sábado, 4 de mayo de 2013

El mundo en 2030 / Ignacio Ramonet

Cada cuatro años, con el inicio del nuevo mandato presidencial en Estados Unidos, el National Intelligence Council (NIC), la oficina de análisis y de anticipación geopolítica y económica de la Central Intelligence Agency (CIA), publica un informe que se convierte automáticamente en una referencia para todas las cancillerías del mundo. Aunque obviamente se trata de una visión muy parcial (la de Washington), elaborada por una agencia, la CIA, cuya principal misión es defender los intereses de Estados Unidos, el informe estratégico del NIC presenta una indiscutible utilidad porque resulta de una puesta en común –revisada por todas las agencias de inteligencia de EE.UU.– de estudios elaborados por expertos independientes de varias universidades y de muchos otros países (Europa, China, la India, África, América Latina, mundo árabe-musulmán, etc.).

El documento confidencial que el presidente Barack Obama encontró sobre la mesa de su despacho en la Casa Blanca el pasado 21 de enero al tomar posesión de su segundo mandato, se acaba de publicar con el título: Global Trends 2030. Alternative Worlds (Tendencias mundiales 2030: nuevos mundos posibles) (1). ¿Qué nos dice?

La principal constatación es: el declive de Occidente. Por vez primera desde el siglo XV, los países occidentales están perdiendo poderío frente a la subida de las nuevas potencias emergentes (2). Empieza la fase final de un ciclo de cinco siglos de dominación occidental del mundo. Aunque Estados Unidos seguirá siendo una de las principales potencias planetarias, perderá su hegemonía económica en favor de China. Y ya no ejercerá su “hegemonía militar solitaria” como lo hizo desde el fin de la Guerra Fría (1989). Vamos hacia un mundo multipolar en el que nuevos actores (China, la India, Brasil, Rusia, Sudáfrica) tienen vocación de constituir sólidos polos continentales y de disputarle la supremacía internacional a Washington y a sus aliados históricos (Japón, Alemania, Reino Unido, Francia).

Para tener una idea de la importancia y de la rapidez del desclasamiento occidental que se avecina, baste con señalar estas cifras: la parte de los países occidentales en la economía mundial va a pasar del 56% hoy, a un 25% en 2030... O sea que, en menos de veinte años, Occidente perderá más de la mitad de su preponderancia económica... Una de las principales consecuencias de esto es que EE.UU. y sus aliados ya no tendrán probablemente los medios financieros para asumir el rol de gendarmes del mundo... De tal modo que este cambio estructural (añadido a la profunda crisis económico-financiera actual) podría lograr lo que ni la Unión Soviética ni Al Qaeda consiguieron: debilitar durante mucho tiempo a Occidente.

Según este informe, en Europa la crisis durará al menos un decenio, es decir hasta 2023... Y, siempre según este documento de la CIA, no es seguro que la Unión Europea logre mantener su cohesión. Entretanto, se confirma la emergencia de China como segunda economía mundial y con vocación de convertirse en la primera. Al mismo tiempo, los demás países del grupo llamado BRICS (Brasil, Rusia, la India y Sudáfrica) se instalan en segunda línea compitiendo directamente con los antiguos imperios dominantes del grupo JAFRU (Japón, Alemania, Francia, Reino Unido).

En tercera línea aparecen ahora una serie de potencias intermediarias, con demografías en alza y fuertes tasas de crecimiento económico, llamadas a convertirse también en polos hegemónicos regionales y con tendencia a transformarse en grupo de influencia mundial, el CINETV (Colombia, Indonesia, Nigeria, Etiopía, Turquía, Vietnam).

Pero de aquí a 2030, en el Nuevo Sistema Internacional, algunas de las mayores colectividades del mundo ya no serán países sino comunidades congregadas y vinculadas entre sí por Internet y las redes sociales. Por ejemplo, ‘Facebooklandia’: más de mil millones de usuarios... O ‘Twitterlandia’, más de 800 millones... Cuya influencia, en el “juego de tronos” de la geopolítica mundial, podrá revelarse decisivo. Las estructuras de poder se difuminarán gracias al acceso universal a la Red y el uso de nuevas herramientas digitales.

