es sistémica y afecta a todos los partidos; una crisis de legitimidad de la monarquía envuelta en escándalos de índole diversa; y un avance notable del soberanismo catalán y, en menor medida, vasco. 

Según una encuesta de Metroscopia realizada antes de la insustancial comparecencia de Rajoy, la expectativa de voto del PP ha caído al 23,9%, 22 puntos menos que en las legislativas. Y el PSOE, en lugar de ser alternativa, se sitúa por debajo, con un 23,5%. Pero ese porcentaje es sobre votos válidos con una participación, según la encuesta, del 53%. No sólo el primer partido es la abstención, sino que nos gobierna una arrogante entelequia que cuenta con el apoyo de apenas un 13% de los ciudadanos. 

 Y así las cosas, se enroca el presidente, se blinda el PP y se invoca la Constitución que de tanto mentarla para justificar entuertos acabará en la basura de la historia. El 76% no se cree las explicaciones del PP. Y ante todo eso, lo único que pide Rubalcaba, tras titubear, es que dimita Rajoy y pongan a otro de la misma trama, puesto que lo que parecieran revelar los papeles de Bárcenas es una trama extendida al conjunto del liderazgo del PP y organizada en su origen por Aznar. Si Rajoy está pringado, lo están todos. Y si Rubalcaba no pide elecciones es porque sabe que el revolcón le alcanzaría a él y se podría estar en una situación de hundimiento de los grandes partidos. Si el rechazo contra el PP y los partidos es generalizado, en promedio un 80% según los temas, y los partidos se niegan a convocar elecciones, en medio de una crisis total, no es disparatado hablar de la necesidad de una revolución política pacífica. ¿Pero cuál?

He consultado fuentes diversas, tanto dentro del 15-M como de ciudadanos indignados por libre. Y se perfilan algunos escenarios posibles. No son fantasías juveniles, sino que tienen el precedente de Islandia, donde las movilizaciones del 2008 y el 2009 obligaron a convocar elecciones en las que se hundieron los dos grandes partidos tradicionales y pasó a gobernar una coalición que nacionalizó los bancos y elaboró una nueva Constitución con amplia participación ciudadana por internet. Hoy Islandia crece más que Alemania y goza de estabilidad financiera y política. Es un pequeño país, pero la democracia no depende del tamaño de la población, sino de la voluntad del pueblo...

 (*) Catedrático de Sociología

viernes, 8 de febrero de 2013

El dinero perdido de Rajoy / Miguel Ángel Aguilar

La intervención del presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, ante el comité ejecutivo nacional de su partido el pasado sábado, 2 de febrero, ha agravado la situación en que se encuentra el caso Gürtel-Bárcenas. Primero, por el formato elegido de máximo blindaje y mínima credibilidad. “Quiero”, dijo el presidente, “que en este asunto operemos con la máxima transparencia, el máximo rigor y la máxima diligencia”. 

Pero a continuación las maneras venían a desmentirle. Porque de las ruedas de prensa sin preguntas, lo que Esteban González Pons, vicesecretario del PP, llamaba notas de prensa audiovisuales, se ha pasado a un escalón superior. Ahora, los periodistas han dejado de ser testigos, ni siquiera comparten lugar con el compareciente. Recluidos en otra sala, solo les llega una señal de televisión realizada por los servicios del partido. Una cámara fija ofrece el plano único del presidente Rajoy, que lee en un atril. Pero nadie ajeno al comité ejecutivo nacional pudo dar fe de cómo sucedió.

Segundo, porque si Rajoy proclama nada tener que ocultar, no temer a la verdad, no haber venido a la política ni a ganar dinero ni a engañar a Hacienda; ser a los 23 años, en 1978, Registrador de la Propiedad con una plaza; ganarse muy bien la vida; ingresar más dinero en su profesión que como político; haber venido a la política perdiendo dinero porque para él, el dinero no es lo más importante en esta vida; todas estas protestas nos obligan a reclamar que se muestre "con máxima transparencia, máximo rigor y máxima diligencia" toda su trayectoria como Registrador. Por eso, queremos saber, por ejemplo:


1.- Si es cierto que siguió disfrutando de los beneficios del Registro de Villafranca, provincia de León, y de Padrón, provincia de La Coruña, cuando fue elegido diputado al Parlamento de Galicia en 1981, director general de Relaciones Institucionales de la Xunta en 1982. .


