viernes, 22 de abril de 2011

La London School de Tontos Útiles / Geoffrey Levy *

El problema de Fred Halliday era que bebía demasiado. Repetidas veces avisó a sus colegas de la London School of Economics, en donde era profesor de relaciones internacionales, de que aceptar dinero de Libia acabaría por tener consecuencias.

Fred hablaba diez idiomas, entre ellos varios de Oriente Medio. Se daba cuenta de que la universidad en la que había impartido clases durante quince años andaba en tratos con el diablo, poniendo en riesgo su preciada reputación internacional. Él no quería siquiera que Saif Gadafi estudiara allí.

No le hicieron caso. No sólo porque bebiera sino porque estaban ávidos de recibir dinero de Libia, una donación de un ingente millón y medio de libras esterlinas que Saif, que hoy tiene 38 años, destinó a la LSE un año después de que le otorgaran su doctorado. 
 
 Fred murió de cáncer hace un año, de modo que no llegó a ver cumplirse escandalosamente sus predicciones; el apuro y la cara de bochorno de su antigua universidad mientras la gente que ha estado haciéndole la pelota al coronel Gadafi y su hijo Saif se esfuerza por cortar sus lazos con un dictador asesino que se hunde. 
 

Y qué curioso, aunque no sea verdaderamente una sorpresa, que tantos caminos parezcan llevar de vuelta a la LSE y, por supuesto, a Tony Blair, cuya esposa, no lo olvidemos, estudió en esta institución de prestigio mundial. 
 Tenemos a la baronesa Symons, que fue secretaria del Foreign Office [Ministerio de Exteriores británico] (y cuyo marido Philip Bassett fue asesor especial de Blair en Downing Street), que esta semana abandonó la Junta Nacional de Desarrollo Económico de Libia, y eso sólo 24 horas después de que apareciera defendiendo la 'sólida ideología' de Gadafi.
 
 Lo interesante es que Lady Symons estáen el gabinete de asesores del centro de Ideas de la LSE, que apela a utilizar 'recursos intelectuales' para estudiar los asuntos internacionales.

Igual que Jonathan Powell, que fue jefe de gabinete del Blair primer ministro. 
 
 El presidente del gabinete de asesores es Sir David Manning, antiguo diplomático de carrera y embajador en Washington, que estaba con Blair cuando el presidente Bush le comunicó al primer ministro que tenía la intención de invadir Irak. 

Entre las empresas para las que hoy trabaja Sir David se cuentan British Gas y el fabricante de armas Lockheed Martin.
 
 Pero el cuarto de este importante gabinete de la LSE es Sir Mark Allen, figura principal de la saga libia y la liberación del 'agonizante' que puso la bomba de Lockerbie, Abdelbaset Ali al-Megrahi. Actualmente se ocupa de sus negocios en Oriente Medio.

Mientras Sir Mark dirigía el departamento de Oriente Medio del MI6 fue cuando aconsejó a Blair que a Gadafi se le podía sacar de su frío ostracismo. Y allá que se fue Blair el Mesiánico en misión 'histórica'.
 


Después de abandonar el Foreign Office en 2004, Sir Mark obtuvo permiso de la Oficina del Gabinete y de Blair para trabajar como asesor especial de Lord
 Browne, jefe entonces de BP, que posee enormes intereses petrolíferos en Libia. 
 
 En las semanas que llevaron a la excarcelación de de Al-Megrahi en agosto de 2009, Sir Mark telefoneó dos veces al entonces Secretario de Justicia, Jack Straw, aparentemente porque la cuestión estaba retrasando un acuerdo de prospección petrolífera de 15.000 millones de libras con Libia, posteriormente firmado por BP. 


La relación de Sir Mark con Libia no provenía tanto de su antiguo empleo como de su cercanía a Saif, el hijo de Gadafi, que tiene un doctorado, ahora famoso, sí, de la LSE. Es alto asesor del Monitor Group, una empresa de consultoría global y capital riesgo. También lo es Sir Richard Dearlove, su jefe del MI6. [agencia de inteligencia exterior del gobierno británico dependiente del MI5, su servicio de seguridad.]
 
 

El Monitor Group, con sede en Boston, es una influyente organización que asesora a gobiernos así como a corporaciones importantes en cuestiones internacionales.

Sin embargo, llevó a cabo una interesante tarea por cuenta del Gadafi estudiante. Cuando Saif llegó a la LSE en septiembre de 2002 para realizar su doctorado (El papel de la sociedad civil en la democratización de las instituciones de gobernanza global: del 'poder blando' a la toma de decisiones colectivas), tuvo necesidad de entrevistarse con gente poderosa en la que fundamentar su tesis.

Se realizaron no menos de 40 entrevistas en su nombre por parte del Monitor Group. Su tesis resultante, y el doctorado que le otorgó la LSE, se basaba en estas entrevistas, ninguna de las cuales llevó a cabo él mismo.