A este respecto, el informe de la CIA anuncia la aparición de tensiones entre los ciudadanos y algunos gobiernos en unas dinámicas que varios sociólogos califican de ‘post-políticas’ o ‘post-democráticas’... Por un lado, la generalización del acceso a la Red y la universalización del uso de las nuevas tecnologías permitirán a la ciudadanía alcanzar altas cuotas de libertad y desafiar a sus representantes políticos (como durante las primaveras árabes o la crisis de los “indignados”). Pero, a la vez, según los autores del informe, estas mismas herramientas electrónicas proporcionarán a los gobiernos “una capacidad sin precedentes para vigilar a sus ciudadanos” (3).

“La tecnología –añaden los analistas de Global Trends 2030– continuará siendo el gran nivelador, y los futuros magnates de Internet, como podría ser el caso de los de Google y Facebook, poseen montañas enteras de bases de datos, y manejan en tiempo real mucha más información que cualquier Gobierno”. Por eso, la CIA recomienda a la Administración de EE.UU. que haga frente a esa amenaza eventual de las grandes corporaciones de Internet activando el Special Collection Service (4), un servicio de inteligencia ultrasecreto –administrado conjuntamente por la NSA (National Security Service) y el SCE (Service Cryptologic Elements) de las Fuerzas Armadas– especializado en la captación clandestina de informaciones de origen electromagnético. El peligro de que un grupo de empresas privadas controle toda esa masa de datos reside, principalmente, en que podría condicionar el comportamiento a gran escala de la población mundial e incluso de las entidades gubernamentales. También se teme que el terrorismo yihadista sea reemplazado por un ciberterrorismo aún más sobrecogedor.

La CIA toma tan en serio este nuevo tipo de amenazas que, finalmente, el declive de Estados Unidos no habrá sido provocado por una causa exterior sino por una crisis interior: la quiebra económica acaecida a partir de 2008. El informe insiste en que la geopolítica de hoy debe interesarse por nuevos fenómenos que no poseen forzosamente un carácter militar. Pues, aunque las amenazas militares no han desaparecido (véase les intimidaciones armadas contra Siria o la reciente actitud de Corea del Norte y su anuncio de un uso posible del arma nuclear), los peligros principales que corren hoy nuestras sociedades son de orden no-militar: cambio climático, conflictos económicos, crimen organizado, guerras electrónicas, agotamiento de los recursos naturales...

Sobre este último aspecto, el informe indica que uno de los recursos que más aceleradamente se está agotando es el agua dulce. En 2030, el 60% de la población mundial tendrá problemas de abastecimiento de agua, dando lugar a la aparición de “conflictos hídricos”... En cuanto al fin de los hidrocarburos en cambio, la CIA se muestra mucho más optimista que los ecologistas. Gracias a las nuevas técnicas de fracturación hidráulica, la explotación del petróleo y del gas de esquisto está alcanzando niveles excepcionales. Ya Estados Unidos es autosuficiente en gas, y en 2030 lo será en petróleo, lo cual abarata sus costos de producción manufacturera y exhorta a la relocalización de sus industrias. Pero si EE.UU. –principal importador actual de hidrocarburos– deja de importar petróleo, es de prever que los precios se derrumbarán. ¿Cuáles serán entonces las consecuencias para los actuales países exportadores?

En el mundo hacia el que vamos, el 60% de las personas vivirá, por primera vez en la historia de la humanidad,  en las ciudades. Y, como consecuencia de la reducción acelerada de la pobreza, las clases medias serán dominantes y se triplicarán, pasando de los 1.000 a los 3.000 millones de personas. Esto, que en sí es una revolución colosal, acarreará como secuela, entre otros efectos, un cambio general en los hábitos culinarios y, en particular, un aumento del consumo de carne a escala planetaria. Lo cual agravará la crisis medioambiental. Porque se multiplicará la cría de ganado, de cerdos y de aves ; y eso supone un derroche de agua (para producir piensos), de pastos, de fertilizantes y de energía. Con derivaciones negativas en términos de efectos  invernadero y calentamento global...