2.- Si al concursar voluntariamente y obtener en 1982 el registro de Berga en el Pirineo catalán, contraviniendo entre otras la obligación de residir en la localidad donde tiene su sede el Registro, continuó obteniendo ingresos de esa plaza, que se encuentra a más de mil kilómetros de Pontevedra, ciudad donde seguía teniendo su residencia efectiva y sus responsabilidades políticas como concejal del Ayuntamiento, presidente de la Diputación y Diputado al Congreso desde 1986 y vicepresidente de la Xunta en 1987. Porque si Rajoy como político concursaba buscando mejores plazas y figuraba como registrador en activo, debemos saber cuánto cobraba de sus cargos políticos y cuánto recibía de los registros.


3.- Si es cierto que nunca solicitó la declaración de compatibilidad del Ministerio de la Presidencia, a que estaba obligado por la Ley de Incompatibilidades de los funcionarios públicos, porque en ese caso alardear de ser persona escrupulosa con el cumplimiento de la legalidad resultaría excesivo.


4.- Si los registros de Elche y Santa Pola, que solicitó y le fueron adjudicados en sucesivos concursos, los atendió alguna vez personalmente, cuánto cobró hasta 1990 y si simultaneaba esa tarea con otras responsabilidades políticas.


5.- Si, cuando a partir de marzo 1990 pide que se le declare en servicios especiales y su plaza en Santa Pola, queda encomendada a su buen amigo Francisco Riquelme, titular del Registro de Elche, esa designación a título de "sustituto accidental permanente", era la que correspondía según el cuadro legal de sustituciones de la Dirección de Registros y del Notariado.


6.- Si a partir de ese momento y siguiendo ejemplos acreditados se repartía al 50% los beneficios del Registro de Santa Pola con el sustituto que le hacía el trabajo.


7.- Si después de 1998 a partir de algunos cambios legales, aprobados en el Consejo de Ministros donde él se sentaba, los beneficios del Registro de Santa Pola se han partido entre el amigo Riquelme y el Colegio de Registradores al 50%.

Son cuestiones relevantes porque permitirían confirmar cuanto es el dinero perdido de Mariano Rajoy y evaluar su desprendimiento y su entrega sacrificada a la política, sin atender a las pérdidas que ese afán de servicio le acarreaba. Se impone despejar de manera indiscutida la incógnita y los malos pensamientos de quienes sostienen que en el caso de Rajoy mas que renuncia hubo pluriempleo. 

De momento, en la Declaración de Actividades presentada en el Congreso de los Diputados el 1 de diciembre de 2011 el punto segundo "Ejercicio de la función pública o de cualquier puesto al servicio de una Administración Pública" figura en blanco y tampoco especifica la Administración para la que presta sus servicios, ni si ha solicitado el pase a la situación de servicios especiales o equivalente.

martes, 5 de febrero de 2013

La corrupción de las élites extractivas / Juan Laborda *

El olor a nauseabundo que emana y fluye por las alcantarillas del poder de nuestra querida España es un proceso que viene de lejos. Sin embargo, con el gobierno actual ha alcanzado la categoría de irrespirable e insoportable. Los datos que vamos conociendo ponen de manifiesto algo que era un secreto a voces, las conexiones estrechas e intensas de los poderes corporativos, que son quienes corrompen, con el poder político. Y de este acuerdo tácito se derivan un conjunto de políticas económicas injustas donde siempre acaban siendo los ciudadanos quienes pagan los platos rotos. Se trata de las élites extractivas.

El concepto de élite extractiva fue formulado por los economistas Daron Acemoglu y Jim Robinson, y lo definieron de la siguiente manera: “un sistema de captura de rentas que permite, sin crear riqueza nueva, detraer rentas de la mayoría de la población en beneficio propio”. Eso es lo que ha pasado en España durante el boom y el posterior estallido de la burbuja inmobiliaria.

La actuación de las élites extractivas en nuestro país

Sin ningún control público, más bien bajo un absoluto descontrol, una élite constructora y financiera, apoyada por una política monetaria irresponsable, decidió inundar nuestro país de deuda para la compra de terrenos donde construir y de pisos donde vivir. Mientras el precio de la vivienda subía, muy por encima de la renta disponible de los españoles, los tenedores de suelo, los constructores, y el sistema financiero apalancado, especialmente su gerencia, se forraban. Por contra la ciudadanía fue acumulando una deuda insostenible.

Ayuntamientos, comunidades autónomas, y estado central, en el mejor de los casos, miraban a otro parte, y en numerosas ocasiones, más de las deseadas, tentados por el dinero fácil y rápido, eran pasto de la corrupción y corresponsables de la mayor burbuja de nuestra historia. En el momento en que estallara, y tal como veníamos avisando algunos desde 2005, se produciría una recesión de balances privados y un empobrecimiento sin parangón en nuestra historia reciente. Sin embargo, las cosas han ido incluso peor de lo que algunos preveíamos, porque no nos imaginábamos que el poder político fuera a implementar políticas tan despreciables.

