domingo, 5 de mayo de 2013

Las cinco claves del hundimiento / Enric Hernández

 La Monarquía, los partidos, los gobiernos de todo signo, los parlamentos, la judicatura... La valoración de las instituciones del Estado, antaño pilares de la democracia, se hunde irremisiblemente en el pozo del descrédito. Ninguna se acerca siquiera al aprobado en el último barómetro del CIS, que consigna pavorosos retrocesos en la apreciación ciudadana de todas ellas. 

El bipartidismo se tambalea (PP y PSOE perderían 3,3 millones de votos respecto de las últimas elecciones) y, lógicamente, sus líderes no corren mejor suerte. Sus notas caen a plomo: un 2,44 para el presidente Mariano Rajoy, un 3 para el opositor Alfredo Pérez Rubalcaba.

Para los nostálgicos que aún confían en que todo sea un mero paréntesis fruto de la crisis, he aquí cinco claves para entender el irreversible hundimiento de nuestro sistema político tal como lo hemos conocido.

1.- La esclerosis partidista.
Los partidos han perdido el viejo monopolio de la representación política en favor de los movimientos sociales a causa de su endogamia: la complacencia con la corrupción y la preeminencia de la cooptación sobre la meritocracia los ha incapacitado para auscultar el sentir ciudadano. 

2.- La política como casta.
La opulencia se ciñe a las grandes instituciones; por contra, los sueldos pudorosamente bajos en la Administración, amén de alentar las corruptelas y la depredación del erario, ahuyentan a los mejores profesionales de la gestión pública, convertida en coto privado de los políticos profesionales.

3.- El emperador, desnudo.
La crisis ha destapado las vergüenzas de un sistema subordinado a los poderes financieros nacionales e internacionales. Ya lo estaba en épocas de bonanza, pero la cruda visión de esa desnudez no será fácil de borrar del imaginario colectivo.

4.- Nuevos retos, viejas recetas. Recortes sociales y subidas fiscales para atajar el déficit público. Desprovista de resortes y de ideas para reactivar la economía, la política se resigna al diktat de la austeridad... y al recurso del pataleo. 

5.- Democracia imperfecta.
Solo una transparencia plena y la apertura a la participación ciudadana la salvarán de los captores que la secuestraron y de los salvapatrias que pretenden reemplazarlos. 

'The New York Times' lleva a su portada un artículo sobre la corrupción en España

NUEVA YORK.- El diario 'The New York Times' lleva hoy a su portada en un extenso artículo la situación de corrupción en España, en el que afirma que los jueces españoles están investigando actualmente a "cerca de 1.000 políticos, que van desde los alcaldes de pueblos pequeños a exministros del Gobierno".

   La información toma como referencia el caso de la exalcaldesa de La Muela (Zaragoza), María Victoria Pinilla, para repasar otros como el caso Urdangarin, la gestión del expresidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, e incluso nombra al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, del que dice que ha tenido que enfrentarse a una lista "en la que se registraba que miembros de su partido recibían dinero por debajo de la mesa".
   Aunque 'The New York Times' asegura que España "no es en absoluto el más corrupto de Europa", también apunta que "mucho más está por venir". Para el diario, la corrupción en España "es el resultado de una estructura política que pone un enorme poder en manos de las autoridades locales, en donde muchos de ellos pueden otorgar contratos o terrenos con poca o ninguna consulta".
   "Durante un almuerzo pueden decidir que vas a hacer con 100 millones de euros", explica al periódico Manuel Villoria, profesor del ciencias políticas de la Universidad Juan Carlos I, y añade que, ante esto, los dirigentes "podían pedir lo que querían".
 "A menudo no es para ellos, puede ser un apartamento para una hija o para los hijos de una hermana", apunta Villoria.
   Además, 'The New York Times' ha destacado los vínculos de las autoridades regionales y municipales con las cajas de ahorro que, en su opinión, "han creado las condiciones ideales para la corrupción en los años del 'boom' de la construcción".
   Al respecto, Villoria ha explicado que, "pronto, otros sectores comenzarán a ocupar el lugar" de la construcción. Así, ha indicado que "el sistema sanitario, que está siendo sometido a la privatización, fácilmente podría tomar este lugar en el futuro, a menos que se realicen cambios".
   El diario estadounidense señala que en España "ya se habla de reformar la financiación de los partidos y las leyes de transparencia, así como el aumento de penas para la corrupción y el fortalecimiento de la independencia de los auditores". Pero, según subraya el periódico, "muchos expertos creen que aún queda mucho por hacer para reforzar el sistema judicial insuficientemente financiado, que permite que muchos casos de corrupción queden sin resolver durante años".
   No es la primera vez que 'The New York Times' dedica alguno de sus reportajes a España. En septiembre de 2012 publicaba una serie de fotografía que, según explicaba, retrataban "la austeridad y el hambre" en el país. Además, el pasado mes de marzo, el diario estadounidense criticaba en un artículo el "lujo" de la Semana Santa.
   Para el diario, la corrupción "fue aceptada en el sur de Europa como un hecho normal, como una forma de distribuir el botín entre unas pocas personas, en muchos casos, los fiscales". A su juicio, ha sido la llegada de la crisis la que, al "estancar proyectos", acabó "por levantar el velo sobre los funcionarios corruptos, los sobornos, los pagos por favores y otros acuerdos que pocos imaginaban".
   "En un momento en que España, Italia, Grecia y Portugal están imponiendo planes de austeridad de reducción del déficit a unos ciudadanos en apuros, estas revelaciones de corrupción política generalizada están avivando un amargo resentimiento, está desestabilizando gobiernos y minando la credibilidad de la clase política en su conjunto", apunta el texto.
   En este sentido, el director general adjunto de Transparencia Internacional, Miklos Marschall, ha declarado al diario estadounidense que "la clase política no tiene sentido en el sur de Europa". 
Según ha señalado, "las instituciones públicas tienen que ser reconstruidas, paso a paso, para que el Gobierno pueda ser un actor creíble". 
"Este es el principal desafío", ha indicado.