El informe de la CIA anuncia también que, en 2030, los habitantes del planeta seremos 8.400 millones pero el aumento demográfico cesará en todos los continentes menos en África, con el consiguiente envejecimiento general de la población mundial. En cambio, el vínculo entre el ser humano y las tecnologías protésicas acelerará la puesta a punto de nuevas generaciones de robots y la aparición de “superhombres” capaces de proezas físicas e intelectuales inéditas.


El futuro es pocas veces predecible. No por ello hay que dejar de imaginarlo en términos de prospectiva. Preparándonos para actuar ante diversas circunstancias posibles, de las cuales una sola se producirá. Aunque ya advertimos que la CIA tiene su propio punto de vista subjetivo sobre la marcha del mundo, condicionado por el prisma de la defensa de los intereses estadounidenses, su informe tetranual no deja de constituir una herramienta extremadamente útil. Su lectura nos ayuda a tomar conciencia de las rápidas evoluciones en curso y a reflexionar sobre la posibilidad de cada uno de nosotros a intervenir y a fijar el rumbo. Para construir un futuro más justo.

(1) http://www.dni.gov/index.php/about/organization/national-intelligence-council-global-trends. Existe edición en francés: Le Monde en 2030 vu par la CIA, Editions des Equateurs, Paris, 2013.
(2) Léase el Atlas, Nuevas potencias emergentes, editado por Le Monde diplomatique en español, Valencia, 2012.
(3) En esa misma línea de alerta, léase Julian Assange (con Jacob Appelbaum, Aandy Mûller-Maghun y Jérémie Zimmermann), Cypherpunks. La libertad y el futuro de internet, Deusto, Bilbao, 2013.
(4) http://en.wikipedia.org/wiki/Central_Security_Service ; consúltese también: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2012/04/19/el-f6-el-servicio-de-espionaje-supersecreto-a-escala-mundial-96404/

OMC: Reuters trata de descalificar a Azevedo / Umberto Mazzei *

La prensa sabemos que está concentrada y sirve los magnates globales en escala global. Quieren y creen que pueden hacer y deshacer  reputaciones, manipulando información y calumniando con medias verdades. Reuters, ya sabemos interviene con esa intención en los asuntos de la OMC, porque Pascal Lamy, Directos General de la OMC, figura en la junta directiva de su casa matríz, la Thomson Reuters Corporation  (06/12/2009, thomsonreuters).
 
Esta última vez es un despacho de Reuters fechado en Brasilia, del 01/05/2013. Allí se intenta  disminuir al brasileño Acevedo, el candidato que ha llegado con mayor apoyo a la final de la elección para asumir por la Secretaría General de la OMC. Reuters tiene razón cuando dice que aunque ambos candidatos provienen de Latinoamérica, representan posturas diferentes sobre el libre comercio.
 
Roberto de Azevedo es un hábil negociador de consensos, como reconoce Reuters, que es la base del procedimiento multilateral de la OMC y de los demás organismos internacionales. El mexicano Herminio Blanco su rival, que llegó ayudado por una irregularidad cometida por países europeos durante la selección de candidatos, representa el bilateralismo, que es lo contrario del multilateralismo.
 
Reuters alega que “Estados Unidos, Japón, China, Corea del Sur y otros países han reclamado por la decisión de Brasil de subir los aranceles”. Reuters manipula la verdad. China, que es el principal cliente comercial de Brasil no protestó. De acuerdo con las normas de la OMC, Brasil tiene el derecho de subir aranceles hasta el límite consolidado en los acuerdos. Por eso la cosa sobre sus aranceles aplicados no pasó de palabrerío diplomático. Pero, además, venir a recordar la política comercial de Brasil y bajo una enfoque arbitrario, es completamente irrelevante.
 
En la OMC cada país continúa con su política comercial dentro de los límites concedidos en acuerdos multilaterales. El papel del Director General de la OMC es escuchar para buscar convergencias y administrar el foro con respeto de las diferentes políticas económicas y comerciales nacionales. El papel de Azevedo en la Dirección General va a ser ese y para eso tiene el prestigio y la capacidad técnica y la experiencia.
 