Por añadidura, ha surgido otra disputa respecto al supuesto plagio por parte de Gadafi junior de partes enteras del trabajo de otras personas para su tesis. Y aquí es donde entra otro amigote de Blair en este desagradable episodio, Lord Desai, el economista y experto académico que le entrevistó en relación con la tesis y que sigue insistiendo en que lo encontró todo a plena satisfacción.

Seis años antes, cuando Saif llegó a la LSE, le dio la bienvenida su entonces director, Anthony (hoy Lord) Giddens, el gurú favorito del Nuevo Laborismo de Blair. Además de inventarse la 'Tercera Vía', abogó también, en una de las Conferencias Reith, en favor del sexo por 'emparejamiento casual' sin responsabilidades sobre la base de que en una sociedad con elevadas tasas de divorcio, existe 'una implícita comprensión de que las relaciones familiares no son permanentes'.
 


En 2007, un año antes de que Saif completara su heróico doctorado, Giddens visitó a Gaddafi senior para hablarle de democracia. Luego escribió un artículo para The Guardian, pronosticando confiadamente que Gadafi encabezaría la marcha
hacia una democracia política.

'Para lo que suelen ser los estados de partido único, Libia no resulta particularmente represiva. Gadafi parece auténticamente popular', fue lo que escribió. Esto pese al hecho de saberse que los secuaces de Gadafi han dado muerte a millares de personas. 
 
 Saif todavía no había comenzado a tontear en aquella época con Peter Mandelson o Nat Rothschild en el yate del oligarca multimillonario ruso Oleg Deripaska's, todo eso estaba por llegar. Pero era evidente para cualquiera que el hijo del dictador que nadaba en petróleo era su heredero natural.

Algunos consideran al profesor David Held de la LSE como uno de los mayores insensatos, si se quiere, de esta desagradable saga. Durante cuatro años, mientras Saif completaba su tesis, el especialista en política internacional actuó como director suyo. También se le puso en el gabinete de asesores del programa de investigación de África del Norte de la LSE, una organización benéfica establecida y financiada por Saif Gadafi. 

El profesor Held le presentó al auditorio cuando el hijo del dictador - asombrosamente, podríamos pensar - pronunció la conferencia Ralph Miliband Memorial, un evento anual dedicado al padre comunista de Ed Miliband, que impartió clases en la LSE y sigue siendo una de sus figuras más veneradas. 
 
 'He llegado a conocer a Saif como alguien que toma la democracia, la sociedad civil y los hondos valores liberales como núcleo de su inspiración', tronó el profesor Held. 'Estoy ansioso por ver cómo los aplicará'. Humm...
 


Este 'sabio' profesor ha reconocido desde entonces que parece haberse equivocado en el caso de Saif. En la LSE, no parece haber apenas nadie - aparte de Fred Halliday - que no se equivocara. 
 
 Justo la otra semana, el profesor Held y sus colegas de la LSE, la doctora Alia Brahimi y el doctor Kristian Coates Ulrichsen publicaron un artículo conjunto sobre las revoluciones de Egipto y Túnez, que erraba por completo en lo referente a otear una sublevación que aconteciera en Libia.

Hablaban de 'los fracasos de regímenes autocráticos corruptos y represivos', pero concluían que era menos probable que Libia sufriese una revolución. 'En Libia,' escribían, 'un tribalismo más acentuado ha involucrado a círculos más grandes de gente en la órbita del régimen y les ha dado participación en la sociedad'.
 
 La doctora Brahimi, de 30 años de edad, origen argelino-norteamericano y formada en Stowe y Oxford, se reunió con Saif en varias ocasiones y creyó haber llegado a conocerlo y comprenderlo.

Como es tal vez lógico, fue a la sofisticada doctora Brahimi a quien eligieron las autoridades de la universidad para que viajase en avión a Creta con el fin de reunirse con Saif al objeto de hacerse idea de sus 'objetivos y expectativas' sobre cómo debía gastarse la donación de millón y medio de libra esterlinas. Se reunieron también en Londres más recientemente, justo antes de Navidad.

'No tengo nada de lo que disculparme', afirmó anoche. 'Saif me dijo que se interesaba por que se produjeran pronto reformas democráticas en Libia'. Me decía: "Organicemos talleres sobre sociedad civil para Ramadán". No podía haber estado más en favor de reformas liberales'.


Admite ahora que a ella y a sus colegas les 'engañaron'.
 'Tontos útiles' es el término con el que Stalin, asesino de masas, denominaba a los intelectuales de izquierda que respaldaban la causa comunista de forma entusiasta.


Fred Halliday no habría sido uno de ellos.

(*) Columnista del tabloide londinense The Daily Mail