Las medidas económicas adoptadas tanto por el ejecutivo Rajoy como por el anterior, además de ser ineficientes desde un punto de vista económico, reavivan una brutal lucha de clases. De un lado, los protegidos, que no son otros que los acreedores que tomaron riesgos excesivos, la élite bancaria insolvente, y la clase empresarial que siempre ha jugado con las cartas marcadas. De otro, los perdedores, la ciudadanía en su conjunto, representada por los trabajadores, las clases medias, y, sobretodo, los más desfavorecidos.

Y ello es especialmente grave, cuando en nuestra querida España han sido fundamentalmente las élites económicas y financieras, representadas por las sociedades no financieras y las instituciones bancarias, quienes se apalancaron sin ningún control del riesgo, o bien alrededor de un colateral cuyo precio acabó colapsando, o sobre un negocio cuyos retornos son y serán muy inferiores a los que se suponían por el precio pagado. Fueron las élites quienes vivieron por encima de sus posibilidades y ahora, sin ningún rubor, quieren que les paguemos la fiesta.

España ejemplo de totalitarismo invertido

En un blog anterior introdujimos a Sheldon Wolin, profesor emérito de filosofía política de la Universidad de Princeton, que en 2003 publicó una de sus obras más relevantes, “Inverted Totalitarianism. El totalitarismo invertido es el momento político en el que el poder corporativo se despoja finalmente de su identificación como fenómeno puramente económico y se transforma en una coparticipación globalizadora con el Estado. Mientras que las corporaciones se vuelven más políticas, el Estado se orienta cada vez más hacia el mercado.

La antidemocracia, y el dominio de la élite son elementos básicos del totalitarismo invertido. Políticamente, significa alentar la "desmovilización cívica", condicionando al electorado a entusiasmarse por períodos breves, controlando su lapso de atención y promoviendo luego la distracción o la apatía. El ritmo intenso de trabajo y los horarios de trabajo prolongados combinados con la inseguridad laboral son la fórmula para la desmovilización política.

Según Wolin en el totalitarismo invertido, "los elementos clave son un cuerpo legislativo débil, un sistema legal que sea obediente y represivo, un sistema de partidos en el que un partido, esté en el gobierno o en la oposición, se empeña en reconstituir el sistema existente con el objetivo de favorecer de manera permanente a la clase dominante, los más ricos, los intereses corporativos, mientras que dejan a los ciudadanos más pobres con una sensación de impotencia y desesperación política y, al mismo tiempo, mantienen a las clases medias colgando entre el temor al desempleo y las expectativas de una fantástica recompensa una vez que la nueva economía se recupere”.

Pero hay mucho más, “ese esquema es fomentado por unos medios de comunicación cada vez más concentrados y aduladores, por la integración de las universidades con sus benefactores corporativos; por una máquina de propaganda institucionalizada a través de grupos de reflexión y fundaciones conservadoras generosamente financiadas, por la cooperación cada vez más estrecha entre la policía y los organismos nacionales encargados de hacer cumplir la ley, dirigido a la identificación disidentes internos, extranjeros sospechosos…”

Desde un punto de vista económico, el totalitarismo invertido explota a los pobres, reduciendo o debilitando los programas de salud y los servicios sociales, reglamentando la educación masiva para una fuerza de trabajo insegura, amenazada por la importación de trabajadores de bajos salarios. Hobbes acaba venciendo a Rousseau: cuando los ciudadanos se sienten inseguros y al mismo tiempo impulsados por aspiraciones competitivas, anhelan estabilidad política más que compromiso cívico; protección más que participación política.

España es pasto de todas y cada una de las afirmaciones de Sheldon Wolin. Si queremos realmente salir de la situación en la que estamos inmersos, se necesitan políticas y acciones encaminadas a cambiar la actual inercia. El ingrediente más importante para una recuperación económica sostenida es la reforma de los abusos que permitieron una burbuja espectacular, una mala asignación del capital productivo y los efectos negativos de los monopolios y los fraudes financieros en la economía real. Por lo tanto, una auténtica política reformista exige hacer frente a los monopolios empresariales y financieros. Y de eso nada de nada. Porque para ello hay que cambiar tantas cosas sobre los partidos políticos, la forma en que se relacionan con los ciudadanos, sus vinculaciones con los grupos de poder, en definitiva se necesita toda una regeneración democrática. Y obviamente las élites políticas y económicas, de momento, se niegan.

(*) Economista, profesor del IESE y estratega jefe de varias entidades financieras