Reuters en su despacho sesgado, quiere asumir que la apertura comercial es una virtud indiscutible y generalmente practicada; algo falso completamente. En realidad ninguno de los países desarrollados la practica en su comercio exterior. La prueba más flagrante es en la agricultura, donde el proteccionismo y los subsidios de Estados Unidos y la Unión Europea distorsionan el comercio. ¿Es que Estados Unidos o la Unión Europea permiten, por ejemplo, la importación de azúcar? Es un producto en que los países del trópico tienen una ventaja absoluta y un insumo que no es perecedero. ¿O qué hay del 600% del arancel en Japón al arroz? En la OMC se admite el derecho a preocuparse primero por el bienestar de sus ciudadanos.
 
Esto último es lo que ignora el Sr. Blanco, cuya experiencia es grande en firmar acuerdos de apertura y sumisión ya preparados por la contraparte. Esa apertura, encarnada en el NAFTA, desarraigó a tres millones de campesino mexicanos que no podían competir con los subsidios agrícolas de EE UU. El Sr. Blanco renunció en NAFTA al derecho, que reconoce la OMC, de imponer medidas compensatorias contra esos productos subsidiados. El Sr. Blanco aceptó en NAFTA cláusulas en Propiedad Intelectual que prolongan las patentes farmacéuticas más allá del límite acordado en la OMC, con grave perjuicio de la salud pública de su país. La nueva guerra civil mexicana, con 40 mil muertos al año, es parte del desastre social causado por el NAFTA de quien el Sr. Blanco está tan jactancioso. Su presencia al timón de la OMC sería la continuación de la estéril política del Sr. Lamy: tratar de imponer una política a favor de las transnacionales, que acabe con la industria local y precarice el empleo en todos los países, desarrollados y en desarrollo, que es el fondo de la doctrina neo-liberal.
 
Roberto de Azevedo encarna en cambio la visión de una política de negociación multilateral, como corresponde a la OMC, que con neutralidad ideológica debe avanzar hacía un futuro basado en un desarrollo económico armónico y equilibrado.
 
Conclusión
 
Las manipulaciones de la prensa masiva pueden influenciar a los legos, pero en la OMC la designación la hacen los países. Hoy quedan pocos que no tengan expertos en las políticas, objetivos y reglas de la OMC y saben lo que desean en ese foro de negociación.  Sólo la opacidad del modo de elección puede escamotear la designación de Azevedo como la persona adecuada. Lo contrario es el suicidio de la OMC, como organismo multilateral.
 
(*) Umberto Mazzei es doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Florencia. Es Director del Instituto de Relaciones Económicas Internacionales en Ginebra.

La insensibilidad moral de la Iglesia católica / Vicenç Navarro*

No existe plena conciencia en España del enorme conservadurismo de las máximas autoridades eclesiásticas de la Iglesia Católica en nuestro país, resultado de su histórica alianza con las fuerzas ultraconservadoras que han dominado al Estado español en los últimos setenta y cinco años. 

Y quisiera aclarar que cuando hablo de la jerarquía española, incluyo también a la catalana y a la vasca que, aún siendo más sensibles hacia el carácter plurinacional del Estado español, continúan siendo insensibles hacia el bienestar social de las clases populares, limitando su acción a la labor asistencial de carácter caritativo, la cual, sin desmerecer su valor para sectores muy vulnerables de la población, no afecta al bienestar general de la mayoría de la población, seriamente afectada por las políticas públicas de austeridad del gasto público del Estado español (tanto el central como las CCAA). 

Los recortes de gasto público social que caracterizan a estas políticas públicas de austeridad contribuyen en gran medida al deterioro de la calidad de vida de la población. La falta de crítica de la Iglesia Católica hacia estas políticas públicas promovidas ahora por los gobiernos conservadores que están debilitando enormemente las transferencias (como las pensiones) y los servicios públicos (como sanidad, educación y servicios sociales del Estado del Bienestar) es sorprendente en una institución –como la Iglesia Católica- que se presenta como promotora de la moral individual y colectiva de una sociedad. El énfasis en la caridad, en ausencia de una preocupación por la justicia y la equidad, suena a una incoherencia próxima al escapismo y cercana al oportunismo.

Su aparente preocupación por los síntomas –la pobreza- con deliberado olvido de sus causas –la injusticia y explotación social- es una muestra de una moral oportunista, afín a las estructuras de poder responsables de la pobreza. Hoy el deterioro del bienestar de la población se está generando mediante unas intervenciones públicas que sistemáticamente apoyan a unos sectores y clases sociales a costa de otros. La evidencia de ello es abrumadora.

De ahí que, comparando el silencio ensordecedor de las autoridades eclesiásticas frente a estas políticas públicas con la protesta activa y contundente frente a las políticas que facilitan el aborto y permiten la homosexualidad, parezca lógico concluir que la jerarquía eclesiástica tiene una gran preocupación (que alcanza niveles casi de obsesión) por los derechos de los que no han nacido todavía (en su lucha, por ejemplo, contra el aborto) y en cambio muestra una desatención hacia los derechos de los que ya han nacido.

Este ultraconservadurismo se pone en evidencia claramente cuando se compara también su comportamiento con el de la Iglesia Protestante Anglicana en Gran Bretaña frente a una situación semejante a la de España . 

El Sr. Rajoy de Gran Bretaña se llama Sr. David Cameron, presidente del PP británico que se llama Partido Conservador. Como en España, el Partido Conservador ha sido históricamente muy cercano a la Iglesia Anglicana hasta el punto de que solía llamársele el Partido Conservador con Sotana. Pero esta relación se ha ido debilitando y, aunque es el partido más próximo a esta Iglesia, el hecho es que últimamente ha habido bastantes enfrentamientos sobre temas de política económica y social.

Así, el gobierno presidido por David Cameron ha estado, como también el gobierno Rajoy, debilitando el Servicio Nacional de Salud (National Health Service, NHS) a base de recortes de gasto público sanitario, que están destruyendo el servicio. 25.145 empleados han sido despedidos; se ha reducido el 6% de todas las camas hospitalarias; el tiempo de espera promedio ha alcanzado la mayor cifra conocida; la satisfacción del usuario con estos servicios ha decaído, bajando de un 70% en 2010 a un 60% en 2012; la privatización de la sanidad ha sido favorecida por estos recortes, que están afectando a la calidad de los servicios sanitarios públicos; 12 hospitales públicos han sido privatizados; y así un largo etcétera, políticas, todas ellas, que están siendo aplicadas aquí en España por el Partido Popular, el partido más próximo a la Iglesia Católica (junto con CiU, cuyo gobierno está llevando a cabo políticas también semejantes en Cataluña).

Pues bien, en Gran Bretaña las autoridades máximas de la Iglesia Anglicana han denunciado pública y extensamente estas políticas. Un ejemplo es el simposio convocado por el Arzobispo de York para analizar los valores morales que guiaban el desarrollo de estas políticas. El documento preparado por el Arzobispo John Sentamu (Health and Well-Being, and the NHS) debería ser lectura obligatoria para todas las autoridades de la jerarquía católica española, para todos los creyentes católicos y para todos los votantes del PP (y de CiU). Sería deseable que algún católico progresista lo tradujera. El documento incluye comentarios como los siguientes:

“Deberíamos favorecer aquellas políticas que alientan el sentido de hermandad de los que viven en nuestro país. (…) Estas políticas de recortes van en contra de estos valores (…) afectan a la dignidad de las personas.(…) No podemos apoyar políticas que separan, no unen, a personas, y muy en especial en momentos de gran vulnerabilidad, como en la enfermedad.(…) La compasión necesita ir asociada con el sentido de dignidad, derechos y equidad.(…) La moral nos exige construir una sociedad bajo estos principios.(…) Es nuestra obligación defender los principios de Bevan (el Ministro de Salud del gobierno laborista británico que estableció el NHS) que dan el derecho a cada ciudadano de tener acceso a los servicios sanitarios.(…) No podemos apoyar o estar callados frente a una situación como la actual, en la que este derecho está siendo afectado en la práctica por las políticas de recortes. (…) No podemos aceptar por razones morales que la atención sanitaria dependa de la capacidad de pago del paciente. (…) El NHS debería estar financiado progresivamente, de manera que contribuyan con impuestos más acentuados los que más tienen. (…) Debemos apoyar a un sistema público en el que tanto los pacientes como los que trabajan en él sean respetados y queridos por el sistema. Un hospital no puede ser un supermercado. (…) Necesitamos expresar nuestro profundo desacuerdo con aquellos políticos que no respetan la justicia social que guía la financiación y provisión de servicios del NHS, de manera que los recursos se financien según el nivel de renta e ingresos de la ciudadanía, y que se distribuyan según la necesidad de los pacientes. Necesitamos hablar claro a favor de la equidad”.

Nada semejante a este documento ha sido firmado por ningún obispo español, en respuesta a la crisis actual. Aquí toda crítica de la Iglesia al gobierno ha sido sobre temas relacionados con el sexo (aborto, homosexualidad) y sobre los ingresos a la Iglesia por parte del Estado, y nada, repito, nada, sobre justicia social. Y es ahí donde sería deseable que hubiera un movimiento en las bases de la Iglesia Católica española (incluyendo la catalana y la vasca) para exigir un cambio en sus dirigentes. Es de una enorme importancia para que la situación actual pueda cambiar. Así pasó en Gran Bretaña y así podría (y debería) ocurrir en nuestro país.

(*) Sociólogo y politólogo. Experto en economía política y políticas públicas, ha sido catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Barcelona, actualmente es Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Pompeu Fabra, profesor en la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, USA

La crisis financiera, la economía real, soluciones y dificultades / Ángel Tomás*

Cuando a finales del 2007 surgió la "gran crisis económica y financiera" con influencia mundial, que aún se mantiene, se infravaloró y no se consideró su larga duración, de carácter internacional y su profundo efecto sobre el sistema financiero, la economía real y el endeudamiento generalizado. 

Se inició con la quiebra de Lehman Brothers, y no se tomó conciencia de su extrema gravedad y su repercusión a todos los niveles, incluso por el presidente de la Reserva Federal, Bernanke, a pesar de su alto nivel de preparación y su profundo conocimiento de La Gran Depresión de los años treinta en EEUU, a la que, sin duda, la actual la iguala en gravedad. 

Se perdió más de un año en dudas, perplejidad, análisis, diagnóstico y toma de decisiones urgentes, y pasados ya más de seis años se siguen cometiendo errores en la adopción de soluciones y ejecución de medidas imprescindibles. Lo que sí ha quedado claro es la influencia e incapacidad política a todos los niveles y en casi todos los Estados.

Merecen la pena algunas reflexiones sobre el origen, repercusión y errores cometidos, junto a las indecisiones y las medidas pendientes de implantar por falta de visión o intereses partidistas perturbadores. Analicemos someramente, por falta de espacio, la crisis financiera, la crisis económica, las soluciones y las dificultades de su aplicación.

La crisis económica hemos de calificarla de gran complejidad, si seguimos la teoría de la inestabilidad financiera de Minsky, ante el predominio de los mercados financieros y la banca de inversiones sobre la de intermediación tradicional; error incuestionable con ausencia de control de los bancos centrales, casi secuestrados por los poderes políticos, permitiéndose a las actividades financieras una libertad de alto perjuicio al desarrollo de la economía real productiva y de servicios.

Como en crisis anteriores, el crecimiento desmesurado del crédito hipotecario, cuyos activos se consideraron productos comercializables y rentables en cadena, carentes de riesgo, se potenciaron con el visto bueno de las agencias de calificación y de los organismos de control nacionales y supranacionales. Se creyó que el crecimiento acelerado era el único camino imparable, confiando en que el boom inmobiliario y el también crecimiento de los productos financieros novedosos y rentables marcaban el rumbo perfecto, y que el autogobierno y libertad de gestión de las actividades financieras era lo adecuado; pero ellos han sido la verdadera causa de la crisis profunda.

En España la crisis inmobiliaria puso de relieve la gigantesca inversión prisionera del ladrillo dejando a las entidades financieras sin liquidez y con un endeudamiento generalizado inasumible. La intervención financiera pública se vio obligada a actuar, perdiéndose también, en gran medida, la confianza interior y del exterior. Se repetía lo ocurrido en casi todas las crisis del pasado siglo XX: "la inversión financiera especulativa de auténtica ingeniería, con abandono progresivo de la banca de intermediación tradicional". Error imperdonable.

Se olvidó el pasado y no se quiso ver la necesidad de controlar el riesgo que ha conducido a una morosidad, incluida la de la propia recaudación fiscal, no conocida en las últimas décadas. La autorregulación en las instituciones financieras debe desaparecer de la práctica de una bien planificada política económica, recobrando los bancos centrales la imprescindible independencia y la facultad de control, que siempre han ejercido con admirable profesionalidad.

Los excesos han obligado a tomar medidas de contención del gasto y de recortes, que por dolorosas son de difícil aplicación; y antagónicas, por otro lado, con determinadas filosofías de los partidos políticos, que relegan a segundo término la planificación y aplicación de una economía política sabia y prudente.

Se consolidó la recesión, que sin nuevas fuentes de riqueza donde dirigir la inversión empresarial rentable como motor del crecimiento y del empleo, sin la optimización de la productividad, sin innovación, sin creatividad, y sin disminución del gasto público a niveles compatibles con el PIB nacional, no será posible detener. De nada habrá servido aportar efectivo al sistema bancario; éste volverá al déficit de tesorería y al deterioro de sus balances y no será motor de crecimiento que pueda sacarnos de la crisis, como tampoco será posible si no se resuelve la fragmentación de los mercados de crédito de la Unión Europea; de ésto último tiene la palabra Bruselas, muy lejos todavía de acometerla por abrigar Alemania serios recelos.

A nuestro juicio, el tratamiento fiscal y las continuas subidas de impuestos, están siendo lesivas, incoherentes y perjudiciales al crecimiento y al empleo. Que puedan ser necesarias, cierto. Pero aisladamente, sin un plan de reactivación creciente y sostenible, las consecuencias probadas son: más desaparición de empresas, aumento del desempleo, más fraude, en algunos casos injustificado y perseguible, y en una mayoría, inasumible por su deteriorada posición económico-financiera. Una subida interminable de impuestos en una coyuntura en recesión puede ser insoportable y asegura la disminución de la recaudación tributaria y el aumento de la morosidad fiscal, hechos probados con los datos actuales publicados.

Desde determinados estamentos se argumenta que España cuenta con una presión fiscal por debajo de la media de sus socios europeos. Nada más lejos de la realidad. En IRPF ocupamos en porcentaje la cuarta posición; sólo nos superan Suecia, Dinamarca y Bélgica. En el impuesto de sociedades el sexto lugar, también por encima de la media, y en IVA superamos a Alemania, los Países Bajos y el Reino Unido. 

Si relacionamos la recaudación con el PIB nacional obtendríamos unos datos que demostrarían la falacia de la baja presión fiscal, sin olvidar que el aumento de los impuestos lleva aparejada la disminución de la demanda. Otro dato importante a tener en cuenta es el IRPF: Europa cuenta con los tipos marginales más altos del mundo; España se encuentra en cabeza con un 52%.

¿Qué hace un buen líder empresarial para alcanzar el éxito? ¿Qué debe hacer un
Estado para que su gestión económica sea eficaz y logre el crecimiento? Cumplir
integralmente con los tradicionales cinco puntos siguientes:

1.- ESTABLECER OBJETIVOS, innovadores y creativos, que atraigan el consumo.
2.- DISEÑAR ESTRATEGIAS, idóneas y viables.
3.- DETERMINAR EL CALENDARIO DE ACTUACIONES.
4.- GESTIONAR CON EFICACIA
5.- CONTROLAR SU CUMPLIMIENTO en tiempo real.
Hemos perdido seis años desde el estallido de la crisis, incrementándose el endeudamiento público a todos los niveles. Aunque se han realizado recortes, son
insuficientes y no se han abordado las reformas de las Administraciones Públicas,
sobredimensionadas y con duplicidades injustificadas. Al tiempo, no se han estudiado en profundidad medidas estructurales que impulsen el crecimiento del tejido empresarial y estimulen el emprendimiento razonado y viable de los emprendedores.

La estructura de la Unión Europea es débil e incompleta, y se tardará en llegar a una autentica unión política y financiera capaz de hacer frente al crecimiento ya iniciado de otras grandes potencias y economías emergentes. El Viejo Continente debe abandonar su lentitud y aprovechar sus ventajas para iniciar el crecimiento con alianzas intercontinentales necesarias, o no saldremos en varios años del estancamiento y de la inseguridad que nos oprime.

(*) Economista y